El sendero de la guerra
Muy pronto seremos testigos de tormentas pol¨ªticas que se desencadenar¨¢n no s¨®lo en Rusia, sino tambi¨¦n en Ucrania y Bielorrusia, afirma el autor. En Rusia, agrega, aparece un deseo de revancha, de reconstruir la Uni¨®n y recuperar posiciones que significan, en las actuales circunstancias, un llamamiento a la guerra civil.
El 25 de diciembre, en su ¨²ltima entrevista televisada, Gorbachov cont¨® que ten¨ªa intenci¨®n de pasar sus ¨²ltimos d¨ªas como presidente en su despacho, ordenando los papeles y los archivos. Pero Gorbachov no ha tenido la suerte de poder despedirse tranquilamente de su pasado. El d¨ªa 27 de diciembre, 30 minutos antes de la hora de llegada prevista de Gorbachov al Krendin, el equipo de Yeltsin entr¨® de estampida (en el sentido literal de la palabra) con su amo a la cabeza. Yeltsin se sent¨® enseguida en el sill¨®n de Gorbachov, y empez¨® a mirar al techo del despacho pensando, un tanto desconcertado, "?qu¨¦ es lo que hay que hacer?".Al cabo de una media hora empez¨® la habitual apat¨ªa revolucionaria rusa. No dejaron al turbado Gorbachov entrar en su despacho debido a que estaba ocupado por el presidente legal de Rusia, que hab¨ªa sido elegido por el pueblo. Gorbachov tuvo que recibir a las visitas en el despacho de su secretario. Y, seg¨²n me dijo despu¨¦s uno de los consejeros de Gorbachov, los j¨®venes mal vestidos y desali?ados del equipo de Yeltsin echaron sin ceremonias de sus despachos a los empleados de Gorbachov. Todo este limpiar el Kremlin del cuerpo y del esp¨ªritu de Gorbachov se parec¨ªa mucho a cuando los marineros del Kremlin derrotaron al comit¨¦ establecido. Las mismas colillas tiradas por el brillante suelo del Kremlin, la dimisi¨®n de unos, la alegr¨ªa por la victoria en las caras de otros. especial en todo lo que est¨¢ pasando ahora en el Kremlin. Es mucho m¨¢s prosaico que todo eso. El Kremlin atrae a los pol¨ªticos como un monstruo, como un secreto, algo seductor, les obliga a cometer pecados graves para ser, durante un a?o, a lo mejor una hora, due?os de sus interiores.
Es un tanto terrible, pero todos los acontecimientos que sacudieron al mundo entero en diciembre del a?o pasado la uni¨®n eslava en la selva Belovechbscaya, la denuncia del Tratado de la Uni¨®n del a?o 1982, el conflicto entre las rep¨²blicas eslavas y musulmanas- estuvieron provocados por la pasi¨®n por el poder sin l¨ªmites.
Por, supuesto, si los jefes de Ucrania y Bielorrusia no tuvieran ning¨²n -inter¨¦s en los acuerdos de Mirisk Yeltsin no conseguir¨ªa nada. Pero si Yeltsin no tuviera inter¨¦s en aislar lo m¨¢s pronto posible a Ucrania y Bielorussia, todo en la historia rusa podr¨ªa ir de otro modo. Se puede comprobar muy f¨¢cilmente que si el segundo d¨ªa despu¨¦s del fracaso Yeltsin hubiera defendido la Uni¨®n y los acuerdos de Novo Ogarevo, los jefes de Ucrania se habr¨ªan comportado de otra manera. Una cosa es una Ucrania independiente que conviva con la Uni¨®n, que incluye a Rusia, Bielorrusia, Kazajst¨¢n y todas las rep¨²blicas asi¨¢ticas, y otra cosa es una Ucrania que conviva con una Uni¨®n definitivamente destruida. En el primer caso estar¨ªa mucho m¨¢s cerca de Rusia.
Unas semanas antes del refer¨¦ndum de Ucrania, intent¨¦ preguntar a un miembro del Parlamento ruso a qu¨¦ se deb¨ªa la indiferencia por el tema de Ucrania. Ya entonces estaba claro que la gesti¨®n de Gorbachov s¨®lo pod¨ªa empujar fuera a los ucranios. Pero ?por qu¨¦ Yeltsin calla y no hace nada? ?Fluede ser Rusia sin Ucrania, o no? Mi interlocutor me dio una palmada en el hombro y me dijo: "Qu¨¦ ingenuo eres, Alexandr. No hay nada que Yeltsin y todo el Gobierno ruso esperen tanto como un resultado positivo en el refer¨¦ndum de Ucrania. Una vez que los ucranios hayan dicho s¨ª a la independencia podremos echar a Gorbachov".
Francamente, en esta ocasi¨®n, el talento de Yeltsin brill¨® en todo su esplendor. No s¨®lo encontr¨® un motivo para deshacerse de Gorbachov, sino que present¨® la operaci¨®n de Mirisk ante la opini¨®n p¨²blica como una iniciativa para consolidar a los pueblos eslavos. La palabra amistad ha atra¨ªdo a muchos. Sobre todo, ha atra¨ªdo ¨¢ nuestros generales, que desde agosto a¨²n no han despertado de los acontecimientos. Pero, si somos sinceros, podemos pensar que s¨®lo los tontos que han perdido totalmente el sentido de la realidad podr¨ªan ver en la acci¨®n de Minsk la iniciativa para "integrar a las rep¨²blicas a punto de separarse". Ninguna de las rep¨²blicas que han obtenido recientemente la independencia acept¨® los acuerdos de Minsk ni los de Alm¨¢ At¨¢. Pero al mismo tiempo, gracias a los acuerdos de Minsk, Bielorrusia se separ¨® de Rusia, a la que hab¨ªa estado muy unida durante los ¨²ltimos 300 a?os. Por el conflicto entre dos, surge la necesidad de una Bielorrusia libre que est¨¢ en su justo derecho de declarar el final de la Uni¨®n. Gracias a los acuerdos de Bielorrusia, Ucrania consigui¨® su derecho a salir de la Uni¨®n sin obst¨¢culos y sin negociaciones. La Uni¨®n se ha separado y Ucrania ha obtenido el reconocimiento de sus fronteras, en muchos casos no demasiado leg¨ªtimas. No tiene sentido la explicaci¨®n de que los acuerdos de Minsk han acelerado la separaci¨®n de Kazajst¨¢n de la Uni¨®n, y lo mismo en cuanto a las rep¨²blicas asi¨¢ticas. Gracias a los acuerdos de Minsk se ha acelerado bruscamente la desintegraci¨®n de la Uni¨®n. Es una paradoja que todo eso se denominara "la iniciativa para consolidar a los pueblos del pa¨ªs". Todo eso, repito, se estaba haciendo con una sola meta: ocupar lo antes posible el despacho de Gorbachov en el Krerrilin para vengarse del ofensor y verlo en la situaci¨®n del insultado y humillado. No me acuerdo de ning¨²n caso en el que por competitividad pol¨ªtica se destruyera un pa¨ªs hasta los cimientos. Eso es lo que, probablemente por primera vez en la historia de la humanidad, ha pasado en nuestro pa¨ªs.
Por supuesto, pueden contradecirme. En la pol¨ªtica no hay moral ni justicia. Tenemos que respetar a los pol¨ªticos s¨®lo porque se encargan de este sucio y desgraciado asunto. Por fin se ve la astucia de la historia. No importan los motivos de los pol¨ªticos, sino los resultados de su actividad.
Podemos estar de acuerdo con esto si lo analizamos desde un punto de vista global. Gracias a las pasiones de Yeltsin, Ucrania ha obtenido su deseada independencia. El papel hist¨®rico de Yeltsin consiste en que ¨¦l, con su lucha contra Gorbachov, contra el centro, ha contribuido a que la historia rusa eslava se vuelva m¨¢s din¨¢mica. Han aparecido nuevos centros de la iniciativa hist¨®rica. Los pueblos musulmanes, y sobre todo los pueblos de Uzbekist¨¢n y Turkmenist¨¢n, han obtenido la oportunidad de volver a su propia historia.
Pero por desgracia, si seguimos siendo humanos y cristianos, no tenemos derecho a pensar solamente desde un punto de vista global. La historia no paga por nada. Son responsables todos los que viven ahora. No los pol¨ªticos que est¨¢n haciendo sus experimentos hist¨®ricos, sino la gente viva. Ser¨ªa una gran felicidad que todo acabara s¨®lo con la desintegraci¨®n del pa¨ªs y una coexistencia libre e independiente de las antiguas rep¨²blicas sovi¨¦ticas. Pero no es as¨ª. La libertad obtenida apresuradamente, la resaca, no es estable y quema las manos. El primer recuerdo de todo lo que tiene algo que ver con la Comunidad de Estados Independientes (CEI) es el conflicto entre Rusia y Ucrania acerca del destino de la flota del mar Negro.
Todo es preocupante. Se percibe una histeria antiucrania exagerada en los peri¨®dicos rusos. Ahora, las personas que durante los ¨²ltimos tres a?os no han hecho m¨¢s que sembrar el odio hacia la historia y el Estado rusos se han convertido en chovinistas. Es chocante, sobre todo, el descarado cinismo de los intelectuales dem¨®cratas de Mosc¨². La gente que ha hecho todo lo posible y lo imposible por acelerar la muerte de la Uni¨®n, para alcanzar la deseada desintegraci¨®n del imperio sovi¨¦tico, ahora llora l¨¢grimas de cocodrilo con motivo de la p¨¦rdida de Sebastopol, "la ciudad de la gloria y de la beligerancia rusas".
Los militares
Asusta la actividad de los militares que han despertado de su sue?o let¨¢rgico. Los generales, a quienes hace falta un poco de seso para entender el significado de lo que est¨¢ pasando, para entender que la iniciativa de Yeltsin en Minsk est¨¢ dirigida sobre todo contra ellos y conduce a la desintegraci¨®n del Ej¨¦rcito de la Uni¨®n, ahora se alteran. Y como siempre en estos casos, la falta de sentido com¨²n, y la falta de responsabilidad elemental, se compensa ahora con una actividad fren¨¦tica, con una evidente agresividad y, de nuevo, con el chovinismo ruso. Aparece un deseo de revancha, de reconstruir la Uni¨®n, de. recuperar las posiciones perdidas, que significa, en las actuales condiciones de desintegraci¨®n del pa¨ªs, un llamamiento a la guerra civil, a una reconquista de los pueblos de la Uni¨®n. La amenaza de que el Ej¨¦rcito se escape del control de Yeltsin empieza a adquirir visos de realidad.
Pero el principal peligro para la CEI es la posible explosi¨®n del herido orgullo nacional ruso. Todo ir¨ªa bien si todos los rusos, Solzhenitsin y Yeltsin, fueran capaces de aspirar al comienzo de su propia historia nacional, si aspiraran a conceder la independencia estatal a todos los pueblos de la Rusia de los tiempos del zar. Pero, por desgracia, eso no es as¨ª. Los hombres del poder siempre se han guiado por sus propios motivos. Los bolcheviques sedujeron a los campesinos rusos con un trozo de tierra, los dem¨®cratas sedujeron al actual electorado ruso d¨¢ndole el derecho al voto, neg¨¢ndose a compartir con los ucranios y los georgianos el uso del petr¨®leo siberiano.
No s¨®lo el electorado ruso, sino tambi¨¦n la mayor¨ªa de los diputados rusos, se han dado cuenta de lo que han hecho, en lo que va a convertirse para ellos la soberan¨ªa de Rusia. Cuando estos pol¨ªticos despertaron y se dieron cuenta de que ahora Rusia, por el Este, se acaba en Smolensk, y de que se ha quedado sin los mares Negro y B¨¢ltico, cayeron en el chovinismo. Y en estas condiciones, la poblaci¨®n est¨¢ desconcierta por la liberalizaci¨®n de los precios, que ha conducido a que m¨¢s del 80% de la poblaci¨®n haya pasado a estar por debajo del nivel de la pobreza.
No, no son estables la libertad y la independencia recibidas de manos de unos inconscientes con pasiones de pol¨ªticos. Su propio destino se vuelve cada vez m¨¢s tr¨¢gico. Pronto, muy pronto, seremos testigos de tormentas pol¨ªticas que se desencadenar¨¢n no s¨®lo en Rusia, sino tambi¨¦n en Ucrania y Bielorrusia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.