Dibujos sobre negro
Hace unos a?os, Natividad Bermejo se presentaba en la escena del arte con intervenciones escult¨®ricas -de alabastro, goma y poli¨¦ster- directamente inspiradas en la experiencia de la naturaleza. De hecho, sus objetos evocaban formas familiares del universo natural y establec¨ªan correspondencias concretas entre lo constructivo y lo org¨¢nico, entre la geometr¨ªa y lo informe.Un paso m¨¢s all¨¢ encontr¨¢bamos a Natividad Bermejo concentrada ya en los objetos mismos y en su capacidad para adquirir significaciones entrecruzadas. Una de sus piezas m¨¢s llamativas, y ejemplo para suscitar reflexiones complejas con la mayor econom¨ªa de medios, es aquella obra de 1989 consistente en un modesto flexo convenientemente inclinado desde cuya cabeza se proyecta una especie de cono truncado de terciopelo oscuro: un objeto parad¨®jico, una l¨¢mpara que no da luz, sino una opaca sombra azul.
Natividad Bermejo
Galer¨ªa Paral-lel 39. Paz, 23. Valencia. Mes de abril.
Esta obra sola delataba ya la sensibilidad peculiar cuyos resultados estamos viendo en las ¨²ltimas exposiciones de Natividad Bermejo en Barcelona, Madrid y Valencia. Ahora se trata fundamentalmente de dibujos, de muy elaborados dibujos en blanco sobre unos fondos negros dominados por torbellinos circulares a modo de rediograf¨ªas de un agitado cielo nocturno.
Las figuras emergen como fantasmas sobre ese fondo donde el mundo ha sido borrado, siniestramente aisladas como caracteres de un teatro negro: un peque?o rat¨®n blanco, una cabeza de b¨²ho, una mano cuyos dedos son plumas o alas, unos brazos que juegan a los naipes, un eclipse, una constelaci¨®n.
Por supuesto que podemos interpretar estas piezas en clave rom¨¢ntica o surrealista: una herencia insoslayable, tan maltratada por la ret¨®rica como fecunda cuando se la confronta con la necesaria delicadeza. "Pintar la noche", como ha se?alado Agust¨ªn Valle, sigue siendo una de las tareas esenciales de la pintura. Representar la transfiguraci¨®n de los objetos, mostrarlos como apariciones en un contexto de tinieblas es uno de los caminos que quedan abiertos para dotar de concreci¨®n a los conceptos de los que se nutre el arte. Por fortuna, esa noche que Bermejo nos hace ver es una noche en la que no todos los gatos son pardos.
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