Espa?a gana la primera batalla de la cohesi¨®n
IGNACIO CEMBRERO ENVIADO ESPECIAL Espa?a gan¨® ayer la primera batalla de la guerra de la cohesi¨®n, en la que espera triunfar definitivamente el a?o pr¨®ximo, cuando se plasmen en transferencias presupuestarias los principios de solidaridad que los lideres de la Comunidad Europea (CE) se comprometieron jur¨ªdicamente a poner en pr¨¢ctica con los cuatro miembros menos desarrollados de la CE. "La f¨®rmula es muy satisfactoria" declar¨® Jos¨¦ Pons, director M departamento internacional de Presidencia del Gobierno, cuando a media tarde se dio a conocer el acuerdo sobre la principal reivindicaci¨®n espa?ola, que contribuy¨® a aislar, a¨²n un poco m¨¢s, al Reino Unido en su enfrentamiento con sus 11 socios.
Dos eran las exigencias espa?olas que, al iniciarse el lunes el Consejo Europeo con el que concluye la presidencia holandesa, no hab¨ªan sido recogidas en el borrador de tratado sometido a la aprobaci¨®n de los Doce: la creaci¨®n de un nuevo fondo del que se beneficiar¨¢n Espa?a, Irlanda, Portugal y Grecia y el )Compromiso de tener en cuenta la prosperidad relativa de cada Estado a la hora de fijar su contribuci¨®n a las arcas comunitarias.Ayer por la ma?ana, Holanda hab¨ªa hecho una primera concesi¨®n a las tesis espa?olas al incluir el nuevo fondo en el tratado, aunque restring¨ªa su uso a la puesta en pr¨¢ctica en los cuatro socios "pobres" de las pol¨ªticas de Medio Ambiente y la construcci¨®n de infraestructuras de transporte (carreteras, t¨²neles, trenes de alta velocidad ... ). Espa?a intent¨® en vano que el fondo, que nacer¨¢, como tarde, dentro de un a?o, pudiese servir para costear infraestructuras sanitarias y de educaci¨®n.
Para poder echar mano del nuevo fondo los Estados miembros deber¨¢n cumplir dos requisitos previos: tener una renta per c¨¢pitainferior en, por lo menos, un 10% a la medida comunitaria (la de Espa?a lo es ahora en un 22%) y estar llevando a cabo programas de convergencia orientados a poder ingresar en la tercera fase de la uni¨®n econ¨®mica y monetaria.. El ministro de Econom¨ªa, Carlos Solchaga, presentar¨¢ su plan de convergencia al Congreso antes de finales de a?o ' seg¨²n anunci¨® el presidente Felipe Gonz¨¢lez.
La segunda concesi¨®n holandesa tard¨® m¨¢s en concretarse. Fue por la tarde cuando el primer ministro, Ruud Lubbers, propuso a sus hom¨®logos europeos que la declaraci¨®n, que hasta entonces s¨®lo hab¨ªa sugerido a?adir al tratado, se convirtiese en un protocolo. Esta ¨²ltima f¨®rmula tiene, a diferencia de la primera, valor jur¨ªdico vinculante. "El contenido del texto siempre fue satisfactorio", resalt¨® Pons, "lo que no nos gustaba era el nulo valor jur¨ªdico de la declaraci¨®n".Capacidad contributiva
Los Doce se comprometen en la declaraci¨®n a "tener m¨¢s en cuenta la capacidad contributiva de los distintos Estados miembros en el sistema de recursos propios, as¨ª como a estudiar medios para corregir para los Estados miembros menos pr¨®speros los elementos regresivos queexisten en el actual sistema de recursos propios".
El cambio de actitud holand¨¦s ante las revindicaciones espa?olas fue achacado ayer por Pons al canciller alem¨¢n, Helmut Kofil, con quien Gonz¨¢lez charl¨® durante dos horas el domingo por la noche. "Entonces Kohl se mostr¨® receptivo ante nuestros planteamientos y sus pronunciamientos posteriores confirmaron esa impresi¨®n", coment¨®. Alemania es el principal contribuyente de la CE.
Una vez sentados los principios de solidaridad, queda por librar a lo largo de 1992 la batalla para que se plasmen en los planes financieros de la CE para ¨¦lpr¨®ximo quinquenio, que deber¨¢n ser aprobadas por unanimidad por una cumbre extraordinaria a celebrar en primavera bajo presidencia portuguesa. En esta segunda y definitiva batalla, Espa?a cuenta con un aliado de. peso, la Comisi¨®n Europea.
Los logros de la delegaci¨®n espa?ola en Maastricht no significan que Espa?a no corra a¨²n el riesgo de ser contribuyente neto a la CE en 1992. M¨¢s all¨¢ de esa fecha parece descartado, pero, a corto plazo, seguir¨¢ penalizada por el alto consumo de los espa?oles y los gastos de los 50 millones de turistas, que elevan la recaudaci¨®n del IVA, un porcentaje de la cual revierte a la CE.
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