Solidaridad

Quisiera expresar mi solidaridad y admiraci¨®n a la secretaria Mari Carmen Fajardo, que, seg¨²n publica EL PA?S en su ¨²ltima p¨¢gina del d¨ªa 2 de marzo, ha sido despedida de su empresa por negarse a servir un caf¨¦ nada menos que a 18 ejecutivos que asist¨ªan a una reuni¨®n.Pase que se sirva un caf¨¦ al jefe directo y a las visitas, lo cual es algo que (como dec¨ªan ustedes en un art¨ªculo acerca de las secretarias, publicado no hace mucho) todas hacemos, aunque a ninguna nos gusta, y que, si bien no se especifica en ning¨²n contrato, podr¨ªa entrar en las llamadas normas de cortes¨ªa. Pero de ah¨ª a convertirse en camarera para 18 personas me parece que ya es pasarse. Lo m¨¢s triste del caso es que la negativa de esta mujer acabe en un despido, a todas luces improcedente y que demuestra una vez m¨¢s que las actitudes machistas hacia las mujeres, en general, siguen cambiando muy poco y muy lentamente, y que a las secretarias se las confunde a veces -menos mal que no siempre- con mayordomos (con todo mis respetos hacia ¨¦stos) y no con lo que realmente son: verdaderos colaboradores, sin cuya ayuda seguramente jefes y empresas andar¨ªan patas arriba.

Espero que los tribunales obliguen a la readmisi¨®n, bien merecida, de Mar? Carmen, y aprovecho para felicitar muy sinceramente a EL PA?S por su manifiesta sensibilidad hacia este colectivo, como demuestra la publicaci¨®n con cierta frecuencia, tanto en el diario como en la secci¨®n de Negocios de los domingos, de art¨ªculos y reportajes mostrando la problem¨¢tica e inquietudes de dichas trabajadoras.-