Un minuto de reflexi¨®n

Tras la afortunada visita de Paolo Fresu, Flavio Boltro (Tur¨ªn, 1961) es el segundo trompetista italiano que recala en el Caf¨¦ Central, lo que permite la comparaci¨®n entre dos m¨²sicos representativos de un jazz emergente pero poco conocido en nuestro pa¨ªs. Las diferencias entre ellos son ostensibles. Casi en las ant¨ªpodas de su colega, Boltro es extrovertido, risue?o y se zambulle en la din¨¢mica del jazz de club con un entusiamo inequ¨ªvocamente latino. Quiz¨¢ como resultado de todo ello le resulta dificil concentrarse y su m¨²sica discurre leve, sin el car¨¢cter ni la hondura de la de Fresu, a pesar de que la figura Miles Davis es su ¨ªdolo com¨²n. La calidad t¨¦cnica es similar, pero se pone al servicio de prop¨®sitos bien diferentes. Los de Boltro est¨¢n todav¨ªa por definir.En baladas como My funny Valentine se expresa con un sonido desalentado pr¨®ximo al de Chet Baker pero, poco despu¨¦s es el estilo intenso y altivo de Miles el que dirige su versi¨®n de Seven steps to heaven y el nervio caracter¨ªstico de Freddie Hubbard asoma en The theme: todo demasiado obvio. Si se quiere llegar a una soluci¨®n personal a trav¨¦s de influencias tan absorbentes se impone, al menos, un minuto de reflexi¨®n, justamente el que no se toma Boltro.

As¨ª, se suceden frases hechas junto a abstractas ideas propias cogidas con alfileres y, a menudo, algo ingenuas y toscas. Una l¨¢stima que, por precipitaci¨®n, quede deslavazado el talento de un m¨²sico de buena escuela y notable dominio instrumental. El acompa?amiento de Morena, Ghetti y Manzi termina por contagiarse de la urgencia.