1.300 olfatos heridos
Recorrido por la noche madrile?a en un cami¨®n de la basura
La habilidad que adquiere un conductor de camiones de basuras en las callejuelas de Centro un viernes por la noche es s¨®lo comparable a la del especialista que dobl¨® las persecuciones de Indiana Jones. Del mismo modo, la poca sensibilidad olfaltiva que puede obtener ?ngel, tras descargar dos veces diarias durante varios a?os en el vertedero de Valdeming¨®mez, ¨²nicamente encuentra parang¨®n entre sus 1.299 colegas. "Algunos amiguetes que no trabajan en esto me hablan de lo mal que huele el cami¨®n, pero yo no noto nada"
"Llamando al 251, paso y corto"; "Dime, 251". "Parece que hay un obst¨¢culo en la calle de Argumosa; a ver si puede venir un gancheto". Los camiones de basura llevan unas emisoras de radio que se saturan los viernes y s¨¢bados por la noche de tanto llamar a la gr¨²a. Y como nunca hay gr¨²as suficientes los fines de semana, los hombres de FOCSA, concesionaria del servicio, prefieren recurrir a los ganchetos, que es como ellos llaman a los camiones m¨¢s peque?os de la compa?¨ªa.Los coches mal aparcados son sus principales enemigos; las bolsas tiradas junto a contenedores semivacios, sus pesadillas, y los perros y los vagabundos que curiosean entre los contenedores, el pan de cada d¨ªa. Los hombres de Pedro, que coordina todos los camiones del barrio, recuerdan que un mendigo se durmi¨® en un cubo sin que nadie lo viera; de all¨ª fue al biombo del cami¨®n sin que nadie notara el peso, y entre el remolino de bolsas estuvo a punto de aplastarse. Se salv¨® porque lo despert¨® el ruido que hac¨ªa el cami¨®n al poner en marcha la trituradora.
A veces, en vez de vida salvan dinero. "Una se?ora nos llam¨® una noche diciendo que hab¨ªa tirado sus joyas a la basura". Se localiz¨® el cami¨®n antes de que descargara en Valdeming¨®mez. La se?ora lleg¨® a un acuerdo con los mozos -que no ten¨ªan obligaci¨®n alguna al respecto- para que descargaran todas las bolsas del cami¨®n y las buscaran. Las encontraron y ella les gratific¨®.
Bromas sobre pringue
?sa es la t¨ªpica an¨¦cdota bonita que siempre ocurre en las profesiones m¨¢s desagradables. Pero lo cotidiano est¨¢ plagado de indeseables sensaciones, que, a fuer de asumidas, se convierten en agradables. El vertedero de Valdeming¨®mez, donde se descargan las 3.600 toneladas diarias que genera Madrid, puede evocar cualquier cosa menos el salvaje frescor del Caribe. Este paraje guarda gran similitud de noche con los ca?ones del Colorado. Y all¨ª se dirigen los 250 camiones de FOCSA dos veces diarias. Muchos de los basureros que fueron por primera vez, a duras penas resistieron las ganas de vomitar. Y ahora intercambian bromas y experiencias sobre el suelo pringoso.?ngel es conductor y sale al mes por unas 160.000 pesetas netas. Est¨¢ convencido de que la gente hace fuerza por ser sucia. El cami¨®n est¨¢ parado frente a una barber¨ªa alicatada del barrio de la Paloma -en la artesanal fachada se lee: "Servicio esmerado e higi¨¦nico. Lociones del pa¨ªs y extranjero"-, y ?ngel mira hacia el suelo. "Esto no se puede meter", dice. Lo que hab¨ªa all¨ª era un frigor¨ªfico junto a las bolsas de basura.
La belleza del barrio por el d¨ªa contrasta con la suciedad que muestra a estas horas de la noche. Un cuarto de hora despu¨¦s, ?ngel encuentra una lavadora, y tres metros m¨¢s abajo, una chatarrer¨ªa completa. "La gente no entiende que esas cosas romper¨ªan el motor del biombo del cami¨®n". M¨¢s adelante encuentra mesas y sillas.
Y eso que no se encargan de borrar las pintadas, otro elemento de suciedad en la capital de la protesta. Por ¨¦l recorrido de ?ngel hay pintadas: "Y¨¢?ez, no dimitas que todav¨ªa no han ardido todos"; "Anark¨ªa y una birra fr¨ªa"; "Obrero despedido, patr¨®n colgao"; "Insumisi¨®n". Las pintadas tienen compa?¨ªa: carteles de toreros, conciertos y elecciones. En ese sentido, el distrito Centro es homog¨¦neo. La suciedad se sube por las paredes.
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