Reto para todos
Ser competitivos exige ciertos esfuerzos y voluntad decidida de lograrlo, tanto en lo que ata?e a los empresarios como a la Administraci¨®n o a los sindicatos. Para ello, no obstante, es necesario crear un entorno macroecon¨®mico apropiado.
En primer lugar voy a referirme a la Administraci¨®n, como responsable de diversas medidas de actuaci¨®n que har¨¢n posible un marco adecuado que permita a las empresas ser competitivas. As¨ª, pues, las actuaciones que se requieren de la misma van desde crear un entorno macroecon¨®mico estable, que reduzca alguno de los riesgos e incertidumbres, tales como la inflaci¨®n y la excesiva volatilidad de los tipos de inter¨¦s, hasta la potenciaci¨®n del sistema educativo y cient¨ªfico, con especial atenci¨®n a las ense?anzas profesionales y a la formaci¨®n interna en la empresa, escasamente contemplada. Dentro de este cap¨ªtulo cabe incentivar la colaboraci¨®n entre la universidad y la empresa y hacer esfuerzos importantes para acortar la brecha que separa nuestro sistema productivo del de las econom¨ªas con las que competimos en los temas de I + D.Tambi¨¦n es competencia suya mejorar sustancialmente la red de comunicaciones e infraestructuras, respecto de la que existe un gap, tan importante en relaci¨®n a la media de la Comunidad Europea, y la reforma del entorno reglamentario y fiscal. En el ¨¢mbito fiscal debe fomentar el ahorro y la inversi¨®n, evitando un sistema que tiene como objetivo prioritario la recaudaci¨®n, con tal grado de olvido de la funci¨®n econ¨®mica reservada a la fiscalidad que llega a perjudicar a la propia finalidad recaudatoria. Asimismo, debe estimular la demanda interna de calidad y defensa de la competencia, si es preciso creando nuevas y m¨¢s adecuadas estructuras.
Estos puntos son citados a t¨ªtulo meramente recordatorio, pues todos sabemos que ¨¦stos son los factores que la Administraci¨®n debe considerar y son sobre los que debe operar para desarrollar su obligado rol con la debida dignidad en la tarea inmensa, grave y urgente de estimular la competitividad en Espa?a. Lo preocupante es que a la hora de la verdad ¨¦stos no se tengan en cuenta, como acaba de ocurrir en la elaboraci¨®n de los Presupuestos Generales del Estado para 1992.
El planteamiento macroecon¨®mico que se hace en el proyecto de presupuestos no favorece la reducci¨®n de la tasa de inflaci¨®n, la rebaja de los tipos de inter¨¦s o la depreciaci¨®n del tipo de cambio. En cuanto al entorno fiscal, las deducciones por inversi¨®n ofrecen una mejora en un cuadro muy estrecho y, por contra, en el ¨¢mbito de las cotizaciones sociales se produce no una contracci¨®n, sino un aumento a cargo de la empresa en la cotizaci¨®n por desempleo. Asimismo, se aumentan los valores catastrales del impuesto sobre bienes inmuebles, el tipo gen¨¦rico del IVA y los impuestos sobre gasolina, gas¨®leo y tabaco, como vemos, en principio y generalmente al rev¨¦s de lo deseable y previsible. En cuanto al entorno financiero, se elevan las necesidades de financiaci¨®n para la Administraci¨®n, durante el a?o 1992, con la l¨®gica consecuencia sobre las tensiones en el mercado crediticio y tipos de inter¨¦s.
En el ¨¢mbito de comunicaciones y transportes tampoco se prev¨¦ una mejora concreta en ninguno de sus campos. Pero es que adem¨¢s se retrasa la financiaci¨®n del Plan General de Carreteras, desciende el 3,4% la cifra de cr¨¦ditos para la construcci¨®n y conservaci¨®n de carreteras y, asimismo, desciende la inversi¨®n por dotaciones ferroviarias y aeroportuarias. En el entorno laboral, tampoco est¨¢ prevista ninguna mayor flexibilidad con actualizaci¨®n de la normativa a nivel de su homologaci¨®n con la europea.
En cualquier caso, este comentario no responde a una cr¨ªtica del desarrollo presupuestario, sino a una mera constataci¨®n de hechos, y aceptando que las directrices presupuestarias no atienden solamente a objetivos de competitividad, sino que deben atender a m¨²ltiples razones econ¨®micas. Pero lo que es evidente es que ni para el a?o 1992 se ha considerado prioritario el objetivo contemplado.
Fuerza laboral
Volviendo a la competitividad, otro componente de este entorno es la fuerza laboral agrupada a trav¨¦s de asociaciones sindicales. ?stas constituyen un elemento important¨ªsimo en el desarrollo de las empresas y en sus posibilidades de alcanzar un mayor o menor grado de competitividad. Por eso es decisivo conseguir una mayor actitud de colaboraci¨®n y corresponsabilizaci¨®n de los trabajadores, que en esencia deber¨ªan aceptar como criterio inexcusable que el crecimiento de los salarios reales y de gran parte de ventajas sociales se produjera paralelamente a productividades crecientes.
Pero los empresarios no queremos renunciar a la parte que nos corresponde de responsabilidad directa y real ante el problema de la competitividad y de su soluci¨®n, y as¨ª se recoge en el ¨²ltimo documento del C¨ªrculo de Empresarios sobre esta cuesti¨®n. Entendemos que se hace necesario auditar nuestros d¨¦ficit y hallar sus v¨ªas de cobertura. Es nuestro reto y tenemos que asumirlo, cualquiera que sea el entorno, como se ha asumido miles de veces en el curso de la historia empresarial.
Es preciso recordar aquella tradicional definici¨®n de la empresa como conjunci¨®n de capital, organizaci¨®n y trabajo, y quiz¨¢ en nuestro caso se puede permitir el desviacionismo de considerar que es dif¨ªcil trabajar con malos colaboradores en el ¨¢mbito laboral y es dif¨ªcil realizarse con una financiaci¨®n desequilibrada o insuficiente, pero es imposible actuar como tal empresa sin un motor, sin una din¨¢mica organizativa b¨¢sica, sin un responsable que aporte las iniciativas y los programas de desarrollo. De ah¨ª que debamos convenir en que el protagonismo del empresario se equilibra con la asunci¨®n de responsabilidades y la relativa a la competitividad.
Esta cuesti¨®n se sit¨²a sobre un cambio sustancial de espacio y de ¨¢mbito de actuaci¨®n. De estrategias muy poco especializadas en la innovaci¨®n y poco cuidadosas en lo que se ha llamado "excelencia operativa" es necesario trasladarse a unas estrategias asociadas a un marco m¨¢s amplio de relaciones con autoridades, fuentes de financiaci¨®n, suministradores y empleados, y sobre todo clientes. A estrategias internacionales y globalizadoras con su exposici¨®n a un mercado global, sobre el que deben programar sus actividades y sin perjuicio de que a cada uno de estos procesos, estrat¨¦gicos deban adaptarse a cada empresa las caracter¨ªsticas de cada poroducto.
Tambi¨¦n es preciso tener en cuenta el papel del binomio innovaci¨®n /tecnolog¨ªa, tanto en procesos como en productos, y atender al entorno tecnol¨®gico, econ¨®mico y sociopol¨ªtico. Asimismo, el empresario debe volcarse hacia la experimentaci¨®n y asunci¨®n de riesgos, as¨ª como hacia la adquisici¨®n del grado de sensibilidad necesario en relaci¨®n a las personas, para conseguir su verdadera participaci¨®n y su motivaci¨®n, con el fin de propiciar la creatividad e innovaci¨®n individual.
En otro aspecto, es importante la orientaci¨®n hacia los valores ¨¦ticos, no s¨®lo con las personas, colaboradores, clientes y proveedores, sino hacia la sociedad en general, respetando temas tan globales como el del medio ambiente. Tambi¨¦n es preciso introducir una dosis importante de flexibilidad en la estructura y en los programas de desarrollo, en la permanencia de los productos, en las caracter¨ªsticas de la plantilla y la organizaci¨®n financiera, y en todos los sistemas de comunicaci¨®n interno/externo y en la obtenci¨®n de una red de informaci¨®n permanente
Finalmente quisiera reivindicar un vocablo de significaci¨®n concreta y de uso tan antiguo que ni siquiera se expresa a trav¨¦s de anglicismos; me refiero a la seriedad profesional. Condici¨®n, a veces, escasamente valorada en nuestros comportamientos habituales, cuando no rechazada por impropia del talante imaginativo y ¨¢gil de los latinos, y en muchas ocasiones porque indebidamente se la considera incompatible con el ejercicio de la astucia, virtud aqu¨ª sin duda venerada como base del ¨¦xito.
Seriedad en la calidad del producto y del servicio; en el trato mercantil y en el puntual cumplimiento de las condiciones y compromisos; en la organizaci¨®n y en los programas de desarrollo; en la selecci¨®n y tratamiento de los recursos humanos; en las relaciones con clientes y proveedores, y en todas y cada una de las actuaciones del empresario.
es presidente del Comit¨¦ de Gesti¨®n y Desarrollo Empresarial del C¨ªrculo de Empresarios, y presidente de Aguas de Barcelona.
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