Tirar un mill¨®n
El Ministro del Interior, Jos¨¦ Luis Corcuera, fue absolutamente sincero cuando manifest¨® en la presentaci¨®n del anteproyecto de nuevo reglamento taurino a los periodistas: "No vamos a ser tan puros que hagamos que el ganadero tire un mill¨®n de pesetas ,porque un toro suyo tenga una astilla en un pit¨®n". Se le agradece la sinceridad y los ganaderos se supone que estar¨¢n a¨²n m¨¢s agradecidos por la buena disposici¨®n que el Ministro demuestra hacia sus respetables econom¨ªas.No todo es tirar un mill¨®n ni la causa es una simple astillita, sin embargo. Hay toros que se destrozan los pitones en una pelea, en una faena campera, en un desembarque, y todos los reglamentos que han existido prohib¨ªan su lidia, para garant¨ªa de que ¨¦sta se desarrollaba en plano de autenticidad. Como prohib¨ªan, igualmente, que a los toros les manipularan las astas, estuvieran rotas o ¨ªntegras, pues un toro al que se inmoviliza, droga y manipula, ya no es toro.
Pero hasta hace bien poco, un toro no val¨ªa un mill¨®n, ni mucho menos. El mill¨®n por toro es precio moderno y en ¨¦l ya van inclu¨ªdos los gastos, los desvelos, los lucros cesantes de los ganaderos. Porque quienes cobran un mill¨®n por toro (algunos, m¨¢s), lo cobran igual aunque ese toro sea bronco, o manso, o est¨¦ tan podrido por dentro que no soporta los tercios de la lidia sin rodar por la arena.
El Ministro es sincero, e indudablemente bien intencionado, mas al incluir en el reglamento que los ganaderos puedan arreglar la astillita de sus toros para que no tengan que tirar el mill¨®n, quiz¨¢ no ha medido el alcance de la propuesta. Pues por ah¨ª va a entrar toda la picaresca, no solapadamente -seg¨²n ven¨ªa sucediendo hasta ahora- sino serrucho al hombro y sonriendo a los fot¨®grafos. Eso es lo que va a costar cargarse la fiesta: la frivolidad del mill¨®n, peseta arriba o abajo.
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