Los nietos de Peggy Guggenheim demandan a la fundaci¨®n
Tres nietos de la fallecida millonaria y coleccionista de arte norteamericana Peggy Guggenheim han llevado a los tribunales en Par¨ªs a la poderosa fundaci¨®n neoyorquina que ostenta el nombre de la familia. En su opini¨®n, el esp¨ªritu de su abuela ha sido traicionado. Contra de los deseos de su creadora, la importante colecci¨®n de arte moderno del palacio veneciano de Peggy Guggenheim ha sido mutilada y reorganizada por la fundaci¨®n."He nacido en una de las mejores familias jud¨ªas de Estados Unidos", escribi¨® Peggy en sus memorias Out of this century: Confessions of an art addict. Su abuelo materno hab¨ªa hecho fortuna confeccionando los uniformes de las tropas yanquis; su padre era un Guggenheim, un miembro prominente de una de las grandes familias de la oligarqu¨ªa industrial y financiera de Nueva York. Los Guggenheim eran tan famosos por su dinero como por su amor al arte y sus excentricidades. Tras dilapidar muchos millones de d¨®lares, Benjam¨ªn, el hermano de Peggy, fue uno de los caballeros en smoking que desaparecieron en el hundimiento del Titanic.
Peggy falleci¨® en 1979, a los 81 a?os de edad. Fue enterrada en el jardincillo del palacio veneciano de Ca Venier dei Lioni, donde hab¨ªa pasado los ¨²ltimos 30 a?os de su vida y donde hab¨ªa instalado su colecci¨®n de arte.
Ahora, tres nietos de Peggy instalados en Par¨ªs, David y Nicolas H¨¦lion y Sandro Rummey, hijos de su hija Pegeen, denuncian a la fundaci¨®n. La voluntad de su abuela, afirman, ha sido "completamente despreciada". Peggy deseaba que su colecci¨®n fuera expuesta ¨ªntegra y tal como ella la hab¨ªa dejado. Por el contrario, buena parte de las piezas no son expuestas hoy y la disposici¨®n de muchas otras ha sido alterada.
Criterios personales
"Mi abuela", ha dicho a EL PA?S Sandro Rummey, "hab¨ªa organizado su colecci¨®n a partir de criterios personales: temas, colores y sentimientos. Su deseo era tanto permitir que el p¨²blico pudiera ver las obras de arte, como dejar un recuerdo de su propia personalidad. Pero la fundaci¨®n ha convertido el palacio en otro museo m¨¢s"."Mi colecci¨®n intacta", escribi¨® Peggy, "debe quedarse en Venecia y a mi nombre, pero administrada por la Fundaci¨®n Guggenheim. No debe tocarse nada".
En primer lugar, los nietos de Peggy denuncian la desaparici¨®n de la habitaci¨®n consagrada por la coleccionista de arte a su hija Pegeen, fallecida en 1967. Esa habitaci¨®n conten¨ªa 12 pinturas y vasos naif de Pegeen y numerosos objetos suyos. "La abuela", dice Rummey, "ve¨ªa esa habitaci¨®n como la tumba de su hija. Eliminarla es una blasfemia".
Para los directivos de la fundaci¨®n no hay nada que discutir. "Est¨¢ claro que ella quer¨ªa crear un museo m¨¢s que conservar una casa", dice Michael Govan, vicedirector de la fundaci¨®n.
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