Estudios militares
EL PROP?SITO del Ministerio de Defensa de poner en marcha en el curso de 1992-1993los primeros planes de estudios de la nueva ense?anza militar culmina tina actividad legislativa y gubernamental nada desde?able llevada a cabo en los ¨²ltimos a?os en el campo de la modernizaci¨®n del Ej¨¦rcito espa?ol: modificaci¨®n de las Reales Ordenanzas, subordinaci¨®n de las funciones institucionales de las Fuerzas Armadas al ¨¢rea de decisi¨®n del Gobierno, reducci¨®n del C¨®digo Penal Militar al ¨¢mbito estrictamente castrense e integraci¨®n de la jurisdicci¨®n militar al ¨²nico poder judicial del Estado, entre otras medidas.Quiz¨¢ porque la reforma de la ense?anza militar constituye, por afectar al meollo mismo de la formaci¨®n castrense, una de las tareas m¨¢s delicadas de todas las que se han realizado en estos a?os en el proceso de adaptaci¨®n de las Fuerzas Armadas espa?olas al Estado configurado en la Constituci¨®n, es por lo que se pone en marcha con tanto retraso. Quiz¨¢ se deba tambi¨¦n a que el Gobierno ha considerado m¨¢s urgente atender a otros aspectos de una reforma global del mundo militar ya de por s¨ª suficientemente arriesgada, a la vez que indispensable para consolidar el orden constitucional y apartar definitivamente viejos fantasmas de la mente de los espa?oles.
La importancia del paso dado por Defensa se mide por el papel que ha tenido la ense?anza militar en el tradicional aislacionismo del Ej¨¦rcito espa?ol respecto de la sociedad civil. Desde el inicio mismo de su institucionalizaci¨®n en el seno de los Ej¨¦rcitos, la ense?anza militar fue concebida y ejercida -salvo alg¨²n que otro intento en sentido contrario, que qued¨® en mera utop¨ªa- m¨¢s como herramienta de adoctrinamiento en los valores autoritarios de la ¨¦poca que de aprendizaje de la ciencia y de la t¨¦cnica castrenses m¨¢s actualizadas del momento. No es extra?o que este tipo de ense?anza, basada en el recelo frente a la sociedad y al mundo de la Universidad e impartida en academias concebidas como compartimientos estancos ajenos al proceso educativo general, haya alimentado durante lustros la malhadada doctrina del autonomismo militar, madre de todas las batallas del incursionismo castrense en la pol¨ªtica espa?ola durante los ¨²ltimos 150 a?os.
En cualquier caso, las l¨ªneas maestras de la nueva ense?anza militar, dise?adas en la Ley de R¨¦gimen del Personal Militar Profesional de 19 de julio de 1989, deber¨ªan plasmarse en planes de estudios que asentasen las bases de un verdadero ej¨¦rcito nacional, capacitado para abordar las misiones constitucionales que le son propias bajo las ¨®rdenes del Gobierno y apartado definitivamente de viejas orientaciones, tan persistentes como nefastas. Los planes de estudio en preparaci¨®n por el Ministerio de Defensa parecen responder seriamente a este objetivo, al establecer como una de sus principales caracter¨ªsticas la integraci¨®n de la ense?anza castrense en el sistema educativo general, mediante una serie de mecanismos que actuar¨¢n como vasos comunicantes entre ambos.
El hecho de que previamente a su implantaci¨®n tales planes se sometan al dictamen del ministro de Educaci¨®n y Ciencia -primer vaso comunicante entre la ense?anza militar y el sistema educativo- otorga verosimilitud a la deseada convergencia de criterios y valores b¨¢sicos entre uno y otro tipo de ense?anza. Convergencia que debe materializarse en una ¨®smosis permanente entre los estudios cursados en las academias militares y los impartidos en las universidades, as¨ª como en la posibilidad de que el profesorado de estas ¨²ltimas imparta cursos al alumnado de aqu¨¦llas. Ninguna invocaci¨®n a la estructura jerarquizada de las Fuerzas Armadas, ni al papel preponderante de la disciplina en su funcionamiento, ni a ning¨²n otro valor espec¨ªfico de la milicia, justifican la existencia de unos cuadros militares ayunos de los saberes y valores que conforman el modelo educativo que se imparte a la generalidad de los espa?oles.
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