Los cient¨ªficos nucleares rusos, 'contra la pared'
"No se nos puede poner contra la pared, porque cuando alguien est¨¢ contra la pared puede dejarse llevar por un mal impulso". Bor¨ªs Murashkin se queja as¨ª, sobre todo, de sus malas condiciones de vida y de la imposibilidad de moverse libremente incluso dentro de su propio pa¨ªs. El es uno de esos 2.000 o 3.000 cient¨ªficos e ingenieros nucleares rusos que tienen en sus cabezas altos secretos de Estado y que han contribuido decisivamente a que la desaparecida URSS lograra poseer 27.000 ojivas at¨®micas.
Pese a la precaria situaci¨®n, el f¨ªsico Murashkin asegura: "Ning¨²n cient¨ªfico de mi nivel, y los conozco a todos, ha huido de Cheliabinsk 70 para irse al extranjero. Sobre los de Arzam¨¢s 16 he o¨ªdo que uno de ellos pas¨® a Rumania, pero no lo s¨¦ con seguridad".Cheliabinsk 70 es una ciudad secreta de los Urales donde este f¨ªsico trabaja desde 1958. Arzam¨¢s 16, situada en la regi¨®n de Mosc¨², es su hermana gemela. Ambas constituyen el centro neur¨¢lgico del poder at¨®mico de lo que fue la Uni¨®n Sovi¨¦tica, pero ello no impide que tambi¨¦n all¨ª falten viviendas y haya problemas graves de desabastecimiento. "No pensamos irnos, pero consideramos que por nuestra cualificaci¨®n nos merecemos mejores condiciones de vida", insiste Murashkin, un cient¨ªfico que con sus 34 a?os de dedicaci¨®n ha llegado a ser jefe de departamento, lo que le hace merecedor de un sueldo de 2.300 rublos (unas 2.300 pesetas).
Bor¨ªs Muriashkin pertenece al Sindicato de Dise?adores de Cargas Nucleares, una nueva organizaci¨®n con la que estos cient¨ªficos pretenden que se les tenga en cuenta. Por ejemplo, les gustar¨ªa que se les consultara sobre el Centro Internacional de Ciencia y Tecnolog¨ªa que Estados Unidos, Europa y Jap¨®n van a financiar para que los t¨¦cnicos como ¨¦l no se vayan de Rusia. "Hay cosas que hacen que recele de ese centro. Te¨®ricamente, se hace para nosotros, pero no sabemos c¨®mo van a ayudarnos. La ¨²nica informaci¨®n que tenemos la hemos recibido a trav¨¦s de los diarios", lamenta.
60 explosiones nucleares
Este hombre, que ha colaborado con su trabajo en 60 explosiones at¨®micas, parte de la base de que son los propios dise?adores de los artefactos nucleares los m¨¢s capacitados para encontrar la manera de desmantelarlos de forma segura. "?En qu¨¦ va a ayudarme un especialista extranjero si soy yo el que ha ideado la carga? Yo lo s¨¦ todo. Adem¨¢s, a¨²n quedan cosas que hacen de un Estado un verdadero Estado, y una de ellas son los secretos nucleares". Un tanto airadamente, agrega: "No s¨¦ por qu¨¦ este problema no se plantea tambi¨¦n con los especialistas norteamericanos. Ellos tambi¨¦n han de desmantelar sus cargas nucleares. Que me inviten y les ayudar¨¦".Lo que pide Murashkin son medios para poder desarrollar su labor y dep¨®sitos bien acondicionados para mantener con seguridad los artefactos, tanto antes como despu¨¦s de su desmantelamiento; en definitiva, "necesitamos condiciones materiales que no tenemos y que se han de crear". Pero, sobre todo, lo que en estos momentos ans¨ªan ¨¦l y sus compa?eros es "un nivel de vida digno". Y cree que eso costar¨ªa una parte m¨ªnima de los 400 millones de d¨®lares que el Congreso de Estados Unidos ha destinado al desmantelamiento de las ojivas ex sovi¨¦ticas o los 60 millones destinados a poner en marcha el nuevo centro internacional. "Nosotros necesitamos que cada a?o se construyan 50 o 100 nuevas viviendas, y eso no costar¨ªa ahora m¨¢s de 100.000 o 150.000 d¨®lares", explica.
El presidente Yeltsin les prometi¨® una mejora salarial en la visita efectuada el 28 de febrero a Arzam¨¢s 16. "No creo que la subida vaya a ser muy grande, porque la situaci¨®n en Rusia es dif¨ªcil y no se puede hacer todo a la vez", opina Murashk¨ªn.
En la reuni¨®n que mantuvo Yeltsin en Arzam¨¢s 16 participaron ya representantes de la Uni¨®n de Dise?adores de Cargas Nucleares, junto con las autoridades cient¨ªfico-administrativas de la ciudad, seg¨²n relata Murashkin. Con quien no pudo hablar ning¨²n representante del entonces grupo promotor del sindicato fue con el secretario de Estado norteamericano, James Baker, durante la visita que ¨¦ste hizo el 14 de febrero a Cheliabinsk 70. "Corno alternativa, redactamos una carta dirigida a Bush y Yeltsin, y gestionamos que se le hiciera llegar a Baker", explica. Muy brevemente, la nota se?ala que los problemas sociales y econ¨®micos de los cient¨ªficos nucleares siguen sin estar resueltos y alerta sobre las personas y organizaciones que ahora tratan de arrogarse su representatividad sin tenerla. Murashkin dice que, por el momento, "es imposible renunciar totalmente al arma nuclear", pero coincide con los dirigentes rusos y occidentales: "Lo importante es establecer las medidas de seguridad que impidan que caiga en manos de pa¨ªses para cuyos dirigentes la vida humana no significa nada".
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