Ra¨²l de profesi¨®n 'gigol¨®'
"Nunca ocurre como en Am¨¦rica, que Liz Taylor se casa con un currito"
Ra¨²l tiene 23 a?os, el pelo largo, es delgado y mide poco m¨¢s de metro ochenta. Lleva dos pendientes y en su habitaci¨®n hay un cartel peque?o del due?o de la discoteca Pach¨¢, otro de un negro semidesnudo, una cortina barata y un crucifijo de madera. Tiene una tele muy peque?a, en blanco y negro y un equipo de m¨²sica que no pasa de las 50.000 pesetas. Todo el dinero parece gast¨¢rselo en una ropa impecable y un peluquero soberbio.
Le gustan la canci¨®n espa?ola, Tino Casal -"una gran persona y amigo m¨ªo, al que nunca se le valor¨® lo suficiente"- y los cotilleos de la prensa del coraz¨®n. "La gente tiene una visi¨®n muy equivocada del gigol¨®. Nunca pasa como en Am¨¦rica, que te casas con una Liz Taylor". Lo invitan a viajes, eso s¨ª, pero s¨®lo los hombres. Ellas prefieren invitarlo a cenar."Me llaman desde la t¨ªpica solterona catetorra que vive con su madre y est¨¢ muy desvinculada de la sociedad hasta la viuda de buen ver". Tambi¨¦n lo llaman se?oras casadas, con hijos, que est¨¢n hartas de su marido. "En el matrimonio muchas veces llegas a un extremo en que no te excita nada, y que a pesar de tener hijos te sientes muy solo". A veces ellas se enfadan y le dicen "gigol¨® que eres un gigol¨®, ?c¨®mo te puedes dedicar a esto?". Y ¨¦l contesta: "Si no fuera por m¨ª y algunos como yo estar¨ªais tiradas".
Cobra nada m¨¢s entrar. "Resulta violento, pero es lo m¨¢s seguro". Despu¨¦s las escucha, les dice cari?o, amor m¨ªo, te quiero, y ellas tambi¨¦n lo dicen, pero es todo falso". Al cabo de una hora, si te vi no me acuerdo.
Una vez lo llamaron varias chicas para una fiesta, cobr¨¦ 30.000 pesetas y asegura que fue la peor de sus experiencias. "Nada m¨¢s que hac¨ªan dar las t¨ªpicas bromas de 'ens¨¦?ame tu miembro', 'baila conmigo, porfa'.... Ni?as mal de familia bien, eso es lo que eran".
Tambi¨¦n requieren sus servicios algunos matrimonios. "Yo hago el amor con ella y, mientras, ¨¦l mira desde una esquina. Eso no me perturba, es como si el se?or fuera un frigor¨ªfico. Claro, que en esas ocasiones no me muestro tan expresivo.
Control del sida
Exige siempre preservativos y pasa el control del sida cada seis meses. "Me obsesiona cuando te enteras de un conocido que se ha muerto". En 90 minutos, su contestador autom¨¢tico recibi¨® 15 llamadas. "Cuando coges el tel¨¦fono te describes enorme y maravilloso. Cuando te ven dicen que no es lo mismo, pero eso pasa con todo el que se dedica a esto". No se llama Ra¨²l, pero se anuncia as¨ª en las p¨¢ginas de los peri¨®dicos. De lunes a jueves, si se llama a determinado tel¨¦fono, contesta ¨¦l y te cita en una calle de la plaza de la Latina. Seis mil. pesetas cobra "por una masturbaci¨®n a los caballeros"; 12.000, por el servicio completo, al hombre tambi¨¦n; y 20.000 a las mujeres. Ellas pagan m¨¢s porque exigen desplazamiento. Ellos van a su domicilio, y, una vez all¨ª, nada de m¨²sica lenta, velas o cualquier adorno seudorrom¨¢ntico. Siempre al grano, y nunca m¨¢s de una hora. "Normalmente nunca te corres. Es una t¨¦cnica para cobrar m¨¢s". Exactamente 5.000 pesetas m¨¢s por eyacular. Cuando trabaja, se pasa todo el d¨ªa entre las cuatro paredes de su casa, un piso antiguo por el que paga 40.000 pesetas al mes. A las diez de la noche cambia de trabajo: relaciones p¨²blicas de un bar noctuno. Se considera bisexual y dice que tiene novia. Durante esos cuatro d¨ªas s¨®lo sale a la calle para hacer la compra y practicar culturismo en el gimnasio.En una ocasi¨®n le vino a recoger un ch¨®fer, que le llev¨® a una casa con mayordomo donde le esperaba un cliente exquisito en el trato. Funcion¨® bien la historia. Otras veces no: "Una vez me llam¨® una mujer horrorosa, fe¨ªsima, no me pod¨ªa excitar. Fue cortante, pero ella, la pobre, se dio cuenta y me dec¨ªa: 'Claro, es que eres tan jovencito...". Le cobr¨® las 20.000 pesetas. "Faltar¨ªa m¨¢s; el tiempo que estuve all¨ª pude perder otros clientes".
Est¨¢ convencido de que el gran problema de todas es la soledad. "Me piden comprensi¨®n, pero tambi¨¦n rebajas y ofertas, y yo no soy ni El Corte Ingl¨¦s ni, por supuesto, un psic¨®logo".
En otra ocasi¨®n lo llam¨® una mujer con voz ronca. "Cuando Ilegu¨¦ a su casa, vi justo lo que me tem¨ªa: un travest¨®n. Y no es que tenga nada contra ellos, pero me resultaba tan raro cuando se desnud¨® ver el contraste de su miembro con la parte de arriba, que era la de una mujer... Me dijo que quer¨ªa penetrarme y me opuse. Si hubiera sido un hombre no me importar¨ªa, pero as¨ª me romp¨ªa todos los esquemas".
Vivir la noche
Termin¨® COU en Alicante, encontr¨® trabajo como representante de ropa de dise?o, lo dej¨®, y entonces unos amigos lo llamaron. "Lo t¨ªpico; dec¨ªan que en Madrid se ganaban muy bien la vida, aunque nunca me aclaraban en qu¨¦ trabajaban. Lo que hac¨ªan es lo que hago yo ahora, prostituirme".As¨ª que primero se llam¨® Christian -"me parec¨ªa una blasfemia"-, despu¨¦s ?ngel, "que era una cosa como m¨¢s inocente". Pero lo llamaron de una agencia para que cambiara de nombre, porque all¨ª trabajaba otro ?ngel, y decidi¨® apodarse Ra¨²l, en honor a un amigo suyo.
"Nadie me obliga. No quiero trabajar 40 horas a la semana, ni andar estresado. S¨¦ que acabar¨¦ casado y trabajando honradamente, pero de momento prefiero vivir". Y vivir es ir por la noche, "tan misteriosa", a Joy Eslava, Pach¨¢, Voltereta y tantas discotecas donde quedarse hasta las ocho de la ma?ana.
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