El Estudiantes se exhibi¨® ante el Partizan
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Supongamos que el Estudiantes es un equipo con suerte, y en esta aleatoria condici¨®n basamos el secreto de su ¨¦xito en Europa. Suerte en que haya sido el Partiz¨¢n el equipo yugoslavo-espa?ol (por lo de jugar en nuestro pa¨ªs) que les ha ca¨ªdo en su grupo, y ¨¦ste juegue en Fuenlabrada, a pocos kil¨®metros de su base de operaciones.Suerte en haberse enfrentado a este equipo cuando los efectos de sus m¨²ltiples viajes y la grave situaci¨®n que atraviesa Yugoslavia ha comenzado a causar estragos en su rendimiento (tres derrotas en sus ¨²ltimos tres encuentros).
Suerte en el arbitraje, que mutil¨® a Danilovic, el mejor artillero del Partiz¨¢n, mand¨¢ndole al banquillo al minuto tres de partido y con otras tantas faltas personales.
Suerte, tambi¨¦n, en haber encontrado a un Quique Ruiz desahuciado por el Collado Villalba y que se ha mostrado como un sustituto ideal para Nacho Azofra. Suerte en poder contar partido tras partido con su quinteto titular al completo, superando lesiones transitorias como la de Pinone.
Cuartos de final
Suerte propia y en ocasiones indirecta gracias a la delegaci¨®n de su futuro en la mano de Villacampa, que con su canasta en el ¨²ltimo segundo posibilit¨® la prorroga y posterior victoria del Joventut frente al Bayer, lo que coloca al Estudiantes en inmejorable posici¨®n para acceder a los cuartos de final.No, este razonamiento no puede estar bien orientado.
Demasiada suerte como para justificar todo lo bueno que est¨¢ ofreciendo el equipo madrile?o. No queda m¨¢s remedio que empezar de nuevo olvidando la suerte.
El Estudiantes volvi¨® a deleitar con su juego e hizo encaje de bolillos con un Partiz¨¢n que seg¨²n van transcurriendo las jornadas de esta liguilla, cae en picado cual avi¨®n de papel no elaborado seg¨²n las normas vigentes ense?adas en cualquier colegio que se pr¨¦cie. Comenz¨® ganando la batalla psicol¨®gica poniendo en cancha a Pinone, que tocado y todo, es de esos jugadores que con su sola presencia tienen una influencia positiva en el juego de su equipo.
Tuvo 20 minutos para ense?ar c¨®mo cobrar ventaja sin tener que echar mano a su manual de exquisiteces t¨¦cnicas, lo que es sin¨®nimo de gran equipo (31-44 en el descanso). Utiliz¨® los 8 primeros de la reanudaci¨®n para mostrar su depurada t¨¦cnica-rodillo, gracias a la cual deja planchados a sus adversarios a base de todo tipo de acciones arrolladoras (l¨¦ase triples de Herreros, mates de Winslow, tiros de Orenga o breves lecciones del profesor Pinone).
Y para concluir, en el ¨²ltimo cuarto el Estudiantes se dedic¨® a administrar tan suculenta renta (43-63, minuto 8 del segundo tiempo) no sin renunciar a alg¨²n que otro destello imaginativo que nunca viene mal y siempre se agradece, sobre todo cuando mirar al marcador no sube la adrenalina.
Enfrente, superado por circunstancias propias y ajenas, el Partiz¨¢n asisti¨® a otra exhibici¨®n azul cielo (nuevo color del Estudiantes) con una mezcla de estupor y resignaci¨®n. El mismo que mostr¨® su entrenador, Obradovic, el que puso su granito de arena (en los ojos de sus hombres) con un quinteto titular irreconocible, dejando en el banquillo a Djordjevic y Nakic, dos de sus mejores,jugadores.
Esto est¨¢ mejor. La suerte para el que la necesite, y el Estudiantes va camino de no tener que contar con ella m¨¢s de lo estrictamente necesario.
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