La estad¨ªstica juega contra el presidente
No hay precedentes en la historia de estas significativas elecciones primarias de New Hampshire en las que un presidente que llega con el historial pol¨ªtico de George Bush reciba un castigo semejante al que los electores han propinado al actual inquilino de la Casa Blanca.Ronald Reagan gan¨® en 1984 por el 86% de los votos. Antes, Eisenhower (en 1956) y Johnson (en 1964) hab¨ªan obtenido m¨¢s del 90% de votos. El resultado m¨¢s bajo entre los vencedores fue el de Richard Nixon en 1972, que lleg¨® al 67%. Los que estuvieron por debajo de esa cifra, de nuevo Johnson en 1968, Gerald Ford en 1976 y Jimmy Carter en 1980, perdieron despu¨¦s en las elecciones presidenciales. En 1968, Jonhson tuvo que retirarse de la competencia en parte por culpa del 42% que alcanz¨® en New Hampshire su rival, Eugene McCarthy.
El futuro dir¨¢ si George Bush es el primer presidente que consigue la reelecci¨®n despu¨¦s de un resultado ajustado en New Hampshire o, por el contrario, si se convierte en el cuarto que tiene que abandonar la Casa Blanca despu¨¦s de haber sido recriminado por los electores de este peque?o Estado del noreste del pa¨ªs.
En el caso de los dem¨®cratas, el resultado obtenido por Paul Tsongas se aproxima a lo que otros candidatos de ese partido alcanzaron aqu¨ª antes de conseguir la designaci¨®n para competir por la presidencia.
En el a?o 1988, Michael Dukakis gan¨® en New Hampshire por el 315,8% de los votos y, cuatro a?os antes, Gary Hart se convirti¨® en el hombre fuerte de su partido despu¨¦s de obtener aqu¨ª un 37%, aunque despu¨¦s tuvo que retirarse de la carrera presidencial por las cr¨ªticas sobre su vida sentimental.
Efecto matizado
El efecto New Hampshire juega, pues, en contra de Bush y a favor de Tsongas, aunque en esta ocasi¨®n ese efecto parece matizado por otras circunstancias. En el lado republicano, el rival de Bush es un comentarista que s¨®lo lleva dos meses en la pol¨ªtica. Carece de organizaci¨®n y de dinero para mantener su desaflo mucho tiempo. Queda la duda de si Buchanan ser¨¢ un fen¨®meno pasajero, un mero instrumento de los votantes para enviar un mensaje a Washington.
Por lo que respecta a los dem¨®cratas, Paul Tsongas ha ganado en un Estado en el que lleva casi un a?o explicando de puerta en puerta su programa econ¨®mico. Ahora no tendr¨¢ tanto tiempo para trabajar en el resto de los Estados, donde las elecciones se celebran en cascada a partir del pr¨®ximo martes. Tsongas no dispone tampoco de la imagen y de los fondos que se requieren para consolidarse como un aspirante con posibilidades a la presidencia.
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