Los ¨²ltimos sefard¨ªes
Los jud¨ªos expulsados tratan de mantener viva una cultura conservada a trav¨¦s de los siglos
En el teatro de Jerusal¨¦n, la sala est¨¢ abarrotada. Al fondo del escenario, donde los decorados evocan construcciones moriscas, una gran banderola proclama: "La fiesta de los Meiujasos". ?De qu¨¦ se trata? Todos los a?os, por la misma ¨¦poca (al final del Purim, el carnaval jud¨ªo), los miembros de la familia Meiujas, cuyos antepasados se establecieron en Jerusal¨¦n en 1510, se re¨²nen. Este a?o, cuando se cumple el 500? aniversario de su expulsi¨®n de Espa?a, el encuentro es especialmente solemne. El comit¨¦ organizador hab¨ªa exhortado a todos los Meiujasim (plural hebreo de Meiujas) a que no se perdieran la reunion familiar. Unos 600 miembros de la familia respondieron al llamamiento. Vinieron de los cuatro rincones del pa¨ªs: de Tel Aviv y de Tiberiades, de Haifa y de Beersheva, hasta de Eilath. Para reencontrarse, para recordar, orgullosos de sus antepasados, su herencia cultural.Es posible que el nombre Meiujas se derive del nombre del pueblo de donde proceden, Mijas, cerca de Torremolinos, en el sur de Espa?a. Otra tesis sostiene que ocurri¨® lo contrario: la familia Meiujas, nombre hebreo por excelencia, ser¨ªa la que habr¨ªa dado su nombre al pueblo. Qui¨¦n sabe. En hebreo, Meiujas quiere decir arist¨®crata, descendiente de un antiguo y venerable linaje.
El joven Moshe (Moshiko), de 22 a?os, me muestra, ruboriz¨¢ndose de placer, el certificado que demuestra que pertenece a la familia. Bajo el emblema de los Meiujas figuran su nombre y apellido, y a continuaci¨®n, los nombres de sus antepasados.
Hebreo y judeoespa?ol
Un muchacho alto, de barba poblada y dotado de una melodiosa voz de bar¨ªtono, evoca los hitos de la historia de los Meiujas en tierra de Israel desde 1510 hasta nuestros d¨ªas. Su relato est¨¢ entrecortado por sainetes (sketches), baladas, romanceros, en hebreo y en judeoespa?ol. Una corriente atraviesa la sala. Evidentemente, la mayor¨ªa comprende, conoce estos romanceros. Fabuloso. A 500 a?os de distancia, los sefard¨ªes de Israel, descendientes de los jud¨ªos que huyeron de Espa?a en 1492, han seguido en contacto con la lengua, con la cultura espa?ola. Incluso han conservado una mentalidad espa?ola. La sensibilidad, el orgullo. Se puede ser pobre, pero nunca hay que agachar la cabeza. Vale m¨¢s pasar hambre que mendigar. Como recuerda un dicho judeoespafiol: "Deja primero que te fr¨ªan en aceite y pide limosna despu¨¦s".El ladino, nos explican, es la lengua literaria; as¨ª, la Biblia fue traducida al ladino. El judeoespa?ol, o spanolith en hebreo, es la lengua hablada. Se ha comparado el ladino de los sefard¨ªes con el judeoalem¨¢n de los askenaz¨ªes de Europa oriental. Las dos lenguas, nacidas en la Edad Media, en Espa?a y en Alemania, respectivamente, se desarrollaron y se mantuvieron vivas lejos de su patria de origen. En el ladino, como en el judeoalem¨¢n, hay muchas palabras hebreas, integradas, transformadas, y que suenan a espa?ol en el ladino y a alem¨¢n en el judeoalem¨¢n. Por ejemplo, en judeoespa?ol, a uno que tiene mala suerte se le denomina desmazalado (suerte, en hebreo, es mazal). Y el mismo proceso se encuentra en ciertas expresiones judeoalemanas. Pero el parecido termina aqu¨ª.
Los jud¨ªos que hablan el judeoalem¨¢n, basado en un dialecto alem¨¢n de Franconia, no sienten el menor apego por la cultura alemana, y menos todav¨ªa por Alemania o los alemanes. M¨¢s bien todo lo contrario. Y eso dejando a un lado el genocidio hitleriano. Mucho antes de la guerra de 1940 a 1945, millones de jud¨ªos polacos y rusos que hablaban judeoalem¨¢n, que creaban obras literarias en judeoalem¨¢n, desconfiaban de los alemanes. Detestaban su lengua, no ten¨ªan ninguna relaci¨®n con la cultura alemana. Por el contrario, los jud¨ªos sefard¨ªes siempre se han sentido cercanos a la lengua, a la cultura espa?ola. A pesar de sus desgracias en tierra espa?ola. A pesar de la Inquisici¨®n, a pesar de la expulsi¨®n. Incre¨ªble, pero cierto.
Muchos sefard¨ªes israel¨ªes han empezado hace poco a visitar Espa?a. Casi me siento tentado de escribir revisitar, de lo vivos que son sus recuerdos. Devorados por la curiosidad, recorren el pa¨ªs, se dan cita en Toledo, en Granada, en Sevilla, en Zaragoza, en Mijas, en todos los lugares en los que vivieron sus antepasados hace medio milenio.
Shinuel Behar estaba en Madrid hace seis a?os, acompa?ado por su mujer. ?Le gustar¨ªa al se?or Behar volver a Espa?a y vivir all¨ª? En absoluto. ?Nostalgia? Ninguna. "Me sent¨ª muy bien en Espa?a. Visit¨¦ Mijas. Vi las ruinas de una sinagoga. La gente que estaba por all¨ª me dijo: 'Aqu¨ª viv¨ªan judeos'. Eran cordiales. Me trataron con respeto. Pero yo soy jud¨ªo israel¨ª en cuerpo y alma. Nuestra cultura judeoespa?ola proviene de Jerusal¨¦n". Shmuel Behar, de 84 a?os, decimocuarta generaci¨®n en tierra de Israel, nos dice: "Mi madre no conoc¨ªa m¨¢s que el ladino, el spaniolith. Yo mismo empec¨¦ hablando judeoespa?ol antes de aprender hebreo".
Tendencia general
El se?or Behar tiene tres hijas. Ninguna habla el judeoespa?ol. Sin duda les gusta escuchar baladas y romances en esa lengua. De vez en cuando cogen alguna palabra, una expresi¨®n. Pero eso es todo. El ladino ya no forma parte de su cultura. Las nuevas generaciones est¨¢n completamente hebraizadas. Es la tendencia general. "Mi mujer y yo les hemos hablado siempre en hebreo", cuenta el se?or Behar. Y ya est¨¢ rizado el rizo.Durante 500 a?os, las familias sefard¨ªes en Israel conservaron, cultivaron, cuidaron su lengua, sus tradiciones diferentes.
Hoy, cuando Espa?a y el Estado israel¨ª por fin han normalizado sus relaciones, cuando en ambos pa¨ªses se ha se?alado el aniversario de la expulsi¨®n de los jud¨ªos en Espa?a, acompa?ado por actividades culturales, conciertos, tanto en Toledo como en Jerusal¨¦n o Barcelona -donde ma?ana Nuria Espert dirigir¨¢ un espect¨¢culo con poes¨ªa y m¨²sica sefard¨ª-, cuando se insiste en la riqueza del patrimonio com¨²n, asistimos a la decadencia, si no a la desaparici¨®n, de la lengua, de la cultura judeoespa?ola en Israel.
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