Divertida y singular comedia
La tarea
Direcci¨®n y gui¨®n: Jaime Humberto Hermosillo. Fotografia: Toni Kuhn. Producci¨®n: Barbachano. M¨¦xico, 1991. Int¨¦rpretes: Mar¨ªa Rojo y Jos¨¦ Alonso. Estreno: cines Renoir.
Cuando cuentan, sin antes haberla visto, c¨®mo es la pel¨ªcula mexicana La tarea, uno se asusta un poco, pues se compone de tres ¨²nicos planos-secuencia, uno de ellos de alrededor 40 minutos de duraci¨®n, tomados con c¨¢mara fija, en tiempo simult¨¢neo al del espectador y desde un s¨®lo punto de encuadre.La singularidad (aunque tenga antecedentes como el Ilustre batacazo de Hitchcock en La soga) de tal experimento suena as¨ª dicha -un filme normal suele contener decenas de secuencias, compuestas por muchos centenares de planos y puntos de encuadre- a disuasoria para el espectador com¨²n: cine para aficionados a cors¨¦s formalistas aplicados a la pantalla, una especie de "m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa" con m¨¢s resonancias circenses que cinematogr¨¢ficas.
Pues bien, uno ve La tarea, comprueba que es exacto lo que le han contado acerca de su singularidad formal y, no obstante, contempla a la pel¨ªcula con la misma comodidad y ligereza que la acostumbrada en el cine que se atiene a las normas narrativas convenidas en los c¨®digos del entretenimiento. Sin dejar de ser un experimento original y arriesgado, La tarea es tambi¨¦n una divertida comedia, que est¨¢ realizada e interpretada de manera muy fluida, ¨¢gil y libre.
Y es la suya una libertad contagiosa, que hay que situar en el polo opuesto de cualquier hermetismo de tipo m¨¢s o menos vanguardista. La encerrona, el apretado cors¨¦ en que est¨¢ embutida la curiosa historia -una parodia, sin exageraciones ni caricaturas, de algunos lugares comunes del cine pornogr¨¢fico, que inesperadamente adquiere gran fuerza er¨®tica- se convierte, gracias a su buen ritmo, a su humor, a las excelentes composiciones de los Int¨¦rpretes y al ingenioso empleo por el director del juego en off, es decir de las interrelaciones entre lo que se ve en la pantalla y lo que se adivina que ocurre fuera de campo, en un horizonte abierto, en celuloide respirable a pleno pulm¨®n.
Hermosillo es un gran (y como casi todos los americanos de nuestra lengua, aqu¨ª desconocido) cineasta y merece la pena comprobarlo en esta su primera incursi¨®n en las carteleras espa?olas. Jos¨¦ Alonso es un popular actor mexicano, m¨¢s que convincente. Y Maria Rojo, una actriz de fuerza excepcional, que en la pantalla va de menos a m¨¢s, desde una inicial composici¨®n neutra hasta su ascenso final -a trav¨¦s de una mezcla explosiva y maravillosamente dosificada de humor y desgarro- a la maestr¨ªa.
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