Conservadores y laboristas brit¨¢nicos luchan por el centro
Conservadores y laboristas brit¨¢nicos han arrinconado sus cl¨¢sicas posiciones ideol¨®gicas y se disponen a librar la batalla electoral en una estrecha franja centrista. Neil Kinnock, l¨ªder laborista, se ha deshecho de las f¨®rmulas socialistas y promete ventajas fiscales para incentivar la inversi¨®n privada. John Major, primer ministro y l¨ªder conservador, ofrece a su vez una bajada de impuestos para todos los ciudadanos, pero, alej¨¢ndose del thatcherismo, defiende fervorosamente el Estado del bienestar.
La escasez de argumentos ideol¨®gicos es compensada con la descalificaci¨®n personal del adversario. Para Kinnock, Major no es sino el canciller del Exchequer (ministro de Finanzas) que caus¨® la recesi¨®n econ¨®mica de la que el primer ministro no ha sabido salir. Seg¨²n Major, Kinnock es "un perdedor" sin ninguna experiencia de Gobierno cuyo ¨²nico prop¨®sito es subir salvajemente los impuestos. El tercer partido en discordia, el Liberal-dem¨®crata, que s¨ª est¨¢ cargado de argumentos, se desga?ita predicando sin ¨¦xito una campa?a basada en los programas y no en los insultos.Aunque Kinnock haya elegido Escocia, basti¨®n laborista, para iniciar su campa?a, est¨¢ claro que todos los mensajes se dirigen al elector del sureste de Inglaterra. Londres y su ¨¢rea de influencia, la regi¨®n m¨¢s rica y m¨¢s densamente poblada del Reino Unido, tiene la llave de las mayor¨ªas parlamentarias.Por primera vez en casi dos d¨¦cadas, el elector del sureste de Inglaterra, tradicionalmente conservador, puede sentirse tentado por las promesas laboristas o liberal-dem¨®cratas. El impopular poll tax, especialmente gravoso en esa regi¨®n, y los largos 21 meses de recesi¨®n con todas sus consecuencias (familias que han perdido su casa por no poder pagar la hipoteca, desempleo y cierre de peque?as empresas) han afectado seriamente al electorado de los tories.La actitud adoptada por los estrategas conservadores es estrictamente defensiva. Ellos mismos admiten que esta vez s¨®lo pueden presentar tres grandes ofertas; "Menos impuestos, menos impuestos y menos impuestos". Su primer lema electoral ("?Puede usted fiarse de los laboristas?") pretende avivar en el elector el desagradable recuerdo de losa?os setenta, una d¨¦cada laborista de crisis y huelgas.
En ¨²ltimo termino, los tories se presentan al ciudadano como un mal menor, y no como el vigoroso partido de la revoluci¨®n capitalista que capitaneaba Margaret Thatcher.
La incomodidad que la dama de hierro provoca entre sus sucesores -los hombres que la obligaron a dimitir en 1990 tras vitorearla en la convenci¨®n del partido- ha quedado clara en la distribuci¨®n de protagonismo en la campa?a. John Major y sus fieles ser¨¢n onmipresentes y se encargar¨¢n de atacar a los rivales desde las tribunas de los m¨ªtines y las pantallas de televisi¨®n. ?Y Thatcher? La ex primera ministra pasar¨¢ en Estados Unidos casi toda la campa?a, a instancias de su partido, pronunciando conferencias.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.