Carpetazo en Nicaragua a la ley de la propiedad
La calma pol¨ªtica lleg¨® por fin en la noche del viernes a Managua cuando el presidente de la Asamblea Nacional, Alfredo C¨¦sar, levant¨® el pleno y, con el cuerpo erguido, escuch¨® el himno nacional. Acababa as¨ª una semana de tormenta pol¨ªtica, envenenada por la violencia, gracias a que la Asamblea Nacional, y en especial su presidente, C¨¦sar, decid¨ªa dar carpetazo a la m¨¢s explosiva y pol¨¦mica ley del mandato de Violeta Chamorro: la de la propiedad.
No eran a¨²n las seis de la tarde cuando el presidente de la Asamblea Nacional anunciaba de modo oficial y sin entrar en el verdadero fondo de la cuesti¨®n el retraso en la tramitaci¨®n del proyecto de ley de la propiedad, "porque era el peor momento para resolver ese problema de Nicaragua", tan grave o m¨¢s que el de la inseguridad que sufre el pa¨ªs, con tanta gente armada y desempleada.Esa ley fue concebida para que los sandinistas devolviesen las propiedades que se quedaron con el cambio de r¨¦gimen.
Los incidentes del s¨¢bado 9 fueron los m¨¢s graves sucedidos en la nueva etapa de Nicaragua, porque llen¨® las calles de elementos armados que, izando la bandera del sandinismo, decidieron vengar indiscriminadamente, atentando contra bienes del Estado y de particulares, una acci¨®n terrorista perpetrada el d¨ªa anterior contra su mayor s¨ªmbolo p¨²blico en la capital nicarag¨¹ense: el mausoleo del comandante Carlos Fonseca, fundador del Frente.
Pero el clima de violencia se ve¨ªa venir, porque Nicaragua, en esta nueva etapa, vive at¨ªpicamente en pol¨ªtica. El Gobierno, nacido de la coalici¨®n de 14 partidos que, en las urnas, arrebat¨® el poder a los sandinistas en 1990, ha decidido desplazarse hacia el centro y ejecutar sus proyectos, sin tener que ce?irse exclusivamente al conjunto del grupo que le sostiene, por otra parte dividido en cuanto a la gesti¨®n del Ejecutivo. Ello ha empujado al Gobierno a buscar apoyos legislativos en la oposici¨®n sandinista y a toparse con nuevos enemigos. No todos, pero s¨ª dentro de casa y con sus mismos colores.
El Gobierno argumenta que Nicaragua necesita de una reconciliaci¨®n nacional que permita a todos los sectores del pa¨ªs, enconado y lleno de rencores tras 10 a?os de guerra aprender a vivir juntos. Al frente de esta bandera se encuentra Violeta Chamorro, pero el ejecutor y conductor de la pol¨ªtica del pa¨ªs es su yerno, Antonio Lacayo, ministro de la Presidencia, que ejerce funciones de primer ministro.
Pol¨ªtica de acoso
Lacayo lleg¨® al Gobierno fruto de la estrategia dise?ada por su cu?ado Alfredo C¨¦sar, uno de los art¨ªfices de la coalici¨®n Uni¨®n Nacional Opositora (UNO), que le arrebat¨® el poder al sandinismo y desbanc¨® a Daniel Ortega del liderazo del pa¨ªs. El ministro de la Presidencia, tras un a?o de estrecha colaboraci¨®n con su cu?ado, se independiz¨® y empez¨® a ejecutar una pol¨ªtica de no enfrentamiento con el sandinismo, mientras que C¨¦sar se atrincher¨® en el Parlamento y, sin dejar de sostener al Gobierno, inici¨® una etapa de acoso al Frente, a veces con iniciativas como la de la ley de la propiedad y otras record¨¢ndole al Gobierno promesas incumplidas como la eliminaci¨®n del poder sandinista en la c¨²pula del Ej¨¦rcito y la poli c¨ªa, los ¨²nicos bastiones que a¨²n conservan los hombres que en su d¨ªa hicieron la revoluci¨®n en Nicaragua.Daniel Ortega renunci¨® a ocupar su esca?o en el Parlamento (le sustituye su suplente Sergio Ram¨ªrez). Pero su sombra ha permanecido durante estos 18 meses presente en todas las decisiones de su partido. Irritado por las reclamaciones de las propiedades a los dirigentes sandinistas, entre ellas su propia residencia, y acosado por los principales jefes de fila de la UNO, que le quieren llevar ante los tribunales bajo acu saci¨®n de terrorista, Ortega se desafor¨® recientemente y desenterr¨® el viejo calificativo del somocismo para aplic¨¢rselo con ira a sus contrincantes pol¨ªticos. El acoso a Ortega le ha radicalizado, y el s¨¢bado 9, en un acto p¨²blico de desagravio al atentado contra el mausoleo de Carlos Fonseca, recuper¨® el lenguaje de las barricadas.
Sin v¨ªctimas en la calle y con el ¨²nico rescoldo del olor a chamuscado provocado por la barbarie armada, se reanudaron las sesiones parlamentarias, en un clima de crispaci¨®n y acentuada polarizaci¨®n pol¨ªtica. Por primera vez, la UNO rechazaba el veto presidencial a una ley, en este caso sin trascendencia pol¨ªtica alguna, pero introduc¨ªa con este comportamiento antigubernamental una primera advertencia al Ejecutivo acerca de qui¨¦n tiene el mando.
Esta actitud se interpretaba como un ensayo de lo que podr¨ªa venir despu¨¦s: el rechazo del veto a la ley de la propiedad, tildada de inconstitucional por el Gobierno y con imprevisible reacci¨®n sandi?ista.
Pero lleg¨® el viernes y lo tan esperado se difumin¨®, porque el Gobierno, que guarda a¨²n cierta autoridad sobre un grupo de diputados de la UNO, dividi¨® a la coalici¨®n y dej¨® al presidente de la Asamblea Nacional, principal impulsor de esta ley, en minor¨ªa.
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