Regalo diario

C¨®mo expresar sin caer en beater¨ªas empalagosas la admiraci¨®n que uno siente por un semejante, por el pr¨®jimo que, d¨ªa tras d¨ªa y sin un desirtayo, es capaz de ayudamos sin alharacas ni ostentaci¨®n. Qu¨¦ f¨¢cil, en cambio, atacar, demoler, ironizar, incluso, con las entregas de aquel otro que no nos gusta y ante quien, por un momento, sentimos s¨¢dicamente que podemos darle una lecci¨®n de superioridad destacando sus fallos y flaquezas.Son reflexiones que me hago a menudo despu¨¦s de leer la columna de don Eduardo Haro, ese regalo diario que hace EL PAIS a los lectores que lo conocen. Ya s¨¦ que ha recibido varios premios de periodismo, un tanto desconocidos por quienes no pertenecemos al gremio. Seguramente recibir¨¢ muchos m¨¢s, y alg¨²n d¨ªa habr¨¢ en Espa?a un premio que lleve su nombre.

Pero todav¨ªa no ha recibido el p¨²blico homenaje de sus lectores, de quienes nos sentimos en deuda ante su prosa, tan equilibrada, tan mesurada; y por su pensamiento, iluminador, sencillo, profundo, desmitificador, valiente, extraordinariamente valiente, y lleno de descreimiento, del descreimiento estoico que s¨®lo la sabidur¨ªa es capaz de dar- Francisco Mu?oz de Escalona.