Una estimulante flexibilidad
Bien que formado circunstancialmente en Madrid, el desarrollo de la trayectoria personal del escultor navarro ?ngel Bados (Olazagutia, 1945) se ha situado esencialmente dentro de las coordenadas del debate generacional desarrolladas en el panorama de la joven escultura en el Pa¨ªs Vasco desde finales de los a?os setenta y. que constituy¨® uno de los ejes de renovaci¨®n m¨¢s interesantes de nuestro conte?to pl¨¢stico reciente.En ese sentido, la apuesta de ?ngel Bados se ciment¨® sobre la base de una apuesta conceptual en l¨ªnea con las vanguardias l¨ªmite de los setenta. Desliz¨¢ndose a partir de ah¨ª hacia una reflexi¨®n ensimismada sobre las propias ra¨ªces que, a diferencia de aquellos idealismos ¨¦tnicos tan comunes en el umbral de los a?os ochenta, supo optar en el caso de la joven escultura vasca por ese paradigma de ra¨ªces oteicianas, m¨¢s o menos expl¨ªcitas seg¨²n los casos, que fijaba un punto de cruce entre la propia identidad y el devenir general del discurso hist¨®rico de la vanguardia. Matizado ¨¦ste a su vez por la posibilidad de un fuerte componente. conceptual, acorde a sus propios puntos de partida generacional, y que quebraba, en principio, tentaciones meramente formalistas. -
?ngel Bados
Galer¨ªa F¨²cares. Conde de Xiquena, 12, lo. Madrid. Hasta el 18 de enero.
Ajustado equilibrio
Como en otros nombres clave de ese proceso, la obra reciente de Bados se aleja hoy de las coordenadas que marcaron ese proceso centr¨ªpeto, pero lo hace, a mi juicio, desde un ajustado equilibrio entre la l¨®gica de evoluci¨®n de su trabajo anterior y una desenfadada valent¨ªa a la hora de liberarse de determinadas'sacralizaciones.Ello otorga una estimulante flexibilidad a los ¨²ltimos trabajos de ?ngel Bados, que se deslizan ahora, de modo aparente, hacia terrenos m¨¢s fr¨ªos, pero matizados por una interesante e ir¨®nica ambig¨¹edad en su uso delas superficies de formica y en la incorporaci¨®n puntual de determinadas im¨¢genes y objetos.
Obtienen as¨ª las piezas de Bados una singular tensi¨®n mental que no renuncia a su voluntad de rigor, pero que, al tiempo, nos enfrenta a la imposibilidad de realizaci¨®n del sue?o idealista largamente acariciado por la modernidad, sin por ello instalarse entre esos malabarismos complacientes tan comunes a la conciencia de esa crisis.
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