Gustav Husak,ex presidente de Checoslovaquia
Gustav Husak, ex jefe del Estado y del Partido Comunista de Checoslovaquia, un comunista eslovaco que se antojaba irredimible muri¨® ayer en Praga a los 78 a?os, d¨ªas despu¨¦s de haber abrazado de nuevo la fe cat¨®lica. Un c¨¢ncer de est¨®mago que le mantuvo postrado el ¨²ltimo a?o le hab¨ªa consumido su siempre fr¨¢gil cuerpo hasta llegar a pesar poco m¨¢s de 40 kilos.Nacido en una familia trabajadora en Dubravka, un suburbio de Bratislava, Husak ingres¨® con 20 a?os en el partido comunista. Durante toda su juventud y parte de su madurez, fue un reformista e innovador. Esto le cost¨® la expulsi¨®n del partido durante el estalinismo. Husak era un aliado natural de Alexander Dubcek en las reformas de la Primavera de Praga. Por eso sorprendi¨® y caus¨® amargura entre los reformistas checoslovacos de aquella generaci¨®n que se decantara tras la invasi¨®n sovi¨¦tica por los normalizadores y despu¨¦s se dejara convertir en el mascar¨®n de proa de la ortodoxia m¨¢s inmovilista del movimiento comunista internacional.
La segunda expulsi¨®n de las filas del partido al que dedic¨® toda su vida se produjo ya en 1990, cuando el r¨¦gimen que defendi¨® hab¨ªa ca¨ªdo ya hecho a?icos y sus antiguos camaradas buscaban afanosamente cabezas de turco para recobrar cierta respetabilidad. Para entonces, ciego y utilizado durante a?os como mero t¨ªtere institucionalizante por el aparato de Milos Jalces y Vasil Bilak, hab¨ªa dejado de tener influencia alguna en aquel aparato demolido por la revoluc¨ª¨®n de terciopelo en noviembre de 1989. Con Husak muere otra de esas figuras tr¨¢gicas de la historia centroeuropea do este siglo en las que concurren los papeles de v¨ªctima y verdugo y en las que tan difusos quedan los l¨ªmites entre coraje y oportunismo, cobard¨ªa, debilidad y convicci¨®n ideol¨®gica.
El arzobispo de Praga, Sokol, asegura que confes¨® y dio la extremaunci¨®n a Husak hace d¨ªas. Quer¨ªa ¨¦ste hacer caso a su hermana, que con toda la devoci¨®n mariana eslovaca llevaba cinco d¨¦cadas pidiendo por la conversi¨®n del ateo militante. Los hijos de Husak niegan este extremo. Al igual que los motivos de su sumisi¨®n a Breznev en 1968, su ¨²ltimo deseo parece condenado a la controversia.
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