Palomas para la paz

Terminado el pase¨ªllo y mientras el rejoneador daba por su cuenta la vuelta al ruedo pegando sombrerazos, avanzaron hasta la boca riego tres ni?os llevando dos grandes cajas, las abrieron y salieron blancas palomas que echaron a volar. Fue lo m¨¢s bonito y seguramente tambi¨¦n lo m¨¢s emotivo de la ma?ana taurina. Uno hubiera querido que las blancas palomas remontaran el vuelo hasta la Giralda, para piar desde la cima del Giraldillo a toda Sevilla, a la Exposici¨®n Universal que est¨¢ all¨ª junto y al mundo entero, el mensaje de paz que hab¨ªan lanzado los tres ni?os desde el rubio albero de la Maestranza.No se vio realizado el deseo, sin embargo, y las palomas decidieron convertir los tejadillos del coso en palomar, excepto dos, que se quedaron en el ruedo, viendo de cerca la corrida. Principalmente vieron a Ferm¨ªn Boh¨®rquez, porque este rejoneador ten¨ªa la ma?ana inspirada, y entre sus inspiraciones entr¨® acercarse a las palomitas curiosonas, hacerles un requiebro saleroso con el caballo, galopar a continuaci¨®n en demanda del toro y prender un soberano par de banderillas.

Eficacia, torer¨ªa, y espectacularidad, la justa; as¨ª rejone¨® Boh¨®rquez. Luego, festival adelante, habr¨ªa m¨¢s detalles toreros. No muchos, pues el ganado se prest¨® poqu¨ªsimo a las florituras, y cuando llegaron los dos ¨²ltimos toros, que s¨ª se prestaban, los diestros a quienes correspond¨ªan no les dieron la adecuada r¨¦plica.

El torito de Curro V¨¢zquez estaba tan inv¨¢lido que convert¨ªa en incierta su noble embestida, el de Pepe Luis V¨¢zquez era un ¨¢spero reserv¨®n, y ambos diestros sacaron en sus respectivas intervenciones ver¨®nicas yu redondos de exquisita factura. El toro de la corrida, por tama?o, romana y arboladura -no por casta, pues se trataba de un manso top¨®n-, correspondi¨® a Jos¨¦ Antonio Campuzano. La afici¨®n hab¨ªa consensuado que ese toro aborricado no admitir¨ªa faena, y Campuzano rompi¨® el consenso haci¨¦ndosela, larga y cabal, con todas las especificaciones que requieren las faenas buenas.

Otro tipo de toreo arrumb¨® a continuaci¨®n, y el p¨²blico, muy anal¨ªtico hasta entonces, se puso a aplaudirlo todo. Unas valerosas ver¨®nicas y una faena bullidora, le valieron a Pareja Obreg¨®n los honores de la vuelta al ruedo. A Antonio Punta, una oreja los muchos pases embarcando con el pico que le dio a un torete pastue?ito. La preocupaci¨®n de S¨¢nchez Mej¨ªas por depurar las suertes mereci¨® tambi¨¦n los aplausos de los aficionados. O sea, Versalles. Para entonces llev¨¢bamos dos horas y media en el coso, y a quienes ten¨ªan de comida paella se les pas¨® el arroz. Pero no les import¨® en absoluto. En el festival, celebrado a mediod¨ªa, se vieron detalles toreros y adem¨¢s hab¨ªa ofrecido un hermoso mensaje de paz, que era lo importante.