"Prefiero un buen acuerdo entre 11 en Maastricht"
La lista de quejas es larga y no se limita s¨®lo al objetivo federal de la Comunidad Europea (CE), al poder de codecisi¨®n legislativa para el Parlamento Europeo o a la falta de una estructura ¨²nica en el tratado. Corno condiciones para el s¨ª, la Euroc¨¢mara incluye la cohesi¨®n econ¨®mica y social y una puerta abierta para que la pol¨ªtica exterior y de defensa no escape en el futuro al control parlamentario. Ante los constantes cambios en el mundo y el fin de la bipolaridad establecida por las superpotencias, Bar¨®n resalta que frente a la desaparici¨®n de cualquier tipo de "paraguas protector", se hace de ahora en adelante m¨¢s necesario que nunca consolidar la unidad europea y profundizar en ella.Enrique Bar¨®n presentar¨¢ el pr¨®ximo 9 de diciembre, como pre¨¢mbulo a la cumbre de Maastricht, su memorial de agravios a los jefes de Estado y de Gobierno. "No se trata de un todo o nada", dice, porque hay cl¨¢usulas evolutivas negociables. Tambi¨¦n pedir¨¢ incluir en los tratados de la CE "la constitucionalizaci¨®n del papel de los partidos pol¨ªticos de la Comunidad como cauces de expresi¨®n de la soberan¨ªa". Los presidentes de los grupos socialista, democristiano y liberal le han dirigido una carta en este sentido, y el primer ministro holand¨¦s, Ruud Lubbers, le ha animado a hacerse portavoz de esta iniciativa.
Pregunta. ?Por qu¨¦ el Parlamento Europeo est¨¢ en contra de los proyectos de reforma pol¨ªtica y monetaria que se debatir¨¢n en la cumbre de Maastricht?
Respuesta. El Parlamento quiere que Maastricht sea un ¨¦xito, por dos razones. Una es que estamos en la segunda fase creativa de la Comunidad y acabando el trabajo de acondicionar un espacio econ¨®mico com¨²n para tratar de coronarlo con la uni¨®n econ¨®mica, monetaria y pol¨ªtica. Luego, el otro factor decisivo es la situaci¨®n en que est¨¢ Europa y el mundo. Nosotros deseamos y jugamos a que Maastricht sea un ¨¦xito, pero no a cualquier precio. ?Por qu¨¦? Por algo muy simple: la CE ha partido de unos principios y consolidado una pr¨¢ctica que han logrado canalizar de manera fruct¨ªfera lo que ha sido durante muchos a?os el exceso de energ¨ªa de los Estados europeos, que desgraciadamente les llevaron a confrontaciones fratricidas.
P. Entonces, el temor es que se ponga en peligro el modelo de convivencia pac¨ªfica.
R. La preocupaci¨®n es que lo que en estos momentos est¨¢ en los proyectos no responde en muchos aspectos a esa filosof¨ªa b¨¢sica. Por eso el Parlamento ha hecho el llamamiento de que si el tenor de los documentos se confirma se ver¨¢ obligado a rechazar los tratados, muy a su pesar.
P. La historia comunitaria es el consenso. ?No le parece mejor un acuerdo de m¨ªnimos que la par¨¢lisis de Europa por la alternativa de un rechazo?
R. Pero hay una diferencia sustancial, y es que antes hab¨ªa un Invernadero muy c¨®modo, que era la cobertura por un mundo bipolar con dos grandes potencias. Y esto se ha roto. En dos a?os han pasado tantas cosas que uno tiene la sensaci¨®n de estar viviendo en un servicio de urgencias de la historia. Aqu¨ª ya no hay ning¨²n tipo de paraguas protector por inc¨®modo que sea. Adem¨¢s, la CE se ha consolidado como primera potencia econ¨®mica y comercial del mundo, y ¨¦sa es la raz¨®n por la que no puede permitirse el lujo de poner pa?os calientes o abrir una etapa de provisionalidad. Tiene que marcar una clara afirmaci¨®n, y no es el Parlamento el que lo plantea en t¨¦rminos dram¨¢ticos. Pienso, por ejemplo, en lo que han manifestado Kohl y Mitterrand. En algo estamos de acuerdo, y es que a partir de Maastricht hay que responder a muchas m¨¢s cosas, y s¨®lo la Comunidad tiene capacidad para dar ahora respuesta a los desaf¨ªos que se est¨¢n produciendo en Europa.
La influencia externa
P. ?La demanda externa es m¨¢s perentoria que la propia consolidaci¨®n interna de la uni¨®n comunitaria?
R. La aceleraci¨®n hist¨®rica de la Comunidad y el dar estabilidad al resto del continente son dos procesos confluyentes. Hay que evitar, dig¨¢moslo claramente, los demonios familiares que en parte han vuelto a despertar. No hay que olvidar que las dos guerras mundiales se han iniciado en la franja de Europa que en estos momentos registra menos estabilidad.
P. ?Concibe una Europa del Atl¨¢ntico a los Urales, incluida la URSS?
R. Creo que es muy importante que la URSS tenga un futuro, pero en el horizonte previsible creo que la uni¨®n democr¨¢tica de Europa ir¨¢ hasta la frontera con lo que era la Uni¨®n Sovi¨¦tica, no m¨¢s all¨¢.
P. Si la disyuntiva es los Doce juntos y una reforma a medias o un acuerdo m¨¢s ambicioso, pero sin el Reino Unido, ?usted qu¨¦ elegir¨ªa?
R. Si me pone en la raya de Pizarro, creo que hay que estar en la posici¨®n de un buen acuerdo entre 11, porque adem¨¢s tengo la convicci¨®n de que el uno, el Reino Unido, que a menudo pone el freno de mano, dar¨ªa el paso y cruzar¨ªa la raya.
P. ?Qu¨¦ pide el Parlamento?
R. Lo primero es que hay que realizar el mandato del Consejo Europeo de Roma, en diciembre del pasado a?o, en sus propios t¨¦rminos. Es decir, hacer una Comunidad asentada sobre la doble legitimidad democr¨¢tica, mas eficaz en su funcionamiento y dotada de una pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n. Y para ello, lo necesario es hacer la uni¨®n. pol¨ªtica, econ¨®mica y monetaria. Hace falta coronar el edificio, y para que funcione tiene que seguir inspir¨¢ndose en el planteamiento de los padres de Europa: una ¨²nica Comunidad. Y en el juego institucional, reforzar la legitimidad democr¨¢tica y la responsabilidad pol¨ªtica de la Comisi¨®n, lo que supone una investidura en toda regla. En cuanto a la codecisi¨®n, debe ser un sistema eficaz, de forma que todo lo que se decida por mayor¨ªa en el Consejo sea objeto de la codecisi¨®n del Parlamento.
P. ?Y la cohesi¨®n econ¨®mica y social?
R. Para el Parlamento es una condici¨®n, con un planteamiento de la cohesi¨®n econ¨®mica y social en su sentido m¨¢s amplio de desarrollo arm¨®nico de nuestras sociedades. Ya est¨¢ en el pre¨¢mbulo del Tratado de Roma y desarrollada en el Acta ¨²nica. No se trata s¨®lo de fondos estructurales y de pol¨ªtica regional, sino tambi¨¦n del desarrollo de los sistemas educativos, las redes de infraestructuras y el desarrollo tecnol¨®gico.
P. ?A Espa?a no se le puede acusar de que le mueve el inter¨¦s?
R. Esa exigencia no es ileg¨ªtima, porque uno de los principios aceptados en la Comunidad es que los intereses de cada uno puedan coincidir con los de los dem¨¢s. De esa manera se avanza. La solidaridad es un elemento vertebrador. Lo que se plantea es un matrimonio entre doce en el que, aunque el r¨¦gimen sea de separaci¨®n de bienes, tiene que haber alguna forma de gananciales.
P. ?La pol¨ªtica social de la CE continuar¨¢ aparcada?
R. Es una gran cuesti¨®n abierta, un tema candente que ser¨¢ la prioridad a lo largo del decenio. Por una cuesti¨®n muy sencilla: vamos a eliminar las fronteras y todo el mundo tiene derecho a mirar c¨®mo vive el vecino. La gente quiere tener lo que hay de mejor fuera.
P. ?El objetivo federal es canjeable para no herir susceptibilidades brit¨¢nicas?
R. Para nosotros es irrenunciable. En Europa se ha intentado la baza centralista a trav¨¦s de la hegemon¨ªa de un pueblo sobre los dem¨¢s. Lo que no sea eso va por un camino federal, que parte del respeto de la personalidad de cada uno y de su identidad.
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