La cumbre de Maastricht
( ... ) Inmediatamente despu¨¦s de la cumbre comunitaria, es inevitable que las miradas se fijen en la insistencia solitaria del Reino Unido en mantener su derecho a renunciar a la moneda europea, y en la insistencia de otros Gobiernos en crear leyes laborales paneuropeas fuera del Tratado de Roma y sin el Reino Unido.Ambos argumentos son significativos con respecto al modo en que se desarrollar¨¢ la Comunidad. Pero son mucho menos relevantes que el esfuerzo colectivo de voluntad mediante el que los 12 jefes de Gobierno han cambiado el Tratado de Roma -la Constituci¨®n de la CE-, algo que nunca se hab¨ªa hecho. Bor¨ªs Yeltsin, el presidente ruso metido a fundador de rep¨²blicas, deber¨ªa haber estado en Maastricht para ver c¨®mo el mayor instrumento unificador del mundo fund¨ªa 12 naciones en una semifederaci¨®n ( ... ).
El Tratado de Roma revisado no contendr¨¢ la palabra federaci¨®n en su pre¨¢mbulo, y la Comunidad Europea no ser¨¢ m¨¢s que uno de los pilares de un edificio m¨¢s grande denominado Uni¨®n Europea. Sin embargo, lo esencial es que esta cumbre ha facultado a los organismos supranacionales de la CE para intervenir en los ¨¢mbitos m¨¢s delicados de la pol¨ªtica nacional. La influencia de la burocracia de Bruselas o del Tribunal de Luxemburgo puede variar seg¨²n los asuntos, pero apenas habr¨¢ ministros que no pasen parte de su tiempo gobernando junto a sus hom¨®nimos europeos.
, 13 de diciembre
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