En versi¨®n original

Con el resurgir de m¨²sicas como el blues, sin aditivos e interpretadas por sus propios creadores, parece un momento propicio para recuperar otras sensaciones sonoras que, aunque m¨¢s ecl¨¦cticas, se han convertido con el paso del tiempo en creaciones puras e imprescindibles, como la que nos ofrece el m¨ªtico Chris Farlowe.Pasaba hora y media del comienzo programado del concierto, cuando Farlowe apareci¨® sobre el escenario acabando ton la espera de un escaso p¨²blico. Tras varios temas tocados por su banda de forma impecable pero sin profundidad, comenz¨® una interpretaci¨®n apasionada que recorri¨® sonidos de rhythm and blues, con toques de country, blues y apoyados por unos m¨²sicos que reaccionaron ante su sentido del ritmo y su vitalidad.

La presencia de Chris Farlowe llenaba todo el escenario y exig¨ªa a su voz cargarse lentamente de sus palabras, para luego desgranar uno a uno los temas. Matizando y variando. la intensidad, y ya con la banda totalmente compenetrada, convirti¨® una velada que hab¨ªa comenzado con bastante confusi¨®n en una deliciosa audici¨®n casi privada para los pocos privilegiados que est¨¢bamos all¨ª.

Fue admirable poder comprobar con qu¨¦ comodidad y soltura fue interpretando los temas, que pasaron por las composiciones de su pr¨®ximo elep¨¦, y por su ya m¨ªtico Out of time, hasta llegar a un solo que ofreci¨® como guinda final, felicitando por las fiestas que se aproximan, como excusa para hacer un alarde de voz.

El reducido espacio del escenario volvi¨® a causar fallos de sonido, pero unos instrumentos tocados con magistral agilidad y dominio de la t¨¦cnica por m¨²sicos de la talla de Steve Simpson o Pat Crumley, y dirigidos bajo la mirada severa de Farlowe, dejaron patente que la experiencia de los a?os puede solapar hasta las condiciones m¨¢s adversas.