Una ruina llamada Hait¨ª
Cortes de luz de 20 horas diarias, mientras los especuladores se enriquecen con el embargo
El secretario general de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA), Jo¨¢o Baena, reconoc¨ªa que Hait¨ª se le escapo de las manos a la comunidad internacional porque, una vez implantada la democracia, los paises que estuvieron inicialmente en la cima del proceso que condujo a las primeras elecciones libres de este pa¨ªs caribe?o se olvidaron de ¨¦l. Hoy, cinco meses y medio del derrocamiento de Jean-Bertrand Aristide, el pa¨ªs, que est¨¢ en la banca rota , sufre restricciones diarias de veinte horas de electricidad y ha acelerado una poderosa deforestaci¨®n para conseguir carb¨®n vegetal -fuente de energia primordial-, que en cuatro a?os puede desertizar la isla.
Las restricciones de energ¨ªa el¨¦ctrica, con mayor incidencia en diciembre ¨²ltimo por la falta absoluta de petr¨®leo, han pro vocado aut¨¦nticas cat¨¢strofes, especialmente en los hospitales. Un alto porcentaje de enfermos, en un pa¨ªs que ten¨ªa una espe ranza de vida en torno a los 45 a?os, ha muerto sobre la mesa de operaciones a consecuencia de la falta de fluido. Un alto funcionario de las Naciones Unidas comentaba horrorizado c¨®mo pudo observar en diciembre ¨²ltimo un n¨²mero conside rable de cad¨¢veres de reci¨¦n na cidos en el hospital General de Puerto Pr¨ªncipe depositados en la basura porque los servicios generales del centro carec¨ªan de combustible para que fueran trasladados en autom¨®viles a los diferentes cementerios.
Huir de la miseria
Seg¨²n un estudio de la Agencia de Ayuda Norteamericana (US Aid), la presencia de pacientes en los hospitales durante los tres primeros meses del golpe militar ha registrado una disminuci¨®n del 30%, que en el caso de los centros de salud de Cit¨¦ Soleil o La Saline, un estercolero humano que cobija en pleno centro de Puerto Pr¨ªncipe a 200.000 per sonas que viven en la m¨¢s abso luta indigencia, es a¨²n mayor. El fen¨®meno, que otros obser vadores diplom¨¢ticos adjudican tambi¨¦n a la ausencia de trans porte, se debe, seg¨²n US Aid, a la recesi¨®n pol¨ªtica, al ¨¦xodo masivo de gente, bien fuera del pa¨ªs (s¨®lo hacia Estados Unidos se calcula que han salido legal e ilegalmente 15.000 personas y otro tanto a la Rep¨²blica Domi nicana), bien a la monta?a y al campo, as¨ª como al env¨ªo de ni?os, en un periodo donde no han funcionado las escuelas, a otros lugares del pa¨ªs con m¨¢s posibilidades de subsistencia.A ello hay que sumar el n¨²mero indeterminado de haitianos que, huyendo de la represi¨®n militar, embarcaron, en condiciones de absoluta insegu ridad, en buques con destino a otros pa¨ªses pr¨®ximos lo que ha provocado un considerable n¨²mero de naufragios y muertos a¨²n no contabilizados.
Las restricciones el¨¦ctricas que sufre el pa¨ªs han tenido tam bi¨¦n una incidencia espectacular en la producci¨®n nacional, con el cierre total de las pocas f¨¢bricas y empresas de que dispon¨ªa la maltrecha econom¨ªa haitiana, que antes del golpe ten¨ªa estima da su renta per c¨¢pita en 352 d¨®lares.
En total, el n¨²mero de puestos de trabajo perdidos desde finales de octubre en Hait¨ª, el pa¨ªs m¨¢s pobre del hemisferio occidental, se sit¨²a en 65.000, de una poblaci¨®n laboral principalmente concentrada en la manufacturaci¨®n de muebles y en trabajos agropecuarios relacionados con el caf¨¦ y los aceites esenciales. La p¨¦rdida de em pleos supone, seg¨²n el estudio citado de US Aid, el 57% del total de la poblaci¨®n laboral fija del pa¨ªs.
Los hoteles de Puerto Pr¨ªncipe registran una media diaria de tres a cuatro clientes en los d¨ªas m¨¢s se?alados, y pueden brindarle algunas horas m¨¢s de fluido. el¨¦ctrico gracias a generadores propulsados por motores Diesel, un sistema caro al que han recurrido algunas empresas y f¨¢bricas que todav¨ªa no se han atrevido a para la producci¨®n y cerrar.
El cemento, en su mayor¨ªa de procedencia venezolana, ha pasado de 6 a 26 d¨®lares el saco en venta al p¨²blico. ?ste es un dato significativo que explica la fuerte especulaci¨®n que se est¨¢ ejerciendo sobre productos de primera necesidad.
Al ser un embargo contra el Gobierno de Hait¨ª y no un bloqueo econ¨®mico al pa¨ªs, los comerciantes haitianos se est¨¢n haciendo de oro, porque fletan buques enteros, en su mayor¨ªa procedentes de Miami, con todo tipo de productos, sean de alimentaci¨®n o de electrodom¨¦sticos.
Hoy en Hait¨ª es posible ver en los escaparates de los concesionarios de autom¨®viles los ¨²ltimos modelos del a?o de marcas como Mercedes Benz, BMW y Ford, y contemplar asimilm- o repletas las galer¨ªas de los supermercados en los barrios ricos, con productos casi exclusivamente del exterior, todos con fecha de fabricaci¨®n del a?o, si bien a precios muy superiores a la etapa democr¨¢tica en que gobernaba Aristide. Las licencias de exportaci¨®n, generalmente en manos de militares de alta graduaci¨®n, son f¨¢ciles de adquirir en Puerto Pr¨ªncipe mediante la corrupci¨®n.
La falta de combustible ha impulsado asimismo a la poblaci¨®n casi en general a la b¨²squeda masiva de le?a para cocinar, con-especial agresi¨®n, por falta de conocimiento, a las especies protegidas. La demanda energ¨¦tica est¨¢ produciendo una deforestaci¨®n mensual en torno al 4%. La le?a antes del golpe satisfac¨ªa las necesidades de un 70% de la poblaci¨®n, especialmente la perteneciente al sector m¨¢s desfavorecido, y ahora, con cuatro horas de energ¨ªa el¨¦ctrica al d¨ªa y grandes dificultades para la obtenci¨®n de gas y petr¨®leo, se ha convertido en un recurso general y b¨¢sico para todos los hogares sin distinci¨®n alguna.
Esta masiva b¨²squeda del elemento forestal como fuente energ¨¦tica podr¨ªa provocar una desertizaci¨®n absoluta del pa¨ªs en s¨®lo cuatro a?os.
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