Vivir y morir en Los ?ngeles
El pasado julio, la ¨®pera prima de un reci¨¦n salido de la escuela de cine de la Universidad de California, John Singleton conmocionaba a la sociedad americana y reabr¨ªa id¨¦nticas pol¨¦micas que un filme anterior, Haz lo que debas, de Spike Lee, hab¨ªa provocado menos de dos a?os antes. En pocos d¨ªas, Los chicos del barrio se convirti¨® en un caso nacional, catapultado por una agresiva campa?a de lanzamiento y por sangrientos incidentes en las salas de estreno -un muerto y 35 heridos, casi todos de bala-.Que una pel¨ªcula que denuncia la violencia como la peor lacra que sufre la poblaci¨®n negra americana sea a su vez motivo de disputa interna en la propia colectividad es una paradoja m¨¢s de las que acompa?an a este fen¨®meno del actual cine americano, que es la nueva generaci¨®n de realizadores negros.
Los chicos del barrio
Boy's in the hood. Direcci¨®n y gui¨®n: John Singleton. Fotograf¨ªa: Charles Mills. M¨²sica: Stanley Clarke.Producci¨®n: Steve Nicolaides New Deal para Columbia, EE UU, 1991. Int¨¦rpretes: Larry Fishburn, Cuba Gooding, Jr., Ice Cube, Morris Chestnut, Tyra Farrell. Estreno en Madrid: Alcal¨¢ Multicines, Ideal Multicines (V. O.), Colombia Multicines, Multicines Fuenlabrada, Multicines Pozuelo, Parquesur Cines, Rialto, Vaguada M-2.
Deudores de tradiciones y escuelas diferentes, los Lee, Van Peebles, Singleton, Bill Duke y compa?¨ªa practican un cine cuya principal caracter¨ªstica es, m¨¢s all¨¢ de sus diferencias, la denuncia de una sociedad racista que, como la americana, ha fracasado completamente en la elecci¨®n del modelo regulador de las revelaciones interraciales.
En este sentido, Los chicos del barrio es una contundente denuncia de las condiciones de la vida diaria de la poblaci¨®n negra en un suburbio ni rico ni muy pobre -no estamos en Harlem, sino en Los ?ngeles, el lugar de origen de la ola revolucionaria negra de los sesenta-.
El inter¨¦s principal del filme, no hay duda, se sit¨²a antes en lo sociol¨®gico que en lo estrictamente cinematogr¨¢fico, aunque tampoco conviene olvidar su m¨¢s que correcto entronque con la s¨®lida tradici¨®n narrativa del cine de EE UU, la capacidad de Singleton para conducir el dramatismo de la acci¨®n hacia su culminaci¨®n, ni el buen manejo que demuestra a la hora de plasmar la violencia.
Los chicos del barrio es un filme de desgarrada violencia, no tanto porque sus im¨¢genes la muestren expl¨ªcitamente -que tambi¨¦n-, sino porque ¨¦sta se agazapa incesantemente dentro y fuera del encuadre. El persistente off sonoro de las sirenas de patrulla, los haces luminosos de los helic¨®pteros nocturnos que vigilan el barrio negro, la sensaci¨®n de presi¨®n a que est¨¢n sometidos, los personajes son otras tantas pesadas cargas que transitan por el filme.
Pero son tambi¨¦n de una descarnada agresividad las conclusiones que plantea. En las ant¨ªpodas de las teor¨ªas igualitarias de los sesenta, de los Black Panthers y los movimientos pac¨ªficos por los derechos de los negros, Singleton aboga en su filme por una educaci¨®n individualista como ¨²nica manera de salir del gueto, por la no solidaridad con la violencia como ¨²nica forma de supervivencia y superaci¨®n.
La misma opci¨®n de aislarse de lo social supone ya una contundente denuncia: la organizaci¨®n de la sociedad por parte de los blancos ha hecho extra?os entre s¨ª a las minor¨ªas ¨¦tnicas, y a los negros entre s¨ª, y ya no es posible apoyarse en los dem¨¢s, pese a las buenas palabras. Si los movimientos masivos anteriores no han acabado con la segregaci¨®n, ?no habr¨¢ llegado la hora de la lucha individual? En este s¨¢lvese quien pueda se puede resumir un filme tan impactante como meritorio, una m¨¢quina para pensar antes que un pasatiempo.
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