CINE / "LA DOBLE VIDA DE VERONICA" Dos rostros de un enigma
Direcci¨®n: Krzysztof Kleslowski. Gui¨®n: K. /Kl*eslowski y K. /Piesewicz. Fotografia: Slawomir Idz?ak. M¨²sica: Zbigniew Preisner. Polonia, 1991. Int¨¦rpretes- Irene Jacob, Halina Gryglaszcwska, PhIlippe Volter. Estreno en Madrid: c¨ªnes Renoir (Cuatro Caminos).
El cineasta polaco Krysztof Kleslowski- se dio a conocer con su mazazo No matar¨¢s hace cuatro a?os, en el festival de Cannes. A partir de entonces, y desde el anonimato, alcanz¨® la celebridad mundial de manera tan r¨¢pida con su serie televisiva Dec¨¢logo, de la que surgi¨® la necesidad de comprobar qu¨¦ rumbo tomaba su cine con posterioridad a estas diez peque?as y, en algunos casos, magistrales pel¨ªculas. ?Se vaci¨® en el esfuerzo de Dec¨¢logo o le qued¨® algo que decir tras su larga encerrona en los mediometrajes de este trabajo?
La respuesta est¨¢ ah¨ª y se titula La doble vida de Ver¨®nica. Es una respuesta que resuelve la inc¨®gnita a medias, porque en ella sigue dominando el mediometraje (la duraci¨®n del filme es de hora y media, pero est¨¢ dividido en dos unidades de unos 45 minutos de duraci¨®n cada una) y porque la doble (aunque po¨¦ticamente ¨²nica) historia narrada sigue atrapada dentro de la irradiaci¨®n de los ritmos y composiciones de Dec¨¢logo, hasta el punto de que a ra¨ªz de su estreno en un festival internacional se le colg¨® ir¨®nicamente al filme el apodo de Once¨¢logo. Hay algo de verdad en esta caricatura.
Concisi¨®n
El filme se caracteriza, como Dec¨¢logo, por su concisi¨®n: apenas cuenta nada, pero da la impresi¨®n de que innumerables cosas se api?an en ¨¦l, como si cada m¨ªnima fracci¨®n de su tiempo adoleciera de una sobrecarga de signos que la capacidad de s¨ªntesis del cineasta aprieta en huecos m¨ªnimos. Estamos ante la indagaci¨®n -elevada a poema por su intensidad l¨ªrica- en el inquietante misterio o enigma del doble. Poe, Stevenson y Dostoievski, aficionados a las zonas impenetrables del subsuelo del comportamiento, indagaron en esta idea del encuentro en el rostro de otro, como en un espejo, la prolongaci¨®n del rostro propio. Estos antecedentes literarios le van como anillo al dedo al cineasta, que se mueve como el pez en el agua entre las sombras de sus sombras. Su filme est¨¢ a la altura de su ambici¨®n: aborda un asunto complejo y propicio para el batacazo, pero no se lo da.
Sin embargo, esta bella pel¨ªcula contiene un desequilibrio: es mejor la primera parte (en Polonia) que la segunda, que transcurrre en Par¨ªs: en el lado oriental del espejo el cineasta se mueve con m¨¢s precisi¨®n que en el lado occidental. La c¨¢mara de Kieslowski, que en Polonia muestra cosas y gentes con la seguridad de quien mira al entorno cotidiano, pierde precisi¨®n y divaga en Par¨ªs y sus ambientes: disminuye al final la fuerza de s¨ªntesis inicial y surgen en.el Filme dilaciones descriptivas innecesarias. De ah¨ª que tras escenas poderosas, se sucedan otras superfluas y por ello endebles.
Esto no impide a La doble vida de Ver¨®nica ser una obra de altos vuelos. Su desequilibrio interior no encoje la altura de sus aciertos, totales en el fascinante comienzo y parciales al Final. De ah¨ª que las inc¨®gnitas que la obra anterior de Krzystof Kleslowski abri¨® sigan en parte abiertas; pero al mismo tiempo la evidencia de su talento se mantiene intacta e incluso gana terreno en esta su primera salida fuera del cerco de obsesiones b¨ªblicas de este predicador agn¨®stico en su Dec¨¢logo.
Babelia
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