Washington acepta los nuevos Balcanes
El anuncio por Washington de un pr¨®ximo reconocimiento internacional de todas las rep¨²blicas ex yugoslavas en sus fronteras oficiales, hecho por el secretario de Estado, James Baker, pone fin a un largo periodo de inactividad norteamericana en la crisis de los Balcanes. Supone adem¨¢s un giro en la pol¨ªtica norteamericana, que abandona su defensa obstinada de la antigua federaci¨®n de Yugoslavia. Esta apuesta de Washington por el unitarismo bajo hegemon¨ªa serbia anim¨® sin duda en junio de 1991 al primer ministro yugoslavo Ante Markovic y al Ej¨¦rcito a emprender la operaci¨®n militar en Eslovenia y Croacia que supuso el estallido de la guerra.Tambi¨¦n hizo albergar a Belgrado esperanzas de poder contar con el benepl¨¢cito de la gran potencia para sus planes de creaci¨®n de una Gran Serbia. Lo que indujo a Belgrado a bloquear las propuestas de Croacia y Eslovenia para crear una confederaci¨®n de las seis rep¨²blicas yugoslavas.
La enmienda de esta pol¨ªtica va acompa?ada adem¨¢s de una firme apuesta por el respeto de las fronteras oficiales de todas las rep¨²blicas, y refuerza as¨ª la posici¨®n en el mismo sentido expresada por la Comunidad Europea.
El reconocimiento de Croacia y Eslovenia por la CE no ha relanzado la guerra como amenazaban a la comunidad internacional los adversarios de esta medida en Belgrado y otras capitales. Por el contrario, ha creado las condiciones para el despliegue de los cascos azules y ha dificultado as¨ª considerablemente el rebrote de las hostilidades.
El respeto internacional a todas las fronteras debe tener el efecto de disuadir a Serbia y Croacia de aventuras expansionistas a costa de Bosnia-Herzegovina. La comunidad internacional deber¨¢ asimismo dejar claro ante Belgrado que la presencia de los cascos azules no ratifica la ocupaci¨®n de Eslavonia y Banija por el Ej¨¦rcito serbio-federal y que mientras ¨¦sta se mantenga, Serbia ser¨¢ discriminada. El caso de la Krajina, donde existe realmente una mayor¨ªa serbia, ser¨¢ negociable si se mantiene. la paz.
Por otra parte, Croacia y Serbia, ahora en r¨¦gimen de igualdad, pero tambi¨¦n Macedonia cuando acceda al reconocimiento, deber¨¢n demostrar con hechos y leyes su absoluto respeto a las minor¨ªas. ?stas son: serbia en el caso de Zagreb, albanesa y h¨²ngara en el de Belgrado y albanesa en el de Skopje. En caso contrario, sus dirigentes deben saber que condenan a sus Estados a la condici¨®n de parias en el concierto internacional europeo.
Respeto a las minor¨ªas y a las fronteras son los dos fundamentos de una paz en los Balcanes que, en el mejor de los casos, seguir¨¢ siendo fr¨¢gil. Sin embargo, est¨¢ m¨¢s cerca ahora que cuando Estados Unidos y gran parte de los pa¨ªses comunitarios apoyaban -con su defensa de la fantasmag¨®rica Federaci¨®n de Yugoslavia- a las fuerzas mas agresivas de la regi¨®n con sede en Belgrado.
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