El delirio del 'comic' en Jap¨®n
Las madres niponas piden freno a una colosal industria editorial de violencia y sexo
La audacia e imaginaci¨®n de los editores de tebeos ha alcanzado en Jap¨®n l¨ªmites dif¨ªcilmente superables, y no se ha visto en el mundo semejante esmero cuando los protagonistas de las historias asesinan, violan, rescatan doncellas o desfacen entuertos. El refinamiento de esta industria -con 500 millones de revistas de venta anual con tiradas tambi¨¦n supermillonarias- es tal que el Gobierno estudia medidas para frenar el delirio. En Tokio, Osaka, Kyoto, Toyama y otras ciudades japonesas, grupos de madres recogen firmas y exigen una, reglamentaci¨®n m¨¢s estricta.
Uno de los pasados d¨ªas de asueto navide?o, cuando la capital se apacigua y el metro circula ligero de equipaje, me fue posible compartir la lectura de un tebeo con un adolescente japon¨¦s. De reojo llegu¨¦ al desenlace de un drama que debi¨® ser espeluznante: una mala bestia desdentada, con una chepa que envidiar¨ªa un dromedario, se acercaba amenazante a una c¨¢ndida colegiala que tocaba el viol¨ªn en un parque. Los rayos del sol doraban los tirabuzones de la inocente y las melod¨ªas de su viol¨ªn compet¨ªan con los trinos de lo que, a juzgar por los trazos del dibujante, parec¨ªa ser una calandria nipona. La bajeza del monstruo, que resoplaba soltando litros de baba, era inminente.En el mismo vag¨®n, otro viajero le¨ªa Shonen Magazine, con dos millones y medio de ejemplares de venta, y su vecino devoraba el Shukan Shonen Jump, cinco millones. Preocupado por las intenciones del jorobado, me acerqu¨¦ un poco m¨¢s al atento lector y los dos comprobamos, aliviados, que ,cuando el bellaco se aprestaba a la profanaci¨®n de la estudiante un valeroso joven, con cazadora de cuero negro, ca¨ªa como una bomba sobre el rufi¨¢n de los ojos vidriosos y le atravesaba por la jiba con un sable de samurai. Sin vida el miserable, ca¨ªdo el viol¨ªn junto al charco de sangre, la gacelilla se abraz¨® temblorosa al intr¨¦pido libertador y su candor se troc¨® en en tusiasmo cuando, en la siguiente vi?eta, apareci¨® gratificando su gesti¨®n con una felaci¨®n que sirvi¨® de ep¨ªlogo a la historieta.
Madres indignadas
"Es lamentable", manifest¨® el diputado Jinen Nagase cuando observ¨® los libros de comics que le entregaron varias madres, indignadas, en la provincia de Toyama. El diputado Nagase encabeza el movimiento que pide la retirada del mercado de los manga que glorifican la violencia y los temas sexuales, y ha promovido un debate nacional en contra del incremento de estas revistas, que se venden entre las lechugas y las patatas de los supermercados, en los grandes almacenes y en cualquier librer¨ªa.Casi la mitad de los 500 millones de ejemplares distribuidos en el pa¨ªs, muchos de ellos con ositos de peluche y simp¨¢ticos ratones en las portadas, contienen material er¨®tico, cuando no pornogr¨¢fico. "Si no lees los tebeos, no est¨¢s al d¨ªa en muchos de los temas de conversaci¨®n de los amigos", dice Osamu Mizuno, de 17 a?os. Isako Nakao, de 49 a?os, madre de tres hijos, denuncia por su parte la violencia de las agresiones. "Es degradante para la mujer".
Los dibujantes y redactores de estas millonarias publicaciones, de 300 p¨¢ginas como promedio y a unas 600 pesetas el ejemplar, tienen sus preferencias y tambi¨¦n su corazoncito Adem¨¢s de ensalzar la lucha sin cuartel del h¨¦roe contra rufianes, matones y alima?as extraterrestres que empu?an un arsenal de cuchillo! , rayos, morteros y escopetas recortadas, alguno de los creadores glosa la trayectoria del an¨®nimo oficinista que, desesperado en su mediocridad, se encapucha asalta a una mujer en su domicilio y, a punta de cuchillo, vence su resistencia y consigue despu¨¦s su complicidad. Gr¨¢ficos a toda plana ilustran la apasionada entrega de la v¨ªctima y el disfrute del embozado.
Pr¨®spero negocio
"Cierto es que los tebeos pornogr¨¢ficos han cruzado recientemente el l¨ªmite de lo permisible", editorializaba el diario Mainichi. "Es ¨¦ste un problema", a?ad¨ªa, "que deben solventar autores, editores y los propietarios de las librer¨ªas, con buen gusto y decencia como principal criterio. Los movimientos. ciudadanos y otros esfuerzos de la sociedad en general pueden ser tambi¨¦n efectivos. Todos deber¨ªan tener en cuenta que la libertad de expresi¨®n implica tambi¨¦n responsabilidad y deberes".No ser¨¢ f¨¢cil, sin embargo, modificar los argumentos e ilustraciones de un negocio que supera con creces los 200.000 millones de yenes en ventas. De acuerdo con los datos de la Asociaci¨®n de Publicistas de Jap¨®n, bajan en la cotizaci¨®n de los lectores las revistas para ninos y mujeres, y mantienen la subida los semanarios que proporcionan abundante espacio a los s¨¢dicos, masoquistas y violadores de toda laya. Un valor seguro es insistir en el rapto de jovencitas con carita de Blancanieves y corpach¨®n de bailarina de samba.
Las organizaciones que se han movilizado contra estos comics disponen de una lista de 2.000 clasificados como perjudiciales para los menores. Algunas de las, editoras colocan desde hace poco tiempo la etiqueta de "s¨®lo para adultos", pero la mayor¨ªa no lo hacen.
Kyoko Okazaki, redactor de una de las revistas, subraya que el sexo es parte de la vida y un componente esencial en el desarrollo de los j¨®venes: "?Acaso piensan las madres que van a poder controlar el, comportamiento de sus hijos en este terreno?"
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