Guardias civiles con boina azul
Miembros del instituto armado trabajan como observadores de la ONU en El Salvador
La Guardia Civil espa?ola ha cambiado en El Salvador sus tricornios de charol negro por la boina azul de la ONU. Desde el pasado mes de junio, tres tenientes coroneles y un comandante de este instituto armado trabajan codo a codo con gendarmes franceses, carabineros italianos y funcionarios de la polic¨ªa espa?ola como observadores de las Naciones Unidas para verificar la situaci¨®n de los derechos humanos en este pa¨ªs centroamericano. Desde que fue fundada por el duque de Ahumada, es la primera vez que la Guardia Civil cumple una misi¨®n en el extranjero y al servicio de la comunidad internacional.En Usulut¨¢n, capital del departamento del mismo nombre y a dos horas de San Salvador, la ONU ha instalado una de sus oficinas para comprobar el respeto de los derechos humanos. En ese rinc¨®n perdido, una de las zonas m¨¢s castigadas por la guerra, el azar ha reunido a dos espa?oles que, de no ser por el protagonismo adoptado por las Naciones Unidas para lograr la paz en El Salvador, tal vez nunca se hubieran encontrado.
Uno es el teniente coronel Antonio Ca?amero, nacido en M¨¦rida hace 44 a?os y licenciado en Derecho, que dej¨® el pasado julio su puesto de mando en la agrupaci¨®n de tr¨¢fico de la Guardia Civil en Tenerife para ir a El Salvador. El otro es un joven de 30 a?os, Francisco Cobos, hijo de emigrantes andaluces a Alemania. Cobos, que hizo la carrera de Pedagog¨ªa en Berl¨ªn, ha trabajado antes en otras misiones para organismos internacionales en Nicaragua y en Hait¨ª. Ahora, cuando a¨²n no ha terminado su labor en El Salvador, ya espera ser reclutado por la ONU para un nuevo destino en Camboya.
El teniente coronel Ca?amero y el joven Cobos patrullan casi cada d¨ªa por los m¨¢s alejados vericuetos de Usulut¨¢n, unas veces para hablar con la guerrilla, otras pa r¨ªa hacerlo con el Ej¨¦rcito, y la mayor¨ªa para comprobar las denuncias sobre violaciones de derechos humanos que se presentan en su oficina, un total de 400, de las cuales han tramitado hasta ahora 250.
La ignorancia de la poblaci¨®n, no acostumbrada a la. presencia de la ONU en su pa¨ªs, ha convertido a estos observadores internacionales en un elemento de confianza al que se le plantean desde problemas dom¨¦sticos hasta cuestiones rocambolescas como que medie. en la tramitaci¨®n de documentos para emigrados del pa¨ªs o intervenga en un litigio sobre la propiedad de un ave de corral.
Ca?amero, que viste su uniforme de guardia civil con una boina azul de la ONU, asegura que est¨¢ viviendo una experiencia ¨²nica y enriquecedora al por der trabajar con 27 naciones distintas defendiendo los derechos humanos, una funci¨®n muy activa que contrasta con su trabajo policial en Espa?a. Y Cobos, un internacionalista por la paz, se r¨ªe a carcajadas cuando se le pregunta si hab¨ªa llegado a imaginarse que iba a acabar trabajando con la Guardia Civil en El Salvador. "Jam¨¢s, jam¨¢s", asegura. "Despu¨¦s de estos meses de estar juntos, he comprobado que son gente de mentes abiertas".
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