Justicia pol¨ªtica y transici¨®n
La autora mantiene que en el cambio experimentado por los pa¨ªses ex-comunistas de la Europa del Este predomina el ajuste de cuentas con el pasado sobre el principio de la reconciliaci¨®n y del borr¨®n y cuenta nueva. ?Se trata de un error pol¨ªtico de los nuevos dirigentes? Hay alguna raz¨®n de peso en esa actitud?
Uno de los aspectos m¨¢s aleccionadores de nuestra transici¨®n a la democracia fue el logro de un clima pol¨ªtico que exclu¨ªa la venganza. El recuerdo de la guerra civil y de la represi¨®n franquista fue voluntariamente censurado por los grupos y personas que pod¨ªan haber reclamado un reconocimiento social de su papel de v¨ªctimas y h¨¦roes. De igual forma, la nueva democracia perdon¨®, impl¨ªcitamente, a los responsables y ejecutores de la pol¨ªtica franquista, incluyendo, a los directamente ocupados en la represi¨®n policiaca o judicial. En Espa?a no hubo purgas, limpiezas ni expedientes masivos entre los funcionarios estatales, y ello permiti¨® una transici¨®n pac¨ªfica que, de otro modo, habr¨ªa sido muy dif¨ªcil.Cuando los pol¨ªticos, juristas y polit¨®logos espa?oles describen, para terceros pa¨ªses en transici¨®n a la democracia, las claves del ¨¦xito de nuestro cambio pol¨ªtico, esta capacidad de hacer borr¨®n y cuenta nueva aparece siempre en primer plano. Algunos pa¨ªses han tomado nota y est¨¢n aplicando recetas semejantes, como Chile. Sin embargo, en la Europa del Este, el camino elegido es el contrario y el ajuste de cuentas con el pasado parece la tarea prioritaria de las nuevas ¨¦lites pol¨ªticas.
Abusos anteriores
En Polonia, Checoslovaquia y Hungr¨ªa, los tres pa¨ªses ex socialistas m¨¢s avanzados en su transici¨®n a la democracia, se suceden los intentos de practicar alguna forma de justicia pol¨ªtica que castigue a los responsables de los abusos del r¨¦gimen anterior. Ya sea prohibiendo a todos los antiguos comunistas de cierto nivel participar en cualquier cargo p¨²blico o promoviendo acciones judiciales contra ellos, una ola de ajusticiamiento parece recorrer los Parlamentos de las nuevas democracias.
?Se trata de un error pol¨ªtico de los nuevos dirigentes o hay alguna raz¨®n de peso en esta actitud? ?Por qu¨¦ parece tan dif¨ªcil aplicar all¨ª la soluci¨®n espa?ola?
En primer lugar, conviene resaltar algunas coincidencias que resultan parad¨®jicas:, las propuestas m¨¢s radicales de realizar una justicia pol¨ªtica han nacido en el pa¨ªs, de estos tres, en que fue menor la posici¨®n a la dictadura socialista en la d¨¦cada pasada.
En Checoslovaquia, el r¨¦gimen de Husak sobrevivi¨® hasta 1989 sin oposici¨®n interna efectiva, excluyendo a los intelectuales agrupados en tomo a Carta 77, socialmente. aislados y sin incidencia pol¨ªtica relevante. En este pa¨ªs, cuya transici¨®n parece deberse m¨¢s a la presi¨®n exterior el -efecto domin¨®-, la nueva ¨¦lite pol¨ªtica, ha sido la primera en aprobar una ley que criminaliza a todos los dirigentes comunistas del pasado por el hecho de serlo, al margen de sus implicaciones personales en actividades delictivas.
Se puede, argumentar que el recuerdo de la Primavera de Praga, de 1968, y de la represi¨®n que le sigui¨® est¨¢ muy cercano, mucho mas, que el recuerdo de la guerra civil espa?ola en nuestra transici¨®n a la democracia, lo que har¨ªa m¨¢s vivo el deseo de venganza, pero, de hecho, la ley que ha aprobado el Parlamento de Checoslovaquia penaliza igualmente a los h¨¦roes de aque lla Primavera, como Dubcek. A fin de Cuentas, aqu¨¦l pretend¨ªa ser un experimento socialista.
Precisamente, los intelectuales, como H¨¢vel, que formaron esa oposici¨®n testimonial al r¨¦gimen anterior se oponen ahora a este intento de justicia pol¨ªtica, mientras que gran parte de la nueva clase pol¨ªtica, formada por individuos antes pol¨ªticamente amorfos, clama venganza.
Lo mismo ocurre en Hungr¨ªa, donde las iniciativas de ajuste de c¨²entas con los antiguos dirigentes del PSOE provienen de grupos y personas que no participaron en la oposici¨®n al kadarismo y que se incorporaron a la vida pol¨ªtica cuando el r¨¦gimen ya se hab¨ªa liberalizado en extremo. All¨ª, igualmente, el presidente de la rep¨²blica, Arp¨¢d G?ncz, procedente del grupo que recog¨ªa la oposici¨®n intelectual de la decada pasada, mucho m¨¢s influyente que la checoslovaca, se est¨¢ oponiendo a los intentos del Gobierno y la mayor¨ªa parlamentaria -antes pol¨ªtica mente inactiva- de iniciar procesos judiciales contra los anteriores dirigentes.
Descomunizaci¨®n
Por ¨²ltimo, en Polonia, no han sido los miembros del sindicato Solidaridad, que fue la ¨²nica oposici¨®n de masas a la dictadura, los que iniciaron el clamor por la descomunistizaci¨®n, sino la derecha, que estuvo refugiada en el pasado en partidos fantasmas junto al POUP, contribuyendo as¨ª a fingir un pluralismo inexistente.
Una segunda coincidencia llamativa proviene del hecho de que las propuestas de penalizar a los antiguos socialistas-comunistas aparecen en un momento en que las tres nuevas democracias se enfrentan a problemas graves de apat¨ªa pol¨ªtica, abstenci¨®n electoral y descr¨¦dito, de las instituciones sin que, por otra parte, sea probable un retorno al poder de los antiguos comunistas.
Por ¨²ltimo, los tres pa¨ªses se enfrentan a una permanente agudizaci¨®n de la crisis econ¨®mica, con el consiguiente deterioro de las condiciones de vida de su poblaci¨®n. Es una crisis heredada, pero los nuevos Gobiernos no tienen una respuesta clara, sencilla y electoralmente rentable a esta insatisfacci¨®n. Por el contrario, las nuevas ¨¦lites pol¨ªticas necesitan, liara sobrevivir, mostrar a sus conciudadanos su inocencia en esta quiebra, y para ello nada m¨¢s ¨²til que culpabilizar y penalizar a otros.
Podr¨ªa pensarse que el pueblo pide sangre, alguna forma de castigo p¨²blico a los dirigentes comunistas que sirviera, al menos simb¨®licamente, para considerar que los culpables de las humillaciones del pasado no quedaban amnistiados.
Sin embargo, la realidad es que esa demanda popular no existe, como prueban las encuestas de opini¨®n realizadas en estos pa¨ªses. Los partidos pol¨ªticos son los g¨¦rmenes y ¨²nicos responsables de esta actitud.
En defimitiva, todo parece indicar que estas propuestas de limpieza y justicia pol¨ªtica est¨¢n relacionadas, en primer lugar, con la necesidad de los nuevos gobernantes de demostrar su discontinuidad con el pasado, necesidad tanto mayor cuanto menor fuera su protagonismo en la oposici¨®n a la dictadura.
En segundo lugar, la estigmatizaci¨®n de los comunistas es un intento de lanzar balones fuera, intentando la movilizaci¨®n pol¨ªtica contra un enemigo d¨¦bil y frente al cual la nueva clase pol¨ªtica resulta embellecida. Y en tercer lugar, se trata de distraer la atenci¨®n fuera del problema crucial, que es la impotencia de los nuevos gobernantes para dar satisfacci¨®n a las aspiraciones materiales y pol¨ªticas de su poblaci¨®n.
Nadie puede culparles por lo rimero, dadas las enormes dificultades objetivas de la crisis econ¨®mica que les ha tocado vivir, pero s¨ª por su incapacidad para sustituir el orden socialista por un orden democr¨¢tico que sea realmente eso, en lugar de la imagen de caos y jaula de grillos que arroja la vida pol¨ªtica actual en los tres pa¨ªses.
Desestabilizaci¨®n
Es impensable que estos tres proyectos de justicia pol¨ªtica puedan llevarse a cabo -en el caso de que los tribunales constitucionales respectivos lo permitan, cosa bastante dudosa- sin convertirse de inmediato en una fuente de desestabilizaci¨®n peligrosa.
Uno de sus primeros resultados podr¨ªa ser el renacimiento electoral. de los partidos herederos de los antiguos comunistas, cuyos miembros aparecer¨¢n convertidos en v¨ªctimas y m¨¢rtires de esta actitud irracional.
Por otro lado, resulta imposible, sin inculpar a todo el pa¨ªs, delimitar responsabilidades en un sistema que exig¨ªa a todos sus miembros muestras activas de adherencia, especialmente a todos los profesionales, t¨¦cnicos o intelectuales, por lo que estas medidas pueden alimentar un estado de crispaci¨®n social y un ambiente de delaci¨®n y chantaje que no casa con la pacificaci¨®n que exige una consolidaci¨®n democr¨¢tica.
es profesora ayudante de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad Nacional de Educaci¨®n a Distancia (UNED).
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