Pujol y Maragall discrepan sobre la importancia de la entrevista entre Obiols y Felipe Gonz¨¢lez

JOS? ANTICH / ENRIC COMPANY, Jordi Pujol y el alcalde de Barcelona, Pascual Maragall, valoraron ayer de forma diametralmente opuesta la importancia de la entrevista celebrada el mi¨¦rcoles entre el l¨ªder de los socialistas catalanes, Raimon Obiols, y el presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez. Entrevista en la que estuvieron presentes el vicepresidente del Gobireno, Narc¨ªs Serra, y Pascual Maragall, Mientras, en un m¨ªtin en Tarragona, Pujol afirm¨® que la entrevista no ha tenido ning¨²n rendimiento para Catalu?a; Maragall, durante un acto electoral en Gerona, asegur¨® que era uno de los actos pol¨ªticos m¨¢s importantes de los ¨²ltimos a?os de cara a conseguir la capitalidad de Barcelona en el arco mediterr¨¢neo occidental.

El candidato de CiU aprovech¨® la intervenci¨®n del vicepresidente del Gobierno, Narc¨ªs Serra, anteayer en Tarragona para enmendarle la plana. "Hemos salvado el di¨¢logo, me dicen que dijo Serra", explic¨® Pujol. "Es incre¨ªble que desde las filas socialistas se pueda decir eso cuando las agresiones de que hemos sido objeto han sido como la copa de un pino", agreg¨®Pujol enlaz¨® esta idea con otra expresada cuando hab¨ªa recordado que la coalici¨®n que ¨¦l dirige busca la convivencia y el di¨¢logo entre todos los catalanes y que s¨®lo as¨ª se hab¨ªa podido salvar la situaci¨®n que signific¨® la querella de Banca Catalana.

Tras hacer un llamamiento a que los ciudadanos voten el domingo y recordar que el objetivo de la coalici¨®n es conseguir los 72 diputados de 1984, el candidato de CiU trat¨® de eliminar cualquier sombra de duda sobre el supuesto cansancio suyo y de la coalici¨®n. 'No s¨¦ por qu¨¦ esta man¨ªa de que tras gobernar 12 a?os uno ha de estar cansado o desanimado. Yo al menos no lo estoy. Y m¨¢s cuando veo que tan s¨®lo estamos a mitad del camino de la construcci¨®n de la Catalu?a que queremos", sentenci¨®

La carta de Lobo

Raimon Obiols exhibi¨® ayer en el teatro Ultonia de Gerona, en el acto central de campa?a de los socialistas en esa ciudad, sus m¨¢s firmes convicciones nacionalistas. En la recta final de la campa?a electoral, Obiols y los alcaldes de Barcelona y Gerona, Pasqual Maragall y Joaqu¨ªn Nadal, respectivamente, pidieron a los electores catalanistas que se liberen de la idea que ha identificado a la Generalitat y a Caulu?a con Convergencia i Uni¨® y Jordi Pujol. "Catalu?a, vuelve a t¨ª, despierta, s¨¦ t¨² misma", clam¨® Maragall.

El candidato socialista a la presidencia de la Generalitat afirm¨® taxativamente que si ser nacionalista, es querer la convivencia civil, el progreso y la superaci¨®n de las desigualdades, ¨¦l es nacionalista. Pero si serlo es considerarse superior a los dem¨¢s pueblos o inventar pretendidos enemigos exteriores entonces no lo es.

Pese a esta afirmaci¨®n, Obiols asegur¨® tambi¨¦n que su partido tiene sus ra¨ªces en el m¨¢s rancio catalanismo pol¨ªtico.

Por otra parte, el secretario general de la Presidencia de la Generalitat, Joaquim Pujol Figa, ha contestado a la Junta Electoral Provincial que desconoc¨ªa la existencia de la carta enviada por Ricart Lobo, director general de la Entidad Aut¨®noma del Diari Oficial de la Generalitat, llamando a sus subordinados a participar en el mitin final de Converg¨¨ncia i Uni¨® . La Junta Electoral Provincial se hab¨ªa dirigido al secretario general de la Presidencia para que ¨¦ste comunicara si la solicitud realizada a Lobo la hab¨ªa echo extensiva a otros organismos dependientes de la Generalitat. La Junta parece dar por hecho con la redaci¨®n de ese requerimiento que, efectivamente, Lobo elabor¨® su pol¨¦mico escrito siguiendo instrucciomes de Pujol Figa.

Lobo hab¨ªa recibido un requerimiento de la Junta Electoral para que aportara el original de su carta. Lobo lo ha enviado acompa?ado de una carta en la que declara su inter¨¦s "en reiterar rotundamente que ni el secretario general de Presidencia ni ning¨²n otro cargo de la Generalitat dio instrucciones ni consigna en el sentido que puede dejar entrever mi carta", y, tras se?alar la amistad que le une con el destinatario de su pol¨¦mico escrito (el gerente del DOG), admite que cometi¨® "un lamentable error".