Cambio de tendencia
EL ¨²ltimo bar¨®metro realizado para este peri¨®dico, correspondiente al primer trimestre del a?o, que escudri?a desde un punto de vista demosc¨®pico el tono vital de los espa?oles, adelanta un cambio de tendencia sorprendente y peligroso. Comienza a instalarse en esta sociedad una especie de pesimismo larvado, desconocido desde principios de los a?os ochenta, y que contiene, en una analog¨ªa de sentido amplio, algunas de las caracter¨ªsticas que durante las ¨²ltimas semanas han llevado al psicoan¨¢lisis pol¨ªtico a los franceses.Durante los ¨²ltimos seis a?os, este peri¨®dico ha realizado tal tipo de bar¨®metro trimestralmente, casi siempre llevando buenas noticias al Gobierno de la naci¨®n, ampliamente aprobado por los encuestados. ?sta es la primera vez que los contenidos del sondeo dan un giro, como tambi¨¦n era la primera vez que un flash de urgencia, realizado a las 24 horas siguientes del debate sobre el estado de la naci¨®n, aportaba el dato de que los ciudadanos entend¨ªan que el l¨ªder de la oposici¨®n, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, hab¨ªa estado mejor que el presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez. No deja por ello de ser sorprendente que la primera reacci¨®n de las corrientes m¨¢s miopes del aparato del PSOE haya sido la de matar al mensajero (desprestigiar a este peri¨®dico, acus¨¢ndole de inclinaciones pol¨ªticas) y no de ponerse a analizar, de modo urgente, lo que est¨¢ sucediendo y su grado de protagonismo en ello.
Los espa?oles no tienen buena imagen de la gesti¨®n p¨²blica, esto es, de la acci¨®n del Gobierno. La combinaci¨®n entre el deterioro de los servicios p¨²blicos y la sensaci¨®n de pagar muchos impuestos, unida a la reiteraci¨®n de noticias que relacionan al poder con los negocios, ha hecho que bastantes ciudadanos lleguen a la conclusi¨®n de que el Estado no administra bien (e incluso que "derrocha") y, en el aspecto personal, que su contribuci¨®n a los gastos p¨²blicos supera lo que recibe de las Administraciones. No son optimistas respecto a la coyuntura econ¨®mica y su valoraci¨®n de la situaci¨®n pol¨ªtica es bastante negativa: la peor desde hace 10 a?os. Ello se traduce en un retroceso de las expectativas electorales del PSOE, aunque su distancia respecto al primer partido de la oposici¨®n, el PP, sigue siendo notable. La imagen gen¨¦rica del personal pol¨ªtico es bastante desfavorable, y la de los principales l¨ªderes tiende a deteriorarse lentamente. Se extiende una difusa sensaci¨®n de insatisfacci¨®n, incluso de- irritaci¨®n, especialmente en las grandes ciudades. Tales son los rasgos del retrato ofrecido por el sondeo en cuesti¨®n, que hoy publica EL PA?S.
La actual fase de incertidumbre econ¨®mica se proyecta, ampliada, en el aumento de las opiniones negativas o muy negativas sobre la situaci¨®n pol¨ªtica. As¨ª lo ve el 43% de los consultados. El dato es especialmente significativo si se considera que, por ejemplo, en diciembre de 1988, el mes de la famosa huelga general del 14-D, el porcentaje de personas que calificaban la situaci¨®n pol¨ªtica de mala o muy mala era del 28%, Ese aumento no puede explicarse s¨®lo por razones econ¨®micas. De hecho, gran parte del deterioro pol¨ªtico se ha producido en un a?o, 1991, caracterizado por ser, de entre los de la d¨¦cada, aquel en el que mayor ha sido el crecimiento de la capacidad adquisitiva de los asalariados: 2,44% de margen entre los salarios y los precios.
La hip¨®tesis de que los esc¨¢ndalos hayan podido influir en ese deslizamiento se ve confirmada por el sondeo. Una significativa mayor¨ªa considera que la corrupci¨®n ha aumentado en el ¨²ltimo decenio (coincidiendo, por tanto, con los Gobiernos socialistas), si bien una mayor¨ªa m¨¢s amplia considera que la corrupci¨®n se da por igual en todos los partidos y que la existente en la vida pol¨ªtica se da en igual medida en otros sectores sociales o profesionales. Tambi¨¦n son mayor¨ªa los que consideran que la corrupci¨®n no es en Espa?a mayor que en los dem¨¢s pa¨ªses.
La insatisfacci¨®n con el sistema revelada por las respuestas coincide con el a?o que, tras el derrumbe de la URSS y la victoria aliada en la guerra del Golfo, consagra el triunfo de la democracia sobre cualquier otro m¨¦todo de legitimaci¨®n del poder. Esa aparente paradoja puede no serio tanto: tal vez sea precisamente la ausencia de competencia lo que hace que la democracia liberal pueda ser valorada por sus resultados, y no s¨®lo por comparaci¨®n a otros sistemas posibles. En tal sentido, la consideraci¨®n del grado de cumplimiento de sus promesas por parte de la democracia pasa a primer plano e ilumina con luz nueva incumplimientos que antes se daban por inevitables: respecto a la ejemplaridad de los representantes p¨²blicos, la transparencia de la Administraci¨®n p¨²blica, la igualdad efectiva de los ciudadanos ante la ley. Si tales principios se cotejan con episodios como el caso Guerra, el juicio a los gal o los esc¨¢ndalos relacionados con la supuesta financiaci¨®n irregular de los partidos, entre otros, es posible que se entiendan mejor tanto los numerosos votos cosechados en Francia por candidaturas antes marginales como algunas de las respuestas del sondeo que publicamos hoy.
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