La 'Pintada' no quiere entrar en el museo
Grupos de j¨®venes embadurnan el metro de Pan's contra una iniciativa de Jack Lang
Los puros del graffiti art dieron el pasado fin de semana una r¨¦plica espectacular al intento del ministro franc¨¦s de Cultura, Jack Lang, de 9ntegrar" este modo de expresi¨®n. Al cubrir de tags o pintadas las estaciones de metro Louvre, Asamblea Nacional, Solferino y Rue du Bac, un grupo desconocido de chavales de los suburbios de Par¨ªs propin¨® un corte de mangas a la exposici¨®n Graffiti Art. Artistas amerscanos y francCses, 1981-1991 en el Palacio de Chaillot.
La compa?¨ªa del Metro de Par¨ªs, la RATP, ha reaccionado con indignaci¨®n y amenazas. Los autores de las pintadas que han desfigurado cuatro de las estacionesescaparate del transporte p¨²blico suburbano de Par¨ªs,'son para la entidad pura y simplemente ,v¨¢ndalos", y su lugar est¨¢ entre los muros de una prisi¨®n y no en un museo.La RATP ha recordado que los muchachos que el pasado abril ya "contaminaron" por primera vez la estaci¨®n del Louvre y las obras de arte all¨ª expuestas, se hallan en la actualidad cumpliendo condena en la c¨¢rcel.
Hace apenas unas semanas, la RATP lleg¨® a un acuerdo con el tribunal de Cr¨¦teil para que "los. autores de las degradaciones" se vean obligados a "devolver a su condici¨®n inicial el objeto que han'degradado personalmente o cualquier otro de la misma naturaleza".
La RATP se proclama ahora claramente "en guerra" contra los que llama "delincuentes urbanos" y sus "aerosoles salvajes". Estos j¨®venes, afirma Robert Jung, director de la compa?¨ªa, est¨¢n organizados en "bandas", que penetran por la noche en las estaciones y que, dotados de scanners, controlan las frecuencias de las radios de la polic¨ªa y de los servicios de seguridad pagados por la propia compa?¨ªa metropolitana.
Respuesta
El "Fuck RATP" (J¨®dete RATP) que luc¨ªa el domingo la estaci¨®n del Louvre es la respuesta de los tagg¨¦rs a la exposici¨®n del palacio de Chaillot.Por una vez, los chavales del aerosol y la direcci¨®n del Metro est¨¢n de acuerdo. "Es indignante que estos garabatos primitivos sean consagrados por algunas autoridades como una actividad art¨ªstica", ha declarado un portavoz de la compa?¨ªa, en clara alusi¨®n a la muestra que, hasta el pr¨®ximo 10 de febrero, ocupa en el palacio del Chaillot un amplio espacio del museo nacional de los Monumentos Franceses, un lugar que alberga un millar de maquetas de las joyas de la. arquitectura gala.
El palacio de Chaillot mira a la explanada del Trocadero, hoy coraz¨®n del hip hop parisino. Hace una d¨¦cada, en el Trocadero empezaron a ensayar sus break dances los primeros franceses adictos a la nueva subcultura urbana procedente de EE UU. All¨ª siguen practicando el patinaje cientos de j¨®venes de todas razas, con sus gorras de b¨¦isbol con las viseras al rev¨¦s, sus pantalones vaqueros demasiado anchos y sus cazadoras Chevignon.
Los organizadores. de la exposici¨®n han intentado reconstruir la aventura de un movimiento que naci¨® en Estados Unidos en los a?os setenta y que tiene como ¨²ltima expresi¨®n musical el rap, como baile el break dance y como bandera gr¨¢fica el tag -simple firma estilizada caracter¨ªstica de un individuo o una banda-, o el graf, que viene a ser un fresco m¨¢s elaborado.'
La muestra coloca en paralelo la reproducci¨®n a tama?o natural de un fresco rom¨¢nico de una iglesia francesa del siglo. XII y la de un inmenso graffiti sobre un vag¨®n del metro de Par¨ªs. Los autores califican al tag y al graf de "hijos bastardos del tebeo y el arte mural, en una ¨¦poca apresurada".
El paso de producto de "j¨®venes delincuentes urbanos" al de piezas de museo es obra de Jack Lang. El ministro de Cultura anima en los ¨²ltimos a?os una pol¨ªtica destinada a atraer a los museos franceses a un p¨²blico que nunca los pisa. Lang cree que eso es posible si los j¨®venes de los suburbios, franceses o inmigrantes, ven quesu producci¨®n cultural consigue un lugar propio en la vida ciudadana.
Babelia
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