Provocaci¨®n de pacotilla
La condenaDirecci¨®n: Marco Bellocchio. Int¨¦rpretes: Clalre Nebout, Vittorio Mezzogiomo, Andrzej Seweryri, Grazyna Szapolowska, Paolo Graziosi, Mar¨ªa Sneider, Claudio Emeri. Gui¨®n: Massimo Fagioli y Marco Bellocchio. Fotograf¨ªa: Giuseppe Lanci. M¨²sica original: Carlo Crivelli. Italia, 1991. Estreno en Madrid: Alpliaville.
Alguien que entend¨ªa del comportamiento exhibicionista pidi¨® una vez: "?Que hablen de m¨ª, aunque sea bien!". Y hay quien convierte esta ingeniosa paradoja en norma de vida. Uno de ellos es el director cinematogr¨¢fico italiano Marco Bellocchio, responsable de La condena: ya que no hay manera de que se hable de ¨¦l a causa de su talento -si es que alg¨²n d¨ªa no lo estuvo- agotado, es lo bastante listo para arregl¨¢rselas de, manera que su nombre siga saliendo en los titulares de los peri¨®dicos apoyado en una resultona simulaci¨®n de audacia, o en provocaciones de pacotilla, o en un falso ir contra la corriente.
Ahora a Marco Bellocchio le da por hacer la ex¨¦gesis de un guapo macho violador, y alega que ese tipo de masculinidad es la que m¨¢s atrae a las mujeres de su pa¨ªs. Est¨¢ en su derecho al pensar as¨ª, o como le venga en gana; pero pensar, no fingir que piensa. Sabe -pues ser¨ªa demasiado obtuso no saberlo- que el argumentillo de esta pel¨ªcula armar¨¢ epid¨¦rmicos y prefabricados esc¨¢ndalos de los de andar por casa; sabe tambi¨¦n que despertar¨¢ peque?as iras en unos y aun m¨¢s peque?as alegr¨ªas en otros; sabe que estas cosas salen siempre a relucir en los peri¨®dicos; y precisamente por eso lo filma: para llamar la atenci¨®n como sea, al precio que sea, y as¨ª seguir manteniendo su productivo chollo de cineasta rebelde -de esos que la emprenden contra todo y contra todos- que un buen d¨ªa le colgaron unos miopes y del que sigue sacando abundantes liras y ahora pesetas. Pero lo cierto es que no se puede ser m¨¢s que un redomado conservador cuando se hace un cine tan malo como el que Marco Bellocchio hace en esta lamentable pel¨ªcula.
Cine malo de solemnidad
Ser¨ªa leg¨ªtimo decir lo que Marco Bellocchio dice, si realmente lo dijera con im¨¢genes; ser¨ªa aceptable buscar lo que busca,
si realmente lo hubiera encontrado mediante un trabajo cinematogr¨¢fico digno de ese nombre. Pero su pel¨ªcula es tan pobre y tan mediocre que el solo hecho de decir que es capaz de contener una afirmaci¨®n o una tesis -la que sea- le viene ancho. No hay tesis ni verdadera afirmaci¨®n, acertada o desacertada, que entre en la peque?ez de esta pel¨ªcula, que es insignificante y, por tanto, ning¨²n significado puede ofrecer a quien la ve. Sus im¨¢genes nada dicen a nadie: son la negaci¨®n de la elocuencia del buen cine y una proclamaci¨®n de la mudez y la vaciedad del cine malo, en este caso malo de solemnidad.
Babelia
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