ETA, a la caza del 92

La polic¨ªa mantiene el, convencimiento de que ETA no ha logrado llegar al 92 con una m¨ªnima infraestructura. en ninguna de las dos ciudades sede de los grandes acontecimientos. Ni siquiera en Barcelona, donde antes s¨ª dispuso de un comando instalado y con ciertos apoyos. El grupo dirigido por Jos¨¦ Luis Urrusolo, autor del primer asesinato del a?o en la capital catalana, busca la v¨ªctima en la calle, seg¨²n la polic¨ªa, hasta que cree llegado el momento adecuado para disparar. Esta precariedad no hace menos peligrosa la amenaza terrorista, pero es reflejo de la debilidad con que ETA se enfrenta a un a?o en el que hab¨ªa puesto todas sus esperanzas para obligar al Estado a negociar.

Para el Ministerio del Interior ha llegado el a?o m¨¢s esperado y m¨¢s temido. Mientras Espa?a se prepara para atraer la mirada de centenares de millones de personas de todo el mundo hacia los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla, Jos¨¦ Luis Corcuera y sus colaboradores tratar¨¢n de evitar que ETA rentabilice la expectaci¨®n o, peor a¨²n, amenace el ¨¦xito de los acontecimientos preparados con mimo. Pero los terroristas ya han sufrido una derrota pol¨ªtica, y no peque?a, en su pretensi¨®n de obligar al Estado a negociar antes del 92.Toda la estrategia de ETA en los ¨²ltimos cinco a?os apuntaba al 92 como palanca de apoyo. Convencida de que el Gobierno no podr¨ªa arriesgarse a soportar la presi¨®n de los atentados mientras todas las miradas se volv¨ªan hacia Espa?a, la c¨²pula terrorista apost¨® por forzar a cualquier precio la negociaci¨®n antes del a?o m¨ªtico.

Pero esa batalla, seg¨²n los responsables de Interior, se libr¨® ya el a?o pasado y todos los indicios apuntan a que ETA la ha perdido. Concretamente, el 30 de mayo del a?o pasado, cuando la Guardia Civil acab¨® en un enfrentamiento a tiros con Juan F¨¦lix Erezuma y Joan Carle Monteagudo, los dos principales activistas del comando Barcelona, detuvo a sus colaboradores y desmantel¨® casi por completo su precaria infraestructura.

Veinticuatro horas antes, Erezuma y Monteagudo hab¨ªan perpetrado una matanza en el cuartel de la Guardia Civil de Vic. A su espalda dejaron nueve cad¨¢veres (cuatro de ni?os) y 50 heridos. "Disponer de un comando asentado le permit¨ªa a ETA jugar a forzar la negociaci¨®n antes del 92. Ahora. ya es distinto. Buscan otra cosa, mantener una cierta presencia y atraer la atenci¨®n de mides de periodistas que ya tienen reserva para Barcelona", reflexiona en voz alta un responsable de Interior.

La derrota que represent¨® el desmantelamiento del comando Barcelona. fue comprendida de linmediato por ETA. Para ate nuar la desmoralizaci¨®n de su entorno pol¨ªtico tras la p¨¦rdida del principal instrumento encargado de "golpear el 92", la organizaci¨®n se apresur¨® a proclamar que estaban equivocados quienes cre¨ªan su estrategia "supeditada de cara a los acontecimientos pol¨ªtico-econ¨®micos" de este a?o.

Tocar madera

Siete meses despu¨¦s, ETA no ha logrado reconstruir una infraestructura m¨ªnima en Barcelona, seg¨²n la polic¨ªa, aunque quien lo afirma se apresura a tocar madera. "Los dos ¨²ltimos atentados de Barcelona se han perpetrado sin informaci¨®n previa ni apoyo de ning¨²n tipo", asegura Interior. Urrusolo y Narv¨¢ez, seg¨²n estas conclusiones, salen "a la caza" hasta que localizan objetivos.

As¨ª fue con los dos polic¨ªas nacionales asesinados el 13 de diciembre y con el comandante y el soldado del Ej¨¦rcito del Aire tiroteados el martes pasado. "Los terroristas esperan cerca de alg¨²n centro oficial hasta que ven un coche militar y lo siguen, a la espera del momento de menor riesgo". Por este motivo se han dado instrucciones para restringir al m¨¢ximo el uso de coches militares en Barcelona. Urrusolo es un especialista en estos atentados sin preparaci¨®n, capaz de vaciar el cargador sobre sus v¨ªctimas antes de emprender la huida como hizo. el 8 de enero.

"Los cogeremos antes o despu¨¦s, por supuesto, pero la cuesti¨®n es cu¨¢ndo y cu¨¢ntos atentados pueden perpetrar hasta entonces", aseguran los responsables de Interior. Convencidos de que la peor de las hip¨®tesis, un comando estable asentado en Catalu?a, ha quedado ya atr¨¢s, advierten que matar es muy f¨¢cil.