Hungr¨ªa, el primero de la clase
El Gobierno de Budapest apuesta por el capital extranjero como motor de un cambio r¨¢pido
ENVIADO ESPECIALLa calle peatonal de V¨¢ci, en el centro de Budapest, no tiene nada que envidiar a muchas ave nidas elegantes del oeste de Europa. De los perfumes Est¨¦e Lauder a los calzados Reebok, pasando por la sastrer¨ªa Exkluziv, que exhibe las ¨²ltimas crea ciones de Pierre Cardin, la mayo r¨ªa de los grandes nombres del mundo occidental del consumo tienen casa propia en esta v¨ªa. Los carteles anuncian la pr¨®xima llegada de Joe Cocker o el ¨²ltimo espect¨¢culo de hard rock o de sex action, y los McDonald's empiezan a hacer competencia al fast food local Paprika. Mientras, potentes coches alemanes est¨¢n aparcados a la puerta de los hoteles de lujo o de los casinos. Una exhibici¨®n a veces insolente en un pa¨ªs donde el salario m¨ªnimo no pasa de las 11.000 pesetas.
?Budapest, capital del capitalismo en Europa del Este? Los h¨²ngaros parecen convencidos de ello, y apenas disimulan su condescendencia al hablar de la posible competencia de sus vecinos checoslovacos y polacos. Desde que empez¨® lo que se llama en Europa del Este la revoluci¨®n, es decir, la ca¨ªda del comunismo, la mitad del total de la inversi¨®n extranjera en la zona (excluyendo a la antigua Alemania del Este) ha ido a parar a Hungr¨ªa. Por una parte, porque los responsables pol¨ªticos en Budapest apostaron sin complejos por la v¨ªa del capital occidental como motor del cambio. Y por otra, poque han sabido c¨®mo atraerlo.
Hungr¨ªa se adelanta
"Los h¨²ngaros siempre quisieron ser los primeros de la clase en Europa del Este", recalca el embajador en Budapest de un pa¨ªs occidental. "Fueron los primeros en empezar la liberalizaci¨®n de la econom¨ªa, fueron los primeros que provocaron la ca¨ªda en cadena de las fronteras cuando dejaron pasar a los alemanes del Este, fueron los primeros en privatizar, fueron los primeros en abrir una Bolsa, fueron los primeros en instaurar un sistema fiscal de corte occidental".
Y es que el cuestionamiento del Estado como gestor de la econom¨ªa viene en Hungr¨ªa de m¨¢s lejos que en los pa¨ªses vecinos. Viene incluso del ¨²ltimo Gobierno comunista, el de Miklos Nemeth. "A nivel del pequeno comercio, se permitio primero la existencia de empresas familares, y despu¨¦s, en los a?os ochenta, de las que ten¨ªan un n¨²mero reducido de empleados", explica un periodista local. "Pero lo m¨¢s importante es que incluso las grandes empresas, aunque segu¨ªan siendo estatales, se empezaron a gestionar de manera descentralizada y en funci¨®n de criterios de tipo empresarial".
"La Hungr¨ªa comunista invent¨® un tipo peculiar de coexistencia pac¨ªfica: entre la planificaci¨®n central y la econom¨ªa de mercado", afirma con iron¨ªa el ministro de Relaciones Econ¨®micas Internacionales, Bela Kadar, que se expresa en un m¨¢s que correcto castellano, recuerdo de sus a?os de catedr¨¢tico en Santiago de Chile y Lima. "No se ped¨ªa s¨®lo a los responsables de las empresas que cumplieran con los objetivos del plan fijados desde arriba, sino que obtuvieran beneficios. Se volvi¨® a dar importancia a la noci¨®n de rentabilidad en la gesti¨®n empresarial, y eso foment¨® una mentalidad que favoreci¨® mucho la privatizaci¨®n". Una prueba de este esp¨ªritu empresarial, prosigue el ministro, es que el n¨²mero total de peque?as empresas familiares o de tama?o reducido pas¨® de 160.000 en 1988 a 400.000 dos a?os m¨¢s tarde.
En cuanto a las grandes empresas, la privatizaci¨®n est¨¢ en pleno auge. Cuatrocientas de ellas fueron vendidas en 1991. El sector estatal, que representaba hace tres a?os el 90% del PIB, ha bajado hoy al 75%, y deber¨ªa llegar al 30% en 1994 si se cumplen los objetivos de la Agencia para la Propiedad Estatal. Esta instituci¨®n fue creada en marzo de 1990 con el fin de poner orden en una operaci¨®n de privatizaci¨®n que se empez¨® desarrollando de manera un tanto an¨¢rquica. "La ley que la Asamblea Nacional aprob¨® en 1988 permiti¨® a las empresas estatales iniciar ellas mismas el proceso de privatizaci¨®n, transform¨¢ndose en sociedades an¨®nimas o en sociedades de personas a responsabilidad limitada", explica un dirigente de la Agencia. "Pero no hab¨ªa ning¨²n organismo para determinar el precio real de los bienes que se privatizaban. Muchas veces, los propios gestores infravaloraban el valor real de su empresa para hacerse posteriormente con el control de ella a mejor precio".
Aparte de poner coto a esos abusos, los responsables del proceso de privatizaci¨®n tuvieron que establecer una estrategia global. ?C¨®mo privatizar la propiedad estatal? ?Vendi¨¦ndola o distribuy¨¦ndola? La segunda opci¨®n ten¨ªa su l¨®gica: pod¨ªa servir para compensar la debilidad del ahorro interno y facilitar as¨ª el acceso de los propios h¨²ngaros a la propiedad. El Gobierno de Budapest, sin embargo, opt¨® finalmente por la primera alternativa. "Hemos decidido vender porque las empresas estatales necesitaban cuatro aportaciones: de tecnolog¨ªa, de capital, de gesti¨®n y de mercado", recalca Gyorgy Holl¨®, un canadiense de origen h¨²ngaro, especialista en temas de Bolsa, que volvi¨® a Budapest para asesorar a la Agencia. "Y con la soluci¨®n de distribuir los bienes, ninguna de estas aportaciones se habr¨ªa realmente realizado". Reconoce, sin embargo, que la decisi¨®n de vender los bienes estatales en lugar de distribuirlos responde tambi¨¦n a una necesidad m¨¢s prosaica: la de pagar una deuda externa que alcanza hoy los 24.000 millones de d¨®lares, un nivel preocupante para un pa¨ªs de apenas 10 millones de habitantes.
Penetraci¨®n extranjera
Con su estrategia de venta masiva, los responsables econ¨®micos abrieron de par en par las puertas del pa¨ªs al capital venido de fuera, el ¨²nico capaz de hacerse con las grandes empresas. Adem¨¢s, los inversores extranjeros fueron autorizados a quedarse con el 100% de la propiedad de las empresas. "Esta situaci¨®n provoc¨® algunas pugnas en el Gobierno entre los partidarios de proteger por lo menos ciertas ramas industriales y los adeptos de una estrategia radical de internacionalizaci¨®n, pero parece que los segundos han ganado la batalla", afirma un periodista de Budapest. Y es que, en un momento en que los pa¨ªses del Este de Europa compiten entre s¨ª para atraer a los inversores occidentales, Hungr¨ªa parece decidida a aprovecharse de su ventaja inicial.
?Y que quedar¨¢ para los propios h¨²ngaros del reparto de la tarta estatal? Algunas medidas fueron ideadas para paliar la insuficiencia del ahorro interno, como la creaci¨®n de cr¨¦ditos de existencia con condiciones favorables para los que quieran adquirir participaciones en empresas que se privatizan, o como el apoyo financiero a los empleados que quieran comprar acciones de sus propias sociedades. El sistema crediticio, sin embargo, sigue siendo poco operativo (aunque exista ya una veintena de bancos comerciales), ya que, seg¨²n un observador extranjero, "los bancos h¨²ngaros son todav¨ªa muy miedosos en su pol¨ªtica de aceptaci¨®n de riesgos". La f¨¢brica electr¨®nica Videoton ha sido hasta ahora la ¨²nica empresa de verdadera importancia comprada por capitalistas h¨²ngaros.
"Distribuir la propiedad estatal entre la poblaci¨®n, como se est¨¢ haciendo en Checoslovaquia, no habr¨ªa sido, de todos modos, la soluci¨®n", afirma el ministro Kadar. "Queremos no s¨®lo cambiar la estructura de propiedad, sino tambi¨¦n crear verdaderos empresarios. Y un empresario es alguien que sea capaz de asumir riesgos con sus propios recursos, no con un regalo del Estado. No se fomenta una clase empresarial por decreto gubernamental".
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