Un jugador que inventaba donde otros produc¨ªan
Cierta vez Jorge Valdano dijo una de las frases m¨¢s certeras que se han o¨ªdo en el f¨²tbol. Era para definir a Juanito: "Todo lo malo que ha hecho en la cancha cabe en un minuto. Pero hay gente que s¨®lo se empe?a en recordar ese minuto". Valdano alud¨ªa a la lista de reclamaciones que se levantaron contra su compa?ero: el desplante y el botellazo de Belgrado, la agresi¨®n a Matth?us, el escupitajo a Stiellke y unos cuantos contenciosos que el jugador resolv¨ªa de la misma manera que jugaba: muy deprisa. La vena abrupta de Juanito exist¨ªa, pero por encima estaba su condici¨®n de futbolista puro. Juanito amaba el juego de una forma febril. Por eso, nunca renunci¨® a disfrutar con el bal¨®n y, por eso tambi¨¦n, aplaz¨® su retirada m¨¢s all¨¢ de lo prudente. Se negaba a dejar el juego de la pelota, a divertirse y divertirnos, y tambi¨¦n a cabreamos. Se resisti¨® a hacerse viejo.Despojado de su condici¨®n de futbolista, probablemente se sinti¨® infeliz. Cuando la edad le traicion¨®, se agarr¨® a lo que estaba m¨¢s cerca de la raya del campo: el banquillo. Ten¨ªa dotes e instinto para adiestrar un equipo, pero siempre dio la impresi¨®n de estar m¨¢s satisfecho con la pelota que con la pizarra. Hab¨ªa nacido para jugar.
Entusiasmo
En un f¨²tbol cada vez m¨¢s cuadriculado, Juanito ten¨ªa el raro privilegio de provocamos entusiasmo. A todos, incluso a los hinchas adversanos. Siempre existi¨® la sospecha de que bajo el odio a Juanito lat¨ªa el miedo a su ingenio. Un ejemplo: durante a?os San Mam¨¦s le dedic¨® insultos, botellas y pancartas. En su ¨²ltima aparici¨®n con el Madrid en la Catedral fue sustituido en los minutos finales del partido. Mientras caminaba hacia la boca del t¨²nel, todo el estadio se levant¨® respetuoso y salud¨® a su viejo enemigo con una ovaci¨®n inolvidable. El temor al gran futbolista hab¨ªa pasado. Quedaba la hora del tributo a su enorme talento.Chamart¨ªn y San Mam¨¦s y todos los campos tuvieron que rendirse a un jugador que dispon¨ªa de todas las cualidades que adornan a los futbolistas geniales: la imaginaci¨®n, la velocidad f¨ªsica y mental, su deseo ganador y muy especialmente su gusto por la sorpresa. Juanito inventaba donde los dem¨¢s produc¨ªan.
Todo lo hac¨ªa a lo grande. Dejaba huella por donde pasaba. Matth¨¢us puede dar fe de ello. Nada pod¨ªa sujetarle, ni los defensas, ni el ¨¢rbitro, ni los micr¨®fonos. Ten¨ªa un talento explosivo, y a veces la dinamita le estallaba en las manos. Nunca quiso los tonos medios. Sus regates eran secos y sus carreras fulgurantes; sus pases llegaban precisos e imprevistos; los remates ten¨ªan un desparpajo adolescente; sus declaraciones eran sinceras y muchas veces inoportunas. Siempre pareci¨® un chiquillo sin ganas de crecer. Por eso amaba tanto al f¨²tbol: porque le gustaba jugar y sorprendemos. Juanito lo logr¨®: siempre nos cogi¨® por sorpresa, incluso a la hora de la muerte.
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