...Y riesgo alem¨¢n
LOS RESULTADOS de las elecciones del domingo en dos Estados alemanes -Baden-W¨¹rtemberg y Schleswig-Holstein, con unos nueve millones de votantes en conjunto- indican dos fen¨®menos preocupantes: el retroceso del partido democristiano, catastr¨®fico en Baden-W¨¹rtemberg, con una baja de 10 puntos, y el ascenso de los partidos neonazis.Estos ¨²ltimos, pr¨¢cticamente inexistentes en las elecciones anteriores, entran ahora en ambos Parlamentos: en el de Stuttgart, los republicanos, dirigidos por un ex comandante de las SS de Hitler, con el 11% de los votos, y en el de Kiel, la Uni¨®n Popular Alemana, con el 6,5%. Estos dos partidos han centrado su campa?a en lemas racistas contra los extranjeros que, venidos sobre todo del este de Europa, se aprovechan de la legislaci¨®n liberal en materia de asilo que rige en Alemania. El rechazo de los extranjeros, y asimismo de los alemanes del Este que se instalan en el Oeste, es un sentimiento cada vez m¨¢s fuerte. En ¨¦l se apoyan los neonazis, que nunca hab¨ªan alcanzado el porcentaje de los republicanos en Baden-W¨¹rtemberg. No es s¨®lo un dato local, aunque la nulidad del candidato de los democristianos pudo contribuir a hincharlo.
El SPD, si bien salva su Gobierno en Schleswig-Holstein, ha perdido votos en las elecciones del domingo: carece de una figura con carisma capaz de dar al partido el empuje necesario de cara a las elecciones generales de 1993. Como ocurre en otros pa¨ªses europeos, crecen los partidos situados fuera del sistema y se debilitan los dos principales partidos alemanes. Si bien el verdadero derrotado es el democristiano: despu¨¦s de haber perdido el control de tres Estados en los dos ¨²ltimos a?os, ahora pierde la mayor¨ªa absoluta en el ¨²ltimo en que segu¨ªa gobernando. ?C¨®mo va a reaccionar el partido del canciller Kohl ante la fuerte presi¨®n de la extrema derecha? De momento ha declarado que en ning¨²n caso se aliar¨¢ con los republicanos. Sin embargo, ciertos s¨ªntomas -como la reciente invitaci¨®n de Kohl a Kurt Waldheim- indican una tendencia a desarmar a los neonazis con gestos que pueden satisfacerles. Los democristianos ganaron las ¨²ltimas elecciones generales impulsados por el ¨¦xito de la unificaci¨®n. Pero desde entonces sus fracasos electorales han sido constantes. Ahora, ante la creciente presi¨®n de los neonazis, el mayor peligro ser¨ªa que, en el propio partido de Kohl, se reactivasen las corrientes nacionalistas. El da?o para la construcci¨®n europea ser¨ªa enorme.
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