Italia y Espa?a, igualada en la Copa Davis
Espa?a tendr¨¢ que aportar algo m¨¢s que ranking, palmar¨¦s y condici¨®n de favorita para eliminar de la Copa Davis a Italia. Emilio S¨¢nchez (26 a?os, octavo tenista del mundo) evit¨® ayer el naufragio del equipo de Manuel Orantes ante un rival inferior, pero revestido de la magia de esta competici¨®n. Su dram¨¢tica victoria sobre Cristiano Caratti (21 a?os, 47,) por 7-6 (7-3), 4-6, 3-6, 7-5 y 7-5, en 4 horas 42 minutos, tuvo un efecto bals¨¢mico sobre la herida de la derrota previa de Sergi Bruguera (22 a?os, 12?) ante el n¨²mero uno italiano, Omar Camporese (23 a?os, 24?), por 6-4, 6-1, 4-6 y 6-1. Emilio S¨¢nchez y Sergio Casal tiene hoy la responsabilidad de conseguir el punto de la esperanza ante Omar Camporese y Diego Nargiso (tres de la tarde, La 2).
Sabido es que la Copa Davis no entiende de rankings ni estad¨ªsticas. Un p¨²blico con ganas y algo de cuajo en el brazo bastan para armarla y fundir los plomos a las computadoras de la ATP. Sobre estas premisas edific¨® Caratti su acoso a S¨¢nchez. El triunfo previo de Camporese sobre Bruguera hab¨ªa convertido la cancha de Bolzano en una olla a presi¨®n. Caratti necesitaba algo m¨¢s que buen juego para doblegar en su deb¨² en este torneo al reciente ganador en Sydney y octavofinalista en Melbourne. Lo encontr¨®, pero no le fue suficiente. El espa?ol, con un buen servicio, solvent¨® con problemas el primer set, que hizo suyo en la muerte s¨²bita por 7-6 (7-3). Este detalle vulner¨® su confianza y el esp¨ªritu Copa Davis se adue?¨® del encuentro. Caratti, tosco, pero muy sacrificado, gan¨® el segundo con sendas rupturas en el cuarto juego y el d¨¦cimo: 6-4. Repiti¨® la haza?a en el tercero con un S¨¢nchez desquiciado y sin recursos t¨¢cticos: 6-3. "En ese momento lo vi todo negro. La pista me parec¨ªa una mierda; el p¨²blico, un agobio. Vi el partido perdido", reconoci¨® el espa?ol.El apoyo que recibi¨® del banquillo obr¨® el milagro. "Me dije que, si perd¨ªa, lo har¨ªa luchando y luch¨¦ hasta el final", coment¨®. La soberbia reacci¨®n de S¨¢nchez forz¨® una quinta manga apasionante, digna de la Copa Davis. En ella lleg¨® a desperdiciar hasta cuatro pelotas de partido antes de firmar el 7-5 definitivo. "He salido adelante porque estaba convencido de lograrlo. Caratti ha dudado y ha sido su perdici¨®n", opin¨®.
La victoria de Camporese sobre Bruguera fue tan evidente, tan incontestable, que el italiano no necesit¨® recurrir a los elementos m¨¢s ¨¦picos. Le bast¨® con depositar cada pilar de su juego en las carencias del adversario. Camporese sirvi¨® como quiso; es decir, bien. Bruguera, como pudo; o sea, mal. La derecha de Camporese fue un martillo pil¨®n. La de Bruguera, un guante de lana. La consecuencia fue un dominio casi absoluto de Camporese desde el fondo de la pista y la red. La causa, la evidente falta de competitividad de Bruguera, su m¨ªnima agresividad y su nula resolutividad por los casi tres meses que llevaba sin disputar un partido oficial. "Sergi no ha estado en ning¨²n momento. No ha podido. Durante semanas ha sacado de maravilla. Hoy no le entraba una", dijo, contrariado Llu¨ªs, su padre, objeto en m¨¢s de una ocasi¨®n de las miradas de estupefacci¨®n e impotencia de su hijo. "Camporese no me ha dejado jugar", resumi¨® el joven.
Bruguera aguant¨® bien, pese a sus problemas con el primer servicio, los ocho primeros juegos del primer set. Dispuso entonces de dos pelotas de ruptura, pero las desperdici¨®, lo que motiv¨® en ¨¦l una inesperada p¨¦rdida de concentraci¨®n. "Ah¨ª ha estado la clave. Si hubiese ganado esos puntos, Camporese se habr¨ªa hundido. No fue as¨ª y se creci¨®", explic¨® Llu¨ªs. La crecida de Camporese, mucho m¨¢s en forma, fue imponente. Logr¨® el break en el noveno juego, se adjudic¨® la manga y se mantuvo invicto hasta el 15?, dos antes de sentenciar el 6-1 del segundo set. Bruguera lanz¨® su ¨²ltimo estertor en el tercero, que se adjudic¨® por 4-6 gracias a una ruptura en su noveno juego. Engordar para morir, ya que el italiano recuper¨® su efectividad en la cuarta manga, en la que Bruguera volvi¨® a desperdiciar otro punto de ruptura antes de encajar el 6-1 final tras 2.24 horas de calvario.
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