El fin de una era
Los ¨²ltimos 1.000 d¨ªas marcan el fin de una ¨¦poca: la del comunismo como experimento social y pol¨ªtico. La que fue considerada doctrina alternativa al modo de producci¨®n capitalista ha muerto gangrenada por la realidad, aunque persistan algunos reg¨ªmenes que a¨²n se reclaman de ella -China, Cuba, etc¨¦tera- y muchas de las causas que justificaron su emergencia y su desarrollo.Sab¨ªamos del inicio de esta era. La revoluci¨®n de los pa¨ªses del Este en 1989 dio la campanada. No es casual adjetivar lo sucedido como revoluci¨®n: los cambios fueron extremadamente r¨¢pidos y muy radicales, condujeron a establecer la ilegitimidad de una clase gobernante, a reemplazar a la mayor parte de sus miembros clave y, en definitiva, a producir una transformaci¨®n constitucional de vasto alcance. Caracter¨ªsticas todas ellas de los procesos revolucionarios.
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Lo que no imagin¨¢bamos era que el v¨¦rtigo hist¨®rico se iba a acelerar y en un plazo menor a los tres a?os desde entonces ¨ªbamos a ser testigos de la descomposicion total de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, pese a las profec¨ªas de Solzhenintsin y de los estudios cient¨ªficos de H¨¦l¨¨ne Carrere d'Encause. Cre¨ªamos que la URSS era un Estado y s¨®lo era un imperio que, como todos, llevaba.en su interior el germen de su declive y su destrucci¨®n. Pero-?tan r¨¢pido!, ?tan lleno de vac¨ªos! ?Ser¨¢ posible que el socialismo real, aquel que levant¨® las esperanzas de los parias de la Tierra, signifique s¨®lo un asterisco en los libros de historia, al menos por su escasa duraci¨®n como sistema social (1917-1991, menos de dos tercios de siglo)?
Del mismo modo que se identifica a Lenin con la Revoluci¨®n de Octubre, el nombre de Gorbachov va irremediablemente unido al concepto de la perestroika; Gorbachov no co noci¨® personalmente la revoluci¨®n bolchevique, pero ha muerto pol¨ªticamente porque la uniformidad de ideas que se es tableci¨® a partir de 1917 no pudo con la heterogeneidad de nacionalidades que conforma ron el antiguo imperio sovi¨¦tico. La perestroika ten¨ªa tres objetivos y dos limitaciones esenciales; los primeros eran la libertad pol¨ªtica, la libertad econ¨®mica y la libertad intelectual. Los ¨²ltimos eran la cat¨¢strofe de la econom¨ªa y la explosi¨®n nacionalista. Seis a?os despu¨¦s de que el mundo conociese el desarrollo de la perestroika, sus hipotecas han vencido a los fundamentos y el experimento ha saltado por los aires, inici¨¢ndose una nueva cosa, de la que todav¨ªa no se conocen sus estructuras filos¨®ficas, hacia d¨®nde va, qui¨¦nes ser¨¢n sus protagonistas principales y cu¨¢l su configuraci¨®n definitiva.
Mija¨ªl Gorbachov sufre la tragedia de ser un personaje de transici¨®n. Pilar Bonet, posiblemente la persona que mejor conoce la Uni¨®n Sovi¨¦tica de los ¨²ltimos a?os, le ha comparado con Sim¨®n Bol¨ªvar y ha establecido una analog¨ªa entre el proceso sovi¨¦tico y la desintegraci¨®n del imperio espa?ol en Am¨¦rica. Las actuaciones de Gorbachov tienen un antes y un despu¨¦s del golpe de Estado del pasado 19 de agosto; los hechos del verano son vistos por los ciudadanos sovi¨¦ticos como un corte radical entre el pasado y el futuro, pero, seg¨²n pasaban los d¨ªas, sin cambios profundos en la vida cotidiana, volv¨ªa lo viejo con otros nombres y cund¨ªa la desmoralizaci¨®n. Gorbachov es el espejo de esa perversi¨®n; a partir de entonces pierde el poder real y deviene en un extremado patetismo. No entiende la realidad que le rodea o no quiere entenderla; sigue viviendo o mandando en un mundo que no existe ya. Son pat¨¦ticas hasta las fotografias con el rostro deformado que de ¨¦l nos llegan en las ¨²ltimas horas. Pat¨¦tico: "D¨ªcese de lo que es capaz de mover y agitar el ¨¢nimo infundiendo afectos vehementes, y con particularidad dolor, tristeza o melancol¨ªa". Definici¨®n exacta del Diccionario de la lengua espa?ola de la Real Academia.
Ese patetismo se refleja extraordinariamente en su ¨²ltimo libro -El golpe-, reci¨¦n publicado, en el que relata su experiencia a partir de la estancia en la dacha de cabo Foros, en Crimea. Este texto es una revisi¨®n gigantesca del pensamiento pol¨ªtico de Gorbachov a la luz del golpe de Estado; se trata de una actualizaci¨®n de su proyecto pol¨ªtico, rehecha tan s¨®lo hace cuatro meses y sobrepasada por los acontecimientos de los ¨²ltimos d¨ªas, hasta romperla en a?icos. ?stos son los principales puntos de su reflexi¨®n:
- Antes del golpe de Estado cre¨ªa poder reformar el PCUS y convertirle en un partido moderno y democr¨¢tico. Hoy, el partido est¨¢ ilegalizado, derrotado, inexistente entre las fuerzas que hegemonizan los cambios; forma parte de la reacci¨®n y sus componentes consideran a Gorbachov el causante de su desgracia, el Kerenski de la contrarrevoluci¨®n.
- El l¨ªder sovi¨¦tico no quiso nunca una reforma radical que hiciera explotar las contradicciones, sino movimientos t¨¢cticos que estabilizasen los avances. Ganar tiempo, una pol¨ªtica de compromisos, ¨¦sa fue su estatregia para que nada se rompiera.
- El principal objetivo de todos los esfuerzos de Gorbachov es la firma del Tratado de la Uni¨®n, con un centro -¨¦l- que mantuviese unas fuerzas armadas comunes, el potencial nuclear, la pol¨ªtica de defensa y un mercado econ¨®mico com¨²n. "No imagino la secesi¨®n de Ucrania... Cuando nosotros creemos un ¨¢rea de econom¨ªa de mercado que cubra el pa¨ªs entero y se implique crecientemente en el mercado mundial; cuando el mecanismo de coordinaci¨®n entre las rep¨²blicas soberanas comience a operar; cuando empecemos a salir juntos de la crisis y el pueblo comience a disfrutar de los primeros frutos materiales de la perestroika, cultivados gracias a su unidad y a su acuerdo inter¨¦tnico, entonces todas aquellas personas honestas (y la mayor¨ªa de ellas son realmente honestas) que fueron arrastradas a las tendencias nacionalistas y no abrieron los ojos a tiempo y no frenaron a sus l¨ªderes, cuyo lema es que 'cuanto peor es para la Uni¨®n, mejor es para mi naci¨®n'; aquellas personas no s¨®lo se avergonzar¨¢n de s¨ª mismas; ver¨¢n qu¨¦ tremendo error cometieron no sum¨¢ndose a un gran proceso de integraci¨®n que afecta a la sexta parte de la superficie del planeta". Si fracasa el Tratado de la Uni¨®n que propone, "todas nuestras conversaciones y todos nuestros planes para el futuro se los habr¨ªa llevado el viento, habr¨ªan sido una ch¨¢chara". Estamos condenados, dice el autor del libro; "si destruimos la uni¨®n, ser¨¢ un desastre".
- La obsesi¨®n de Gorbachov es mejorar las condiciones de vida del pueblo. Seg¨²n ¨¦l, se dan ya las condiciones para que llegue la ayuda exterior, indispensable para la acumulaci¨®n originaria de capital que derive en la econom¨ªa de mercado. "Lo m¨¢s importante ahora [una vez firmado el Tratado de la Uni¨®n] es c¨®mo sobrevivir hasta la primavera, c¨®mo atravesar el invierno". Pat¨¦tica, de nuevo, la situaci¨®n de la que hasta hace muy poco era denominada segunda superpotencia mundial. En lo que se refiere a combustible y energ¨ªa, "nos las arreglaremos solos" [el pasado jueves, la mitad de los aeropuertos hab¨ªa
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tenido que cancelar la mayor parte de sus vuelos por falta de combustible]; por lo que respecta al suministro de alimentos, "necesitamos ayuda, pero pagaremos cuanto se nos proporcione".
Es posible que buena parte del programa posgolpe de Gorbachov se consiga sin ¨¦l, con otras formulaciones, y que la Uni¨®n de Estados Soberanos se transmute en esa Commonwealth eslava y musulmana que se est¨¢ constituyendo a tirones. Formar¨¢ parte de su herencia, un patrimonio estampillado por el abandono de Bor¨ªs Yeltsin, con el que sell¨® un pacto de sangre (uno sustituir¨ªa al otro) despu¨¦s del 19 de agosto, que el ruso ha roto en cuanto ha podido, con alevos¨ªa y premeditaci¨®n. Una postura que ha estigmatizado a Gorbachov para siempre: "El peligro del putsch resid¨ªa en el hecho de que sus organizadores estaban en el mismo centro del mando, pr¨®ximos al presidente. El aspecto m¨¢s duro para m¨ª en el ¨¢mbito personal fue la traici¨®n. Esto me obsesionar¨¢ hasta el final de mi vida".
Todav¨ªa no se puede pronosticar el futuro de Gorbachov, pero lo cierto es que su esquema federal de transici¨®n de una sociedad cerrada a una econom¨ªa de mercado no se ha hecho realidad. Y ello es un fracaso. En la parte positiva de su balance figurar¨¢ siempre haber ense?ado a los ciudadanos sovi¨¦ticos el valor de la libertad, acabado con la guerra fr¨ªa, reducido el arsenal nuclear y mostrado el secreto de los pa¨ªses del Este europeo, que no eran lo que dec¨ªan. Tambi¨¦n la coherencia de oponerse con valor a la histeria anticomunista y a las persecuciones indiscriminadas, y sobre todo, no haber renunciado nunca a una idea de socialismo: "Soy partidario confirmado de la idea del socialismo", dice despu¨¦s del golpe; "yo me considero un dem¨®crata y me baso en que la idea socialista sin democracia y sin una soluci¨®n directa y fiable de los problemas sociales no es posible. Fue nuestro g¨¦nero de socialismo lo que demostr¨® ser un fracaso, y no la idea socialista en s¨ª".
?C¨®mo no va a influir este cataclismo en nuestras vidas, en nuestras formas de pensar y actuar, en la cumbre de Maastricht o en el debate de la izquierda occidental? He recordado a Gorbachov recientemente, leyendo la biograf¨ªa de Ives Montand, cuando ¨¦ste le dice de modo c¨®mplice a Jorge Sempr¨²n: "Nos pasamos toda nuestra juventud combatiendo la democracia; vamos a pasar nuestra vejez defendi¨¦ndola".
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