El meridiano de Maastricht
Maastricht, una ciudad holandesa de 120.000 habitantes, ser¨¢, los pr¨®ximos 9 y 10 de diciembre, sede de la que puede ser la cumbre m¨¢s importante de los 34 a?os de historia de la CE. Todo depende de que los jefes de Estado y de Gobierno de los Doce sean capaces de crear el meridiano que fijar¨¢ la hora de la nueva Europa. Dos tratados, el de uni¨®n pol¨ªtica y el de uni¨®n econ¨®mica y monetaria, servir¨¢n para poner a 12 pa¨ªses en punto, como embri¨®n de lo que ser¨¢ despu¨¦s una Europa ampliada a 14, 24 o 34 pa¨ªses. Existe el compromiso para dar el s¨ª al proyecto; el ¨²nico problema es el contenido.En 1957, los padres de Europa firmaron el Tratado de Roma, que dio vida a una Comunidad entonces integrada por seis pa¨ªses (Francia, Alemania, Italia y los tres Estados del Benelux). En diciembre 1985, los Doce -los dos nuevos socios asistieron a la cumbre de diciembre en Luxemburgo con voz, pero sin voto- adoptaron el Acta ¨²nica para crear un gran mercado sin barreras nacionales que ver¨¢ la luz el 1 de enero de 1993.
Entre esas dos fechas, la CE hab¨ªa pasado de ser un proyecto de paz y convivencia, superado despu¨¦s el marasmo de los a?os de la silla vac¨ªa dictado por el general Charles de Gaulle, a convertirse en una organizaci¨®n con futuro, pr¨¢cticamente el ¨²nico ejemplo positivo de integraci¨®n multinacional en todo el siglo XX. Del ¨¦xito surgi¨® la euforia. La l¨®gica de beneficios del mercado ¨²nico provoc¨® el proyecto de una sola moneda. El entusiasmo de la ca¨ªda del muro y la unificaci¨®n alemana impuls¨® a los Doce, el pasado mes de diciembre en Roma, a darse s¨®lo un a?o para concluir un proyecto de uni¨®n pol¨ªtica, que traducir¨ªa al plano de las relaciones internacionales el peso econ¨®mico de Europa. A lo que parec¨ªa hace s¨®lo dos a?os una utop¨ªa ahora solamente pueden frenarla los intereses de los pa¨ªses embarcados en el proyecto.
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