Franco no era de izquierdas
El respetado se?or Moster¨ªn duda al final de su art¨ªculo ?Era Franco de izquierdas? (EL PA?S, 25 de febrero de 1992) sobre si "la defensa de las aberraciones socioecon¨®micas de un dictador de derechas puede considerarse como una actitud de izquierdas". Habr¨¢ que partir de la falta de originalidad del pensamiento franquista en materia econ¨®mica, pero no es suya toda la culpa: el intervencionismo estatal siempre ha tenido aceptaci¨®n en un pa¨ªs en el que los propios empresarios buscan que el Estado les saque las casta?as del fuego, situaci¨®n acentuada por las necesid¨¢des rectoras en una ¨¦poca de reconstrucci¨®n. Pero a¨²n peor es que el Estado haya preferido aplicar f¨®rmulas ya en revisi¨®n, a destimpo y con prisas, a riesgo de convertirnos en un buen campo de estudio para la arqueolog¨ªa econ¨®mica.No, Franco no era de izquierdas, si bien el autor del art¨ªculo no pareci¨® encontrar t¨ªtulo m¨¢s sensacionalista para esta especie de esqueleto de una conferencia dirigida a un p¨²blico lego. Ni siquiera nacionaliz¨® "todo lo nacionalizable", sino s¨®lo aquellas ¨¢reas que ten¨ªan un valor estrat¨¦gico de por s¨ª, militar o econ¨®micamente (los ferrocarriles), o bien su existencia en manos extranjeras mermaba la dolida autoestima de los salvapatrias sublevados en el 36 (caso de los tel¨¦fonos).
Por lo que respecta a la Rep¨²blica, no tuvo medios materiales para realizar una pol¨ªtica de nacionalizaciones, caso de que hubiera querido llevarla a cabo; y los socialistas llegaron al poder tras haber tranquilizado al empresariado con su abjuraci¨®n del marxismo en 1979.
Identificar "necesariamente" la actitud de izquierdas con la negaci¨®n de la iniciativa privada Pasa a la p¨¢gina siguiente Viene de la p¨¢gina anterior en beneficio del estatalismo es una idea manida que han ayudado a construir tanto los descalificadores de la derecha como los monopolizadores del izquierdismo en pro del indefendible socialismo de Estado: como tantas veces, los extremos se tocan. Otros¨ª, ?qu¨¦ lleva al autor a pensar en el capitalismo en los peores t¨¦rminos puestos en boga por el liberalismo doctrinario del siglo XIX? Con esta deforinaci¨®n, manipuladora, incurre en la grav¨ªsima responsabilidad ¨¦tica de ayudar a crear una opini¨®n p¨²blica favorable o resignada al "capitalismo puro y duro".-
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