La reforma atascada de Rumania
Desconfianza y corruptelas minan el proceso modernizador
En la calle Victorie de Bucarest, una de las preferidas por el dictador Nicolae Ceausescu para transitar por su capital, los primeros comercios privados han tenido como v¨ªctimas propiciatorias a las librer¨ªas, que durante a?os hab¨ªan sido degradadas a expendedur¨ªas de las obras completas del dictador, su mujer e "insigne acad¨¦mica" Elena y alg¨²n cl¨¢sico inofensivo. Los nuevos empresarios, arrendatarios de estos locales, nunca aclaran de forma satisfactoria qu¨¦ tr¨¢mites cumplieron para hacerse con el local.Tampoco los propietarios de las nuevas tiendas de productos extranjeros en la avenida Magueru gustan de desvelar su procedimiento para hacerse con locales tan c¨¦ntricos de propiedad estatal y con las divisas para la compra de los productos que ofrecen a precios desorbitados para el bolsillo rumano.
La vox p¨®puli asegura que la mayor¨ªa de estos comercios pertenecen a miembros de la polic¨ªa pol¨ªtica y de la Administraci¨®n que se hicieron con las cuentas en divisas de sus organizaciones durante los meses de confusi¨®n que siguieron a la ca¨ªda de Ceausesca, en diciembre de 1989. Es probable que esto s¨®lo sea verdad en parte y que la envidia otro pecado capital de este otro pa¨ªs latino, mueva al ciudadano rumano a la convicci¨®n de que todo negocio ha de ser por fuerza sucio.
La privatizaci¨®n existe en Rumania desde hace muchos a?os, si bien antes se llamaba "robo de propiedad del Estado". Aunque tipificado como delito el fen¨®meno estaba tan generalizado que apenas se persegu¨ªa. Los alba?iles se llevaban el material de construcci¨®n de las obras los trabajadores, las herramientas y combustibles de las f¨¢bricas, y todos arramplaban con todo lo que tuviera alguna utilidad o fuera canjeable. La miseria bajo Ceausescu no dejaba lugar a mayores escr¨²pulos.
La revoluci¨®n no cambia los h¨¢bitos. As¨ª, la primera gran privatizaci¨®n despu¨¦s de la ca¨ªda oficial del r¨¦gimen comunista fue el saqueo generalizado de las cooperativas agr¨ªcolas. Como en Albania, donde en dos meses la cifra de ganado vacuno de propiedad estatal cay¨® de 150.000 a 11.000 reses. Muchas de las cooperativas fueron incendiadas una vez vac¨ªas, la mayor¨ªa en las regiones orientales est¨¢n ya abandonadas y nadie est¨¢ preparando el campo para la pr¨®xima cosecha.
En las empresas industriales pas¨® otro tanto, si bien no en tan extremas dimensiones. Directores de peque?as y medianas f¨¢bricas, rieles sicarios de Ceausescu en su d¨ªa, despu¨¦s leales revolucionarios del Frente de Salvacin Nacional, decretaban obsoletas las instalaciones propias para venderlas a precios irrisorios a alg¨²n pariente. As¨ª han sido privatizados el parque m¨®vil de centenares de empresas. Con los inmuebles est¨¢ pasando lo mismo. Una nueva ley permite a los actuales ocupantes de viviendas oficiales -incluidos los magn¨ªficos chal¨¦s de la vieja aristocracia y oligarqu¨ªa en el barrio diplom¨¢tico, junto a la avenida Kisselew, en Bucarest- adquirir estos inmuebles a precios llamados antiguos y con cr¨¦ditos a 25 a?os con un 4% de inter¨¦s. Mientras, los cr¨¦ditos normales a la vivienda, habitualmente a 10 a?os, cargan un inter¨¦s en torno al 30%.
Devoluci¨®n de la tierra
Dicho esto, tambi¨¦n en Rumania se han producido los primeros avances en la privatizaci¨®n regulada y la devoluci¨®n, aunque muy limitada, de las propiedades incautadas a sus leg¨ªtimos propietarios por el r¨¦gimen comunista. Bucarest asegura que el 80% de la tierra cultivable ha sido ya devuelta en parcelas de un m¨¢ximo de 10 hect¨¢reas, fuera cual fuera la propiedad requisada en 1948.
Pese a la riqueza potencial de Rumania, con un suelo agr¨ªcola incomparable, existencias de petr¨®leo, materias primas e importantes atractivos tur¨ªsticos, la subsistencia del entramado balc¨¢nico de burocracia y corrupci¨®n, la falta pr¨¢cticamente total de infraestructura y las dudas sobre la estabilidad y la voluntad realmente reformista de los poderosos, expresada hace pocos d¨ªas por el propio presidente del FSN y ex primer ministro Petre Roman, han impedido hasta ahora que la privatizaci¨®n haya ido mucho m¨¢s all¨¢ de lo que es mero expolio.
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