Gitanos y payos
Muerte en el acantilado era el t¨ªtulo de un reportaje escrito por Javier Cuartas (v¨¦ase EL PA?S del 10 de diciembre ¨²ltimo) acerca de la desaparici¨®n de cuatro ni?os que cayeron al mar cuando acompa?aban a su madre en una paseo por los acantilados de La Pe?ona, en la poblaci¨®n asturiana de Salinas. En la narraci¨®n, Cuartas dec¨ªa: "Mar¨ªa Jes¨²s Jim¨¦nez, de 28 a?os y de raza gitana, madre de cuatro hijos y casada con un alba?il en paro (Jos¨¦ Antonio Leiva, de 46 a?os, natural de Ja¨¦n y de raza paya), del que actualmente estaba separada...".Desde Suiza, el lector Hern¨¢n Rodr¨ªguez-Campoamor escribe al peri¨®dico para lamentarse: "Era de esperar que en ese diario se hubiera terminado con el tema racista respecto de los gitanos, pero, por desgracia, no s¨®lo se reincide, sino que ahora se inventa la raza paya, denominaci¨®n impagable que supongo habr¨¢ aparecido en esas p¨¢ginas por primera y ¨²ltima vez".
"Raza paya" resulta, en verdad, una "denominaci¨®n impagable", nueva en las p¨¢ginas del diario (como payos son todos lo que no son gitanos, en la raza paya habr¨¢ que incluir al resto de la humanidad, lo cual simplificar¨ªa mucho el traba o de los etn¨®logos); lo de "raza gitana", sin embargo, se ha escrito m¨¢s de una vez, contraviniendo el mandato del Libro de estilo: "Los gitanos no constituyen una raza, sino una etnia con rasgos f¨ªsicos y culturales comunes", dice. "No puede hablarse, por tanto, de un individuo de 'raza gitana'. El hecho de que una persona sea gitana no debe citarse en las informaciones a no ser que constituya un elemento. fundamental de la noticia". ?Era fundamental consignar que la madre de las criaturas era gitana? Parece que si: el reportaje se hac¨ªa eco de la solidaridad que hab¨ªan expresado a la familia Jim¨¦nez "representantes de toda la comunidad gitana de Asturias". Pero lo de "raza gitana" no debi¨® escribirse.
El Diccionario de la Real Academia Espa?ola explica as¨ª la palabra gitano: "D¨ªcese de cierta raza de gentes errantes y sin domicilio..."; pero la norma del peri¨®dico es tajante al respecto: no puede hablarse de un individuo de raza gitana.
El autor del trabajo admite y lamenta el lapsus, que vulnera el Libro de estilo, "cometido al intentar describir el entorno social de la familia de las v¨ªctimas y las extra?as circunstancias, como declar¨® el juez", que rodearon el suceso: la madre, gitana, y el padre, payo, hab¨ªan mantenido "aparentemente, una fuerte discusi¨®n poco antes de la tragedia".
La misma explicaci¨®n del fallo ofrece el equipo. de edici¨®n que elabor¨® finalmente el texto de Cuartas.
Sexismo
El Libro de estilo de EL PA?S, que ha alcanzado ya siete ediciones (est¨¢ en preparaci¨®n la octava), ha sido muy difundido, y son numerosos los lectores que lo conocen; no faltan los que leen el peri¨®dico con ojo cr¨ªtico en funci¨®n de las normas que contiene -que son de obligado cumplimiento para los redactores- y acuden al Ombudsman en demanda de rigor en su cumplimiento.
Entre las quejas de ¨¦stos hay una reciente que no se refiere a algo publicado, sino a una clara contradicci¨®n que ha advertido en el mismo Libro.
El principio 1. 14 del manual dice que "nunca deben utilizarse palabras o frases que resulten ofensivas para una comunidad". "Pues bien", escribe ?lvaro Garc¨ªa Meseguer, "en el apartado 7.18 se dice lo siguiente al hablar de visitas oficiales: 'Por lo general, en las visitas oficiales a Espa?a, el jefe del Estado extranjero y su esposa (si es que le acompa?a) son recibidos en el aeropuerto...'. Al mencionarse a la esposa del jefe del Estado se est¨¢ ofendiendo al colectivo de mujeres, ya que se excluye la posibilidad de que tal colectivo genere jefes de Estado (cosa que, por cierto, ya ha sucedido y sucede)". Sucede, en efecto. Valgan los nombres de Coraz¨®n Aquino, presidenta de Filipinas, o Violeta Chamorro, presidenta de Nicaragua, por poner dos ejemplos de jefas de Estado.
Tiene raz¨®n Garc¨ªa Meseguer. "El sexismo del p¨¢rrafo", propone, "es f¨¢cil de solucionar: basta con cambiar esposa por c¨®nyuge". As¨ª se har¨¢ en la pr¨®xima edici¨®n, que saldr¨¢ este a?o de 1992.
El tel¨¦fono directo del Ombudsman es el 304 28 48.
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