R¨¦plica sobre el S¨¢hara
En cualquier sistema dictatorial es habitual la manipulaci¨®n de los hechos para confundir a sus s¨²bditos y ocultarles la verdad. En Marruecos, esta pr¨¢ctica forma parte de la esencia del sistema y los ejemplos son incontables: a Serfaty le cost¨® 15 a?os de c¨¢rcel y torturas, antes de descubrir que era "un conspirador de nacionalidad brasile?a"; al final de cualquier ba?o de sangre con un saldo de centenares de inocentes muertos por r¨¢fagas de ametralladora, al pueblo marroqu¨ª se le dice: "Mi querido pueblo, hemos abortado un compl¨® extranjero".A menudo, los representantes diplom¨¢ticos de estas dictaduras invocan los "principios de objetividad y libertad de opini¨®n", que brillan por su ausencia en sus respectivos sistemas, para falsear los hechos ante opiniones p¨²blicas que, como la espa?ola, cuentan con medios de comunicaci¨®n independientes y gozan de libertades democr¨¢ticas. ?ste es el caso del embajador marroqu¨ª en Espa?a, Gessous.
En su carta publicada por EL PA?S el pasado d¨ªa 19 de enero, el embajador de Hassan II arremet¨ªa contra este diario por la publicaci¨®n de informaciones sobre el bloqueo del plan de paz por parte de su Gobierno, constataci¨®n compartida a estas alturas por todo el mundo: "La ONU, otro prisionero de Hassan II (Cambio 16, 11 de noviembre de 1991). "La Minurso est¨¢ sometida a una fuerte presi¨®n marroqu¨ª", Joannes Manz, principal responsable de Minurso. "Est¨¢ claro que los marroqu¨ªes no han colaborado como estaba previsto" (Le Monde, 21 de diciembre de 1991). "La dimisi¨®n de Manz es el reflejo del estado en el que se encuentra la Minurso y una respuesta a las presiones marroqu¨ªes" (La Suisse, 18 de diciembre de 1991). "Las autoridades marroqu¨ªes acosan sin cesar a los observadores de la ONU" (Le Courier, 20 de diciembre de 1991). "Los miembros de la ONU en El Aai¨²n est¨¢n sometidos a una estricta vigilancia... y su material, retenido por las autoridades marroqu¨ªes" (La Tribune de Gen¨¨ve, 20 de diciembre de 1991), etc¨¦tera.
Para Gessous, tampoco encierran valor las afirmaciones del se?or Yacobi acusando a Marruecos de bloquear el proceso de paz, porque "s¨®lo es una personalidad que no ostenta autoridad en el proceso", obviando que es un alto funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores de Suiza, pa¨ªs que tiene el mayor n¨²mero de efectivos en la Minurso y estrechamente vinculado al proceso a trav¨¦s de Joannes Manz, diplom¨¢tico suizo que asumi¨® la jefatura de los cascos azules en el S¨¢hara hasta que los marroqu¨ªes se lo hicieron imposible.
Probablemente, para el embajador son tambi¨¦n nimiedades las opiniones de la otra organizaci¨®n patrocinadora del plan de paz, la OUA, o las del Parlamento Europeo, que acaba de suspender las ayudas econ¨®micas a Rabat por su falta de respeto al plan de paz y a los derechos humanos.
La lectura personal que hace Gessous de la ¨²ltima resoluci¨®n del Consejo de Seguridad afirmando que "el informe sobre la modificaci¨®n del censo hab¨ªa sido aprobado" es otro disparate. Por muy mediocres que sean sus conocimientos del ingl¨¦s deber¨ªa saber que el t¨¦rmino welcomes no significa "acoger con satisfacci¨®n". Es sencillamente falso que el Consejo de Seguridad haya "utilizado un procedimiento de rutina" al pedir un nuevo informe al secretario general de la ONU en un plazo m¨¢ximo de dos meses. Este informe, solicitado con urgencia, es para sustituir al anterior, que no pudo desbloquear la situaci¨®n del impasse creada por Marruecos.
Si al se?or embajador no le falla la memoria, recordar¨¢ adem¨¢s que en el dispositivo de las dos resoluciones, 658 y 690, por las que fue adoptado el plan de paz, el Consejo dice siempre: "Aprueba el informe del secretario general". Esta vez, en la resoluci¨®n 725, s¨®lo dice: aprueba los esfuerzos del SG..., y al final del p¨¢rrafo afirma: "Da la bienvenida al informe". El t¨¦rmino aprobar tiene fuerza jur¨ªdica, mientras que el t¨¦rmino dar la bienvenida s¨®lo es una cortes¨ªa diplom¨¢tica. Por tanto, el informe no ha sido aprobado. Con las resoluciones del Consejo de Seguridad no se puede jugar como al p¨®quer.- responsable de la delegaci¨®n saharaui en Espa?a.
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