"Haremos un Estado de bienestar nuevo
Carl Bildt, primer ministro de Suecia desde hace poco m¨¢s de un mes, tiene 42 a?os.Como cualquier sueco, es alto y rubio, y lleva gafas y es muy preciso en sus contestaciones. Se le nota la inteligencia en los ojos y un poco de humor en la media sonrisa. Tiene problemas, sobre todo en la gobernaci¨®n econ¨®mica de su pa¨ªs, pero se dir¨ªa que, como Margaret Thatcher, se crece ante las dificultades.
Pregunta. ?Es usted el Thatcher de los noventa?
Respuesta. (Sonr¨ªe y acaba por re¨ªr). Nuestra situaci¨®n en Suecia no es tan mala. Los brit¨¢nicos estaban lastrados por una estructura sindical anticuada y por una estructura industrial en plena decadencia. Nuestro problema nace del estancamiento de nuestra econom¨ªa.
P. Hace a?o y medio, Peter Wallenberg [gran patr¨®n de la industria privada] me dijo que preve¨ªa malos tiempos para Suecia.
R. Me parece que estoy de acuerdo. Creo que Suecia perdi¨® una gran oportunidad en la d¨¦cada pasada, porque en esos a?os la mayor¨ªa de Europa occidental se embarc¨® en la reestructuraci¨®n de su econom¨ªa. Y su crecimiento y cambio tecnol¨®gico se aceleraron. Mientras, Suecia intentaba seguir su llamada tercera v¨ªa, que consist¨ªa en retrasar el cambio inevitable y decir "no queremos hacer lo que est¨¢n haciendo los dem¨¢s". Y as¨ª nos encontramos en la cola, hasta sumirnos en un crecimiento negativo. Y encima nos metimos en una espiral inflacionaria muy superior a la de la CE. Perdimos la batalla de la competitividad. Al utilizar la devaluaci¨®n como instrumento principal de nuestra pol¨ªtica econ¨®mica, retrasamos el cambio estructural que nos era indispensable. Ahora nos vemos obligados a reestructurar en poco tiempo para poder acceder a la CE a mitad de los noventa. Y en unas condiciones internacio nales que no son tan favorables como hace diez a?os.
P. ?Cree usted que el modelo del bienestar ha muerto?
R. Depende de lo que usted entienda por morir. Sin duda, nos disponemos a acometer una macrorreforma de un sistema que no podemos costear. Ya no asegura el crecimiento necesario. Adem¨¢s, la calidad de los servicios prestados empezaba a ser mala, porque el sistema era, y es, monopol¨ªstico y demasiado centralizado. Vamos a permitir la privatizaci¨®n de algunos servicios y reducir gastos en las actividades perif¨¦ricas.
P. ?Esto se aplicar¨¢ tambi¨¦n a la sanidad y a la educaci¨®n?
R. A la educaci¨®n, s¨ª. Es relativamente sencillo. En cuanto al sistema sanitario, el cambio estructural es algo m¨¢s complicado, pero vamos a encargar su estudio a un grupo de expertos.
P. En su programa electoral firmado conjuntamente con el l¨ªder liberal Westerberg, anunciaba la imposici¨®n de duras medidas monetaristas.
R. Lo que realmente necesitamos es reducir el nivel del gasto p¨²blico, para as¨ª poder recortar el peso impositivo. Eso debe hacerse en el marco de una moderaci¨®n fiscal. Aunque la moderaci¨®n fiscal no es suficiente por s¨ª misma, es necesaria para controlar la inflaci¨®n. Lo que realmente queremos es que el crecimiento vuelva a ser un dato del sistema. Y as¨ª seguiremos. Hemos ligado la corona sueca al ecu, nos hemos comprometido a entrar en el Sistema Monetario Europeo y, precisamente por ello, estamos llevando a cabo una pol¨ªtica monetaria muy estricta.
P. ?Y el desempleo?
R. Aumenta a un ritmo bastante r¨¢pido. Pero pretendemos bajar a unos niveles de inflaci¨®n del 2% y a un paro de aproximadamente el 5% de la poblaci¨®n activa en los pr¨®ximos dos a?os. La situaci¨®n actual es traum¨¢tica para Suecia.
P. El d¨¦ficit fiscal es alto.
R. Es un problema. Crece r¨¢pidamente, por varias razones. Una es el crecimiento negativo de la econom¨ªa. Otra es el incremento del paro, que cuesta muy caro. Otra es que resulta inevitable que en un proceso de desinflaci¨®n se incremente el gasto. Cuando nuestra econom¨ªa vuelva a crecer, le daremos la vuelta, para encontramos dentro de las reglas de convergencia del sistema comunitario.
P. Est¨¢n ustedes empezando a vender las empresas p¨²blicas.
R. S¨ª. Vamos a reprivatizar 35 en los pr¨®ximos a?os, procedentes de todos los campos en los que interviene el Estado, desde las telecomunicaciones hasta la alimentaci¨®n, las hamburgueser¨ªas y las f¨¢bricas de tabaco. Algunas ganan dinero, y ser¨¢n atractivas para los compradores. Las dem¨¢s tendr¨¢n que ser reflotadas, aunque es verdad que hemos pensado vender algunas de ellas a cualquier precio. As¨ª se las quita uno de encima y son los nuevos due?os los que las reestructuran, ?no? Y no tenemos que financiar los d¨¦ficit.
P. ?C¨®mo ve usted las aspiraciones de Suecia para acceder a la CE?
R. Espero que empecemos las negociaciones formales de adhesi¨®n m¨¢s o menos entre 1992 y 1993, y que tengamos un tratado un a?o despu¨¦s, para as¨ª sumarnos a los diversos mecanismos comunitarios durante 1994.
P. ?Y la ampliaci¨®n de la Comunidad Europea?
R. Me parece que veremos una ampliaci¨®n comunitaria en por lo menos dos etapas. La guerra fr¨ªa dividi¨® a Europa en Este y Oeste, primero, y en Oeste y Oeste, despu¨¦s. Es evidente, ?no? Hubo pa¨ªses occidentales que, por unas razones u otras, se quedaron fuera de la Comunidad. Creo que el primer paso bastante r¨¢pido va a ser la supresi¨®n de la divisi¨®n Oeste-Oeste, esto es, que los suecos, los austriacos y otros que quieren sumarse ahora a la Comunidad Europea lo hagan. Luego vendr¨¢ la gran tarea de la comunidad en el centro y el este de Europa, para ayudar a estospa¨ªses en sus procesos de transici¨®n.
P. Hablar de una Europa sin defensa es hablar de una entidad inexistente.
R. S¨ª, s¨ª. Es cierto, sin duda. Aunque no creo que vaya a existir una estructura de defensa r¨ªgida que se aplique por igual a todos. Cada pa¨ªs tiene distintos problemas, posiciones estrat¨¦gicas y amenazas. En el sur de Europa, el Mediterr¨¢neo y los problemas del norte de ?frica. Nos afectan a nosotros de igual manera, ?no? O la cuesti¨®n de la desintegraci¨®n de la URSS, que nos ata?e a nosotros de forma distinta que a ustedes.
P. Y, sin embargo, ?por qu¨¦ la OTAN tiene competencia para todo, mientras que la Europa unida no puede ocuparse de los problemas que le ata?en?.
R. Es cuesti¨®n de pragmatismo. Rusia, Polonia, Checoslovaquia quieren tener relaciones con la estructura de seguridad de la OTAN, que es la que parece defender mejor sus intereses. Ello no disminuye su aprecio por la uni¨®n europea.
P. ?Y Maastricht?
R. Espero que sea un ¨¦xito. La uni¨®n econ¨®mica y monetaria es esencial para la Europa de los noventa. Es importante que aprovechemos todos los beneficios obtenibles del establecimiento del mercado ¨²nico. Por otra parte, me parece que la uni¨®n pol¨ªtica es important¨ªsima por cuanto ha de permitir a la CE enfrentarse coherentemente con la tarea que tiene por delante, entre otras cosas, el tratamiento de los problemas de la Europa central y oriental. Me parece que la disputa sobre el sentido exacto de la palabra "federal" no es muy importante. No afecta a la sustancia del tratado, porque ¨¦sta reside en las previsiones detalladas de la uni¨®n econ¨®mica y monetaria y de la pol¨ªtica exterior y de seguridad. Y la mayor parte de estas cuestiones ha dejado de ser controvertida. Los problemas son importantes, pero no vitales.
P. En Espa?a somos tan proeuropeos que no pensamos en lo dificil que es a veces ser europeo.
R. Me acusan de lo mismo aqu¨ª [r¨ªe]. Debo ser muy espa?ol en mis actitudes.
P. ?Qu¨¦ es Europa?
R. No quiero unos Estados Unidos de Europa, porque eso es una copia europea de Norteam¨¦rica. La diversidad cultural, ling¨¹¨ªstica y nacional hacen la riqueza de Europa. Ello requiere que las estructuras sean diferentes, m¨¢s plurales. Y tambi¨¦n m¨¢s din¨¢micas que al otro lado del Atl¨¢ntico. Creo que hay mayor promesa en la organizaci¨®n que estamos montando que en la que ellos montaron en Am¨¦rica. Nosotros tenemos a¨²n m¨¢s oportunidades de ¨¦xito que ellos con tal de que, en los noventa, consigamos estabilizar a la Europa del sureste, del este y del centro. Me parece que ¨¦sa es nuestra misi¨®n crucial en el futuro.
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