El Valencia devuelve la emoci¨®n a la Liga
El Madrid perdi¨® la guerra de Mestalla a ¨²ltima hora, cuando ten¨ªa el partido conquistado. Despu¨¦s de un combate intens¨ªsimo, el equipo de Antic se adelant¨® en el marcador, pero flaque¨® en el juego a¨¦reo. Hiddink, que lo ve¨ªa todo perdido, ech¨® a Rommel a la cancha y se jug¨® la suerte a la inglesa, con todos sus cabeceadores en el ¨¢rea de Buyo. En medio de un dramatismo indescriptible, el Valencia encontr¨® la cabeza de Fernando y de Roberto. Sus dos remates convirtieron el campo valencianista en un polvor¨ªn y dejaron una Liga muy apretada. El partido dej¨® adem¨¢s una moraleja reveladora: el Madrid no ha ganado esta temporada a ninguno de los cuatro equipos que le siguen en la clasificaci¨®n.Hubo m¨¢s pasi¨®n que juego en la cancha. Fue un duelo abrupto, muy desgarrado desde el inicio. Giner sali¨® decidido a intimidar a Butrague?o con un juego muy f¨ªsico. El poderoso central valenciano castig¨® los tobillos del Buitre, le volte¨® en dos ocasiones y le mand¨® a la caseta en el minuto 10. Antic se encontr¨® entonces con la alineaci¨®n que quiere: un delantero puro y Luis Enrique de zapador por todas partes.
Nadie hizo concesiones. El Valencia tuvo las trazas de los buenos equipos, pero le falt¨® finura. Estuvo toda la noche muy preocupado de ahogar al Madrid. Sin embargo, las viejas dificultades madridistas frente a la presi¨®n fueron menos evidentes esta vez. Sin capacidad para gozar del juego, el Madrid se vio en la obligaci¨®n de mantener el tipo y esperar tiempos mejores, que llegaron bien avanzado el segundo periodo. La agresividad del Valencia perjudic¨® de alguna manera la fluidez del conjunto de Hiddink. El Valencia vivi¨® m¨¢s pendiente de apretar al Madrid que de superarlo por la v¨ªa del juego.
Quedaba por saber si el trabajo de desgaste valencianista acabar¨ªa con la resistencia del Madrid o se volver¨ªa en contra de los locales. Suele ocurrir en el f¨²tbol: un equipo espera derribar pronto al adversario y cae preso de la frustraci¨®n cuando no lo consigue.
En la guerra sorda que se libr¨® en la primera parte hubo poco espacio para el lujo. Penev sac¨® a Rocha a las bandas, pero nadie lleg¨® desde atr¨¢s. Y el recurso de Leonardo fue muy espor¨¢dico. El zurdo brasile?o es un jugador magn¨ªfico, un hombre que domina la banda izquierda con la misma soltura de Gordillo. En el primer tiempo, Leonardo s¨®lo apareci¨® en un quiebro sorprendente a Chendo en el filo del ¨¢rea, pero despu¨¦s la jugada perdi¨® p¨®lvora.
El Madrid ten¨ªa pocos canales para combinar. Se sent¨ªa inc¨®modo, sin metros, aunque m¨¢s metido en el partido que en las ¨²ltimas semanas. Estaba todo el Madrid con el buzo puesto. La presencia de Luis Enrique a?ad¨ªa el definitivo factor laboral. La alternativa de Alfonso habr¨ªa propiciado una alineaci¨®n m¨¢s ajustada al equipo inicial y m¨¢s favorable a Hugo S¨¢nchez. Cuando flaquearon las fuerzas, el partido no perdi¨® su intensidad. Fue otro encuentro, con m¨¢s espacios y m¨¢s libertad para circular. El Valencia perdi¨® frescura f¨ªsica, aunque encontr¨® su oportunidad de desequilibrar el partido en un remate de cabeza de Eloy al travesa?o. Luego, el equipo valenciano comenz¨® a resbalar. Y el Madrid creci¨®.
Cada vez m¨¢s descompuesto, el Valencia se encontraba con enormes dificultades para contener el arre¨®n del Madrid en el ecuador del segundo tiempo. Una internada de Hagi y un remate envenenado de Hugo S¨¢nchez precedieron a la jugada del gol. Milla caz¨® un rechace al borde del ¨¢rea y entr¨® a por uvas. Fue una jugada valerosa, que Penev premi¨® con un empuj¨®n al centrocampista en el ¨¢rea de Sempere. Michel convirti¨® el penalti y dej¨® un partido franco para el Madrid.
Sin embargo, el equipo de Antic no aguant¨® la tarascada final del Valencia. Hiddink convirti¨® el ¨¢rea madridista en un avispero de cabeceadores. Y para echar m¨¢s le?a, sac¨® a Rommel. Estaban Penev, el paname?o, Roberto y Fernando. Colocados todos a la caza del juego alto, el Valencia comenz¨® a volear balones sobre el ¨¢rea' madridista. Entonces, desfalleci¨® la defensa de Antic. Le falt¨® al Madrid autoridad en el f¨²tbol a¨¦reo y calma para resolver la avalancha. Fueron 10 minutos tremendos que el Valencia resolvi¨® a la antigua: duro y a por el pelot¨®n.
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