La Liga, populismo contra la degeneraci¨®n del sistema
"El conformismo basado en el miedo imperaba hasta ahora en la vida pol¨ªtica italiana. Hemos dado a la gente la posibilidad de salir del gueto". As¨ª se expresaba el s¨¢bado el senador Humberto Bossi, fundador y l¨ªder de la Liga del Norte. Y eso ha sido logrado en ocho a?os de existencia menos una semana: el movimiento de Bossi naci¨® oficialmente el 12 de abril de 1984 en Varese.No se sabe muy bien cu¨¢l ha sido el secreto de este r¨¢pido ¨¦xito. Si se trata de un programa pol¨ªtico rotundo de transformaciones sociopol¨ªticas o bien de la explotaci¨®n de particularismos vigentes en Europa, surgidos de la crisis y que a veces rozan posiciones insolidarias, cuando no racistas. Los rivales de la Liga del Norte dicen, que carece de programa, y que eso lo suple con esl¨®ganes propagand¨ªsticos. Observadorles m¨¢s imparciales indican que estamos ante un hombre, Bossi, que tiene pocas ideas pero muy claras, y que las aplica coneficacia.
Y esas ideas clave pueden resumirse as¨ª, en l¨ªneas generales: federalismo, anticentralismo ("Roma, ladrona") repudio del sistema partitocr¨¢tico, saneamiento del gasto p¨²blico y del despilfarro y, por supuesto, menos impuestos. En realidad, todas ellas se resumen en una sola receta, la federal, que act¨²a como panacea para toda la reforma del Estado.
Guido Passalacqua, de La Repubblica, explica que el secreto de Bossi es haber calado en el sentimiento de insatisfacci¨®n de la gente hacia el sistema de gesti¨®n realizada por los partidos: "Bossi ha interpretado como nadie ese estado de ¨¢nimo; ah¨ª est¨¢ la clave y el m¨¦rito, porque no se puede hablar todav¨ªa de la Liga como de un partido fuertemente estructurado, ni que posea una clase dirigente, en su acepci¨®n cl¨¢sica, en su seno".
Enquistamiento pol¨ªtico
Ese estado de ¨¢nimo deriva de un enquistamiento de la situacion pol¨ªtica italiana, que durante 40 a?os pocas reformas importantes ha logrado sacar adelante. Y que no ha dudado en abrir el grifo del dinero para contentar a las clientelas de la clase pol¨ªtica dirigente, engrosando el d¨¦ficit p¨²blico hasta niveles intolerables si se piensa en los acuerdos comunitarios de Maastricht. Y sin parar de aumentar los impuestos.
El esquema de Bossi puede que, sea simplista, pero le resulta eficaz: el norte industrioso crea la riqueza, Roma se la lleva y la malgasta en el sur. "Miles y miles de millones ha destinado Roma al sur, pero s¨®lo han servido para alimentar a la Mafia, la corrupci¨®n y las arcas de los partidos de la mayor¨ªa, mientras el ciudadano soporta cada vez m¨¢s impuestos y encuentra m¨¢s seca su cartera", ha repetido hasta la saciedad Bossi en sus entrevistas y en los m¨ªtines de la campa?a electoral. Roma-partitocracia-Mafia forman el hilo conductor que explica para el l¨ªder de la Liga el bloqueo de la situaci¨®n pol¨ªtica italiana: el "conformismo del miedo", que dice haber roto la Liga del Norte.
Con el federalismo -tres regiones para Italia: norte, centro y sur-, Bossi aspira a reformar un Estado inserto en una Europa de los pueblos, de las regiones y que se encamine hacia los Estados Unidos de Europa. Roma se limitar¨ªa a ocuparse de los temas de defensa y de pol¨ªtica exterior. El resto pasar¨ªa a ser gestionado por los socios federales. Y Bossi considera que, en esa escala m¨¢s peque?a, se puede reducir el gasto p¨²blico, controlar la asignaci¨®n de recursos y acabar con la corrupci¨®n.
Im¨¢genes err¨®neas
Bossi, en su autobiograf¨ªa Viento del Norte, reconoce haber explotado en sus or¨ªgenes pol¨ªticos el antimeridionalismo de sus paisanos del norte. Esto, junto a las posiciones de su partido a favor de un r¨ªgido control de los flujos migratorios, tanto internos como externos, ha,dado pie a las acusaciones de insolidaridad y racismo de que es objeto la Liga y a su asimilaci¨®n con movimientos de extrema derecha europeos. Para Passalacqua, la Liga del Norte es un movimiento populista al que es err¨®neo situar en una l¨ªnea fascista o de extrema derecha, ya que ambas son al¨¦rgicas a cualquier autonomismo o federalismo.
El bloque social en que se apoya la Liga es muy heterog¨¦neo, y parte del descontento. Con la Liga est¨¢n peque?os empresarios, trabajadores aut¨®nomos -de los 4.500 taxistas que hay en Mil¨¢n, al menos 3.000 son liguistas-, profesionales, trabajadores del campo, asalariados, e incluso est¨¢n empezando a penetrar en los barrios perif¨¦ricos donde se amontonan los emigrantes meridionales. Y ha calado tambi¨¦n entre los j¨®venes, quiz¨¢ por seguir una moda, universitarios o no. Los grandes industriales no quieren o¨ªr hablar de Bossi, ni ¨¦ste de ellos. El n¨²mero de afiliados a la Liga supera los 100.000. Su ascenso corre paralelo a la p¨¦rdida de influencia de las tradicionales organizaciones de masas italianas: la Iglesia y los partidos de la izquierda.
Las intenciones de Bossi para cuando los diputados lleguen a Roma son muy esquem¨¢ticas. S¨®lo trabajar¨¢n con quienes apo.yen las reformas autonomistas: Cuando a Bossi le preguntan si est¨¢ dispuesto a ser ministro, responde, con su amplia sonrisa, que s¨ª, "pero cuando cambie el sistema". Partidario de la elecci¨®n directa y popular del presidente de la Rep¨²blica, pendiente para este a?o, afirma que su candidato es Gianfranco Miglio, el cerebro del movimiento.
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